Este no pretende ser un análisis político. No nos vamos a enredar con números de votantes ni con las tácticas de unos y otros, algunas obviamente acertadas y otras equivocadas o fallidas.
Constatamos un hecho simple, por ahora.
Ganó Zuleta, no estrechamente sino por una amplia mayoría.
Así que los estuvimos y estamos en su contra (políticamente, claro) buscamos una explicación. ¿Porque una mayoría de votantes está con él y el sistema que el maneja y también lo manipula? Sistema del que ya hemos hablado suficiente como para volver a extendernos: Lo resumimos en cuatro conceptos: prepotencia, opacidad, ineptitud y codicia.
De estos tres conceptos, vamos a detenernos brevemente en la codicia.
La codicia es no solo la voracidad de agarrar, de acaparar; también es el terror pánico de NO tener. La codicia es una de las drogas que nos hacen sentir que tenemos el futuro asegurado. Como toda droga, hay que estar cada vez metiéndose dosis más grandes.
Un ejemplo: Cuando algunos dicen, quiero una solución habitacional no está refiriéndose a un lugar donde construir una casa para su familia, sino un terrenito de ochocientos metros cuadrados, donde levantar su pequeño emprendimiento. En otras ciudades del país, en ochocientos metros cuadrados el estado de Chile te construye 20 departamentos, para dar solución a gente que, si, también puede estar esperando por años y años.
Así que cuando un candidato te promete tu terrenito, ¿porque no? Después de todo es solo un voto ¿como sabemos si esta vez SI resulta y SI me llega?
Codicia.
Algunos se sorprendieron de que ganara Zuleta. Obviamente no debieron. Las motivaciones de mucha gente son así de simples.
Otra cosa es pensar o creer que no hay otras opciones. En el fragor de la competencia electoral, en la cantidad de trabajo e involucramiento que requiere una campaña, uno tiende a sobredimensionar la importancia de un alcalde.
Tampoco lo subestimaremos. Pero recordemos, en este territorio hay muchas fuerzas operando. Por lo demás, debemos dejar de lado la ingenuidad y asumir que la gobernanza de este territorio se hace desde el centro, es decir Antofagasta e incluso Santiago.
Insistimos en una idea fija: No da lo mismo quien es el alcalde. Pero el cambio y las mejoras sociales no pasan por dejar todo en manos de los cargos administrativos. Si o si, si quieres un mundo mejor, tienes que organizarte, involucrarte, dar la pelea, meter los pies en el barro.
En un terreno más espiritual, si podemos llamarlo así, recordemos que no se decreta una verdad mediante votación. Existe una ética y una moral, una integridad que no puede ser vencida por un sufragio. Hay cosas que son o que no son. Como la verdad. La bondad. La justicia. O la honra. La maldad, la deshonestidad, la rapiña, etc.
Ninguna corrupción puede ser validada por una votación. El ganador de hoy podría llegar a ser la mejor muestra de eso.
Vienen tiempos muy complicados, porque vamos a ver el incumplimiento de promesas y la continuación de la decadencia que ya existe, aunque no queramos verla.
Por ejemplo, el agua sigue saliendo escasamente de las llaves del ayllu de Solor, y en la soberbia y arrogancia de un sistema que se cree autorizado por una votación favorable, no es probable que eso se arregle pronto.
No tenemos muchas esperanzas de una mejora. Ojala nos equivoquemos, porque nadie quiere vivir en un lugar en crisis.
Vienen días, semanas, meses, años complejos.
Estamos al final del ciclo favorable del litio, como alguna vez esta región vio el final del ciclo favorable del salitre. El turismo es una frágil pista de hielo en la que cada vez echamos pesos más grandes. Solo para mencionar dos áreas que creemos que nunca van a terminar de surtir la economía de San Pedro. Pero eso es un error. Todo termina.
Esto no es profecía, es solo historia.
Bienvenidos a los tiempos interesantes.