Pretendemos ser un campo abierto donde nuestro conocimiento y cultura se deposite, se discuta y jamás se consolide.
Por eso no pretendemos dar palabras definitivas, sino puntos de vista, miradas, incluso desencuentros.
No como un museo donde contemplamos un pasado que ya fue, sino como un depósito, una reserva de materiales desde los cuales dar respuestas y generar respuestas para nuestra historia del futuro.
Lo que llamamos historia no es algo estático (ya discutiremos eso en más detalle), de ahí que incluso los materiales que tenemos por fijos y definitivos van a ser transformados.
¿Quién sabe, por ejemplo, si un día no parece alguien que nos cuente que su abuelo le contó que un día de primavera allá por 1937, el escuchó un ruido extrañó, se asomó y vio pasar un avión, y lo que pasó luego con ese descubrimiento?
¿No nos ha pasado a nosotros que en ese almuerzo del domingo una tía que se encontraba a gusto y en confianza nos cantó unas coplas de su infancia, y a través de eso descubrimos que son las mismas que escuchamos el año pasado en una tarde de vacaciones en Tilcara? ¿Y luego otro tío nos recordó que en sus tiempos en el carnaval había tres ruedas?
Más de alguien dirá ¿y eso que nos importa frente a los desafíos del presente y sobre todo del problemático futuro, cuando no sabemos como va a funcionar nuestra economía?
Ah, pero es que la historia de 1937 nos enseña que a partir de ese momento, San Pedro subsistió sin la gran riqueza que le duró 50 años. ¿Y como lo hicieron? Bueno, respondiendo a la realidad, como tendremos que hacer nosotros. Y miren ustedes, esa respuesta pasó por abarcar más espacio, no menos…
La historia del pueblo atacameño, ckunsa, lickanantay (*) no es la historia de San Pedro de Atacama. El hecho de que haya más atacameños en Calama no se debe solo a una migración hacia lo urbano, como en el caso mapuche. Calama era una aldea atacameña cuando llegaron los españoles. Como Beter, Toconce y Chiu Chiu, por nombrar solo tres.
Lo que ahora es Chuquicamata, ya era una explotación minera atacameña y Camac Mayu (Río Grande) trabajaba los metales mucho antes que los incas se anexaran políticamente este territorio.
Ni siquiera Podemos ceñir nuestro territorio a un país llamado Chile. Hay mucho más.
Pero aquí no pretendemos volver sobre reivindicaciones territoriales o informes Datura, o peticiones de cientos, miles o incluso millones de hectáreas.
Aquí buscamos entender como se despliega esta nación, desde donde se originan sus lazos y como es que realmente habitamos un territorio. Que no significa ser dueños. O si. Pero no de la forma en que se entiende la posesión occidentalmente.
Temas largos, temas complejos. Temas que nos encantan por eso mismo.