El evento tuvo como objetivo potenciar el sector gastronómico y hotelero de la capital regional. (Foto: SQM).
Las características especiales del Vino Ayllu tienen relación con el concepto de Terroir (Foto: SQM).
La ocasión que fue acompañada con exquisitos platos para marinaje (Foto: SQM).
Una experiencia única vivieron los asistentes a la primera Cata de Vino Ayllu realizada en Antofagasta por productores locales y SQM, quienes a través de una degustación tuvieron la oportunidad de conocer el Desierto de Atacama a través de los sentidos.
El evento tuvo como objetivo potenciar el sector gastronómico y hotelero de la capital regional con un producto desarrollado a más 2.400 metros de altura por agricultores de San Pedro de Atacama, Toconao y sector de Celeste, en una propuesta que combina innovación con la tradición ancestral de la zona para dar vida a un producto gourmet con altas proyecciones de negocio.
La ocasión que fue acompañada con exquisitos platos para marinaje, el enólogo Alvaro Peña, hizo un recorrido por las distintas variedades de vinos producidas en el desierto más árido del mundo, con una constante interacción con los asistentes quienes opinaban y consultaban sobre esta atractiva propuesta.
La degustación reunió a autoridades, ejecutivos de SQM y parte del equipo del programa Atacama Tierra Fértil, junto con una delegación de agricultores de Vino Ayllu, quienes compartieron con representantes de mundo gastronómico y hotelero local.
El seremi de Agricultura, Jaime Pinto, destacó esta iniciativa y valoró la importancia que tiene “este vínculo del mundo privado con los agricultores de Toconao, una comunidad atacameña que ancestralmente producía vinos y mantiene la producción hasta el día de hoy, pero con un enfoque más gourmet, que además de difundir sus productos permitirá dar a conocer la cultura local y el entorno donde hoy se cultiva, lo que abre muchas expectativas para la comunidad”.
En tanto, el enólogo, Alvaro Peña, comentó que esta alianza permitirá potenciar un “producto único” propio de la zona, en un lugar muy visitado por extranjeros y profesionales de otros países debido al desarrollo minero, quienes podrían interesarse por este producto particular y desarrollado en un escenario tan particular como es el Desierto de Atacama.
El experto explicó que estas características especiales del Vino Ayllu tienen relación con el concepto de Terroir, que en el mundo del vino se asocia a la técnica, los efectos del clima y el suelo, además del tipo de planta, variables que en el caso de los productores de Toconao son muy distintas a la industria vitivinícola tradicional.
“Debemos considerar que el clima de Toconao es muy distinto a otros lugares del mundo. El saber del hombre está asociado a agricultores que no hacen un producto masivo, sino que un vino único y que las plantas utilizadas se expresan en forma muy particular en ese lugar” detalló Peña.
Asimismo, explicó que beber este vino evoca sensaciones espectaculares, relacionadas con la experiencia de conocer el desierto y comprender que en él puede desarrollarse este brebaje con características únicas y atractivas para los paladares que buscan nuevas experiencias.
Mientras que el productor y emprendedor turístico, Wilfredo Cruz, manifestó que “estamos produciendo vino a 2.400 metros sobre el nivel del mar, lo que hace de este producto un vino único, que no se da en ningún otro valle de Chile. Nuestro vino tiene sabores, aromas y características diferentes, porque tenemos un clima muy adverso, con temperaturas muy altas de día y muy frio de noche, por eso la planta se estresa y saca los mejores sabores, todo sumado a un mayor producción que nos permite hoy poder realizar esta cata”.
El gerente de Sustentabilidad de SQM, Pablo Pisani, precisó que “para nosotros es un gran éxito lograr tener estos vinos y exhibirlos en Antofagasta a un grupo seleccionado de hoteles y restoranes. Llevamos desde 2008 trabajando con los agricultores que han logrado productos excepcionales que han sido distinguidos por sus atributos propios de la zona, rescatando características propias como la altura, el Desierto de Atacama y la producción por agricultores atacameños”.
El ejecutivo agregó que el equipo de Atacama Tierra Fértil de SQM y los productores de Vino Ayllu (que suman 19 agricultores y una asociación indígena) han logrado escalar su producción, que partió el 2008 con un promedio de 400 botellas y que hoy alcanza las 6.800 unidades en la cosecha 2015. Para los próximos dos años, Pisani proyectó que esperan romper la barrera de las 10 mil botellas, mientras que para 2019 el desafío es llegar a las 14 mil o 17 mil unidades. “Con esos volúmenes creemos que estamos muy habilitados para poder lograr mayores ventas en otros espacios de la región”, advirtió.
El Programa Atacama Tierra Fértil fue implementado por SQM en 2008 con el objetivo de desarrollar junto a las comunidades en el entorno del Salar de Atacama, un plan de fomento Agrícola Sustentable, innovador y rentable, orientado a mejorar la calidad de vida y las proyecciones de negocio de los agricultores, respetando la tradición agrícola y ancestral de estas localidades.
Degustación
La degustación se inició con un Moscatel de Alejandría seco, producido por Luisa Toroco, el cual se disfrutó con una causa limeña y un ceviche. Tras conocer esta variedad blanca, fue el turno de los tintos con un Petit Verdot de las viñas de Wilfredo Cruz, que fue calificado por el especialista, Alvaro Peña, como un vino de buen color, gran acidez y muy fácil de beber.
El siguiente vino fue el de la producción de Juan Espíndola, quien se especializa en la cepa País, que se caracteriza por ser la más antigua en Chile (ingresada en tiempo de la Colonia) y que hoy está generando un gran interés en el extranjero por la tendencia del público a preferir vinos naturales.
Siguiendo la línea de los tintos, fue el turno de la cepa Syrah de la producción de Héctor Espíndola y un Malbec de la cosecha de la agricultora Rosa Zuleta, ambas descritas por el experto como vinos de gran estructura, equilibrio y amabilidad, los que fueron marinados con carnes rojas. La última copa marcó el retorno a las variedades blancas, con un Moscatel Dulce, también de la producción de Luisa Toroco, que fue degustado con un exquisito y fresco postre de maracuyá.