Su nombre, significa en lengua kunza “Cerro Paniri”. El volcán Paniri está considerado como un cerro macho que protege a quienes están a su alrededor y en honor a Tomás Paniri, héroe de la comunidad atacameña que luchó contra los españoles. Créditos imagen: Calamavibra
A solo 30 kilómetros de Calama, en el silencioso pueblo de Chiu Chiu, una cúpula blanca destaca bajo el cielo más limpio del mundo.
No es un observatorio convencional: el Paniri Caur es un puente entre la tecnología moderna y la sabiduría ancestral atacameña.
Aquí, los telescopios no solo apuntan a las estrellas, sino que también revelan cómo los antiguos habitantes del altiplano interpretaban el cosmos, integrando su calendario, agricultura y espiritualidad con los movimientos celestes.
Ciencia y tradición bajo un mismo cielo
Fundado en 2006, este proyecto nació para rescatar una cosmovisión donde el sol, la luna y las estrellas eran mucho más que puntos luminosos. Paniri Caur va más allá de la observación con telescopios.
Su propuesta incluye rutas arqueoastronómicas, donde los visitantes recorren petroglifos, cerros sagrados y antiguos poblados, descubriendo cómo las culturas andinas alineaban sus construcciones con los solsticios o usaban las constelaciones para predecir lluvias.
“Las personas han encontrado muy interesante esta propuesta de turismo astronómico, abarcando un aspecto de la historia que permite conocer la incidencia que tenían el cielo, el sol y las estrellas en toda la estructura de vida de los lickan antay, muy diferente a la de los occidentales”.explica Silvia Lisoni, fundadora del observatorio, en una nota de Turismo Astronómico.
Un observatorio para todos los públicos
El observatorio abre sus puertas a personas de todas las edades, desde niños de 5 años hasta adultos mayores, y se adapta a diferentes intereses y niveles de conocimiento.
Ofrece cursos básicos de astronomía y astrofotografía, así como tours especializados para grupos escolares y turistas extranjeros.
Además, cuenta con servicio de transporte desde Calama, facilitando el acceso a esta experiencia única.
La artesanía local también es parte esencial del proyecto. Piezas en lana, piedra y cobre, elaboradas por comunidades del Alto El Loa, complementan la experiencia, permitiendo que los viajeros se lleven consigo no solo el recuerdo de una noche estrellada, sino también una pieza de la cultura atacameña.
Un proyecto con historia y futuro
Lo que hoy es un referente del turismo astronómico en Chile comenzó como una idea impulsada con el apoyo de Corporación Incuba2, Sercotec y Corfo.
Desde entonces, ha crecido hasta consolidarse como un espacio donde tradición y tecnología conviven en armonía.
Para quienes buscan una experiencia astronómica diferente, donde la observación del cielo se entrelace con relatos ancestrales, el Paniri Caur se alza como una puerta abierta al universo y a las raíces de los pueblos andinos.