Este taller, que rememora la antigua práctica de hacer coronas de flores de papel para honrar a los seres queridos que ya no están, es un homenaje a la riqueza cultural de la región. Con su origen en la época de esplendor del salitre, esta tradición llegó a todos los rincones del norte del país, incluido San Pedro de Atacama. Un arte fúnebre que, a pesar del clima extremo, sigue llenando de color y vida los recuerdos de aquellos que partieron.
“Este taller ha sido una experiencia maravillosa para nosotras. Nos ha ayudado a unirnos más como grupo, a compartir momentos de alegría y a revivir nuestras tradiciones. Agradecemos profundamente a Carolina y Claudia de SQM, quienes nos han apoyado en esta iniciativa tan bonita”, comenta Cristina Rojas, presidenta del Club Achache Amauta, con una sonrisa que refleja la satisfacción del grupo.
La iniciativa fue posible gracias a una colaboración entre el equipo de relacionamiento comunitario de SQM Litio y el Club de Adulto Mayor. Las participantes, emocionadas y agradecidas, pudieron aprender a crear flores que no solo decoran, sino que tienen un profundo significado cultural.
Patricia Berna, profesora del taller, junto a su hermana Alejandra, compartieron los conocimientos que les transmitió su madre, quien les enseñó este arte que hoy sigue vivo. “Es un honor poder enseñarles a las chicas lo que mi mamá nos enseñó. Ver cómo ellas se entusiasman y disfrutan este proceso, es una gran alegría”, señaló Patricia.
El trabajo en conjunto con SQM Litio ha fortalecido los lazos comunitarios, creando un espacio seguro y creativo para los adultos mayores, fomentando las conversaciones que trajeron a la memoria viejos tiempos entre sus participantes. Carolina Chocobar, asistente de relacionamiento comunitario de SQM Litio, dijo que “Para nosotros es un honor ser parte de actividades como esta, que no solo celebran tradiciones, sino que también permiten que las generaciones compartan sus recuerdos y conocimientos en un entorno colaborativo y lleno de cariño.”
Las cuatro sesiones del taller coincidieron con la fecha del 1 de noviembre, haciendo que cada flor que se elaboró tuviera aún más significado. Con cada pétalo, las participantes recordaron a quienes ya no están, pero que siguen vivos en sus corazones y en cada flor que crearon con tanto amor y dedicación.
Un espacio para revivir la tradición, sino también una oportunidad para fortalecer la comunidad, compartiendo momentos de aprendizaje y camaradería, que sin duda quedarán en el recuerdo de todas las participantes.