El chileno Rodrigo Martínez De Los Ríos es un hombre de ciencia, sediento por encontrar respuesta ante la antigua incógnita de cómo se formó la Tierra.
A pesar de ser biólogo marino de formación, esa curiosidad lo lleva a convertirse, desde hace tres décadas, en un cazador de meteoritos, pues considera que en ellos podría encontrarse más pistas sobre el origen del planeta.
Desde enero de 1983, y hasta la fecha, Martínez De Los Ríos ha recolectado cerca de 3 mil 200 fragmentos de meteoritos que han caído del cielo sobre el desierto de San Pedro de Atacama (Chile), una de las zonas más ricas en meteoritos del mundo entero.
Por ello, decidió crear, justo hace cuatro años, el Museo del Meteorito de San Pedro de Atacama, el cual dirige, con el objetivo de educar a los visitantes sobre la formación del sistema solar, mediante la exhibición de piezas de meteoritos que son claves para su explicación, explica en entrevista a este medio tras brindar un taller didáctico en el país sobre meteoritos. El seminario fue organizado por Luis Velásquez y Joaquín Fábrega, miembros de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía.
Además, Martínez De Los Ríos desarrolló un laboratorio para el análisis de meteoritos que le permite hacer una clasificación preliminar de estas rocas, para luego enviarlas a instituciones internacionales que los certifican.
Martínez De Los Ríos explica que los meteoritos son el registro que quedó de la formación del sistema solar, los cuales pueden ser fragmentos de la nebulosa protoplanetaria que comenzó la formación del sistema solar, hasta fragmentos de asteroides, e incluso, pueden ser fragmentos de planetoides, o fragmentos de planetas. “Nos han llegado meteoritos a la Tierra que son trozos del planeta marte o de nuestra Luna”, afirma.
De los 3 mil 200 fragmentos de meteoritos que ha recolectado, ¿cuántos fragmentos exhibe en el Museo del Meteorito?
En el museo se exhiben 77 ejemplares. Estos fueron escogidos para que el museo, al ser didáctico, cumpliera el objetivo de narrar la historia de la formación de la Tierra, que es un planeta rocoso que se forma a partir de meteoritos, y tenemos la secuencia completa de esto. (...) Esa sección es el corazón del museo. Hay otras áreas que explican cómo ingresan los meteoritos a la Tierra, cómo los buscamos, cómo se hace la recolección, y finalmente se toca el tema de la vida. En el Museo del Meteorito se guarda la memoria de nuestro sistema solar.
¿Cuántas piezas trajo a Panamá para el taller?
Cerca de 200 piezas.
¿Dónde conserva el resto de los miles de fragmentos de meteoritos?
La gran colección la tenemos en Coquimbo, que es una ciudad costera en Chile. En ese lugar, tenemos el laboratorio de análisis preliminar de los meteoritos, y ahí también se encuentra la gran bodega que alberga la colección.
¿Qué instituciones científicas certifican que sus piezas encontradas son meteoritos?
No tenemos los medios ni los instrumentos para hacer la analítica profunda, nosotros solamente nos basamos en una analítica preliminar. Por ello, todo el respaldo científico de este museo se basa en tres instituciones, que permanentemente certifican nuestros meteoritos: la NASA, la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos), y el Cerege (Centre de Recherche et d’Enseignement de Géosciences de l’Environnemen, por su siglas en francés), que es un brazo de la Universidad de Marsella, en Francia.
Cuando nosotros encontramos un fragmento de meteorito, tenemos que hacer un corte y enviar la muestra para la prueba analítica. Cuando ellos terminan el trabajo de investigación, lo publican en la Meteoritical Bulletine, que es la revista oficial donde queda certificado un meteorito. Además, ¡algo bueno es que no nos cobran por ello!
¿En cuánto podría estar valorada su colección?
Como dato preliminar, esta colección podría estar valorada en alrededor de 25 millones de dólares, según el avalúo que se maneja con los precios de hoy en día.
¿Ha pensando alguna vez en venderla?
Le explico: por ejemplo, hay meteoritos que hemos encontrado que surgen de caídas masivas, de los cuales tenemos muestras suficientes como para vender sin dañar la colección. En ese sentido, de hecho, hasta hemos fabricado piezas de joyería a veces con ese tipo de meteorito, porque hay un excedente. Pero también hay meteoritos que son escasos, que tienen un valor científico inalcanzable, y por supuesto, los valoramos como tales, y con estos no se comercializa.
¿Qué época y qué momentos del día son los mejores para cazar meteoritos?
El desierto de San Pedro de Atacama es bueno todo el año para ello. Sí, hay horas en que se facilita la búsqueda. Por ejemplo, los amaneceres y los atardeceres son los mejores, porque en esos momentos no se produce brillos en las demás piedras, destacándose mejor fragmentos de meteoritos en esos momentos, al producirse en ellos un efecto de luz y sombra. El mediodía, por su parte, es pésimo para buscar meteoritos.
Cuando se encuentra un nuevo fragmento de meteorito, ¿qué es lo primero que siente y qué hace inmediatamente con él?
Como se trata de la ilusión de un cazador de meteoritos, es una alegría incomparable encontrar uno. Al hallarlo, primero, se toma su posición exacta con un GPS. Luego se hacen las fotografías de rigor antes de tocar la pieza. Después se etiqueta, se envuelve y se guarda para llevarlo al laboratorio preliminar y empezar a hacer ese primer estudio y luego se envían las muestras a las mencionadas instituciones para su clasificación profunda.
¿Cómo lucen los fragmentos de meteoritos?
Los condritos, que son los que más nos golpean, lucen como una piedra común y corriente por fuera; sin embargo, cuando le aplicamos un corte y vemos su interior, se encuentran estructuras que son típicas de los meteoritos, que no las encontramos en un asteroide, y esto nos facilita mucho el poder identificarlo.
¿Cómo los encuentra?
Cuesta un poco el hallazgo de un meteorito, pero como ellos tienen contenidos altos en hierro, un imán nos permite evaluar el terreno, y al tocar uno, lo atrae, lo que hace que se diferencie de las rocas terrestres. Y así vamos descubriendo algunos truquitos que nos ayudan a realizar esta búsqueda.
Usted es biólogo marino y cazador de meteoritos. ¿Como estas facetas se complementan?
Siempre tengo la esperanza de encontrar meteoritos, ya que estos se relacionan con la vida en algún momento. Hemos tenido cercanía con estas evidencias de vida extraterrestre, y allí la faceta como cazador de meteoritos se complementa con la biología. Un biólogo marino también tiene la curiosidad, ya que aun con todos los estudios de biología que hay hasta el día de hoy de biología, conocemos muy bien cómo funciona la vida en todos sus parámetros de bioquímica, profundamente y muy bien, pero fíjese que hasta el día de hoy no se sabe cómo se inició la vida. (...) Sabemos mucha biología, pero no sabemos nada de los inicios, y estos meteoritos empiezan a explicarnos sobre nuestros inicios. Cuando entendamos estos conceptos, quizás, podríamos replicar la vida.
Cada vez que usted ve una estrella fugaz dibujarse en el cielo, ¿qué deseo pide?
¡Encontrar otro meteorito!