La escuela E-21 es la estrella de Toconao

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 12 de octubre de 2012 Visto 289 veces
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Muy poco después de que la dirección de la escuela básica E-21 de Toconao (localidad a 356 al este de Antofagasta, II Región) decidiera incorporar la metodología de Educación en Ciencias basada en la indagación (ECBI), los niños les perdieron el miedo a las ciencias.

Era sin duda una modificación importante en la forma de enseñanza a la que estaban acostumbrados, pero los resultados comenzaron a manifestarse en tan poco tiempo que el entusiasmo terminó por imponerse.

Uno de los más satisfechos es el director del establecimiento, Eduardo Navarrete: “fue muy motivante que los niños empezaran a ver cosas prácticas, hacían experimentos por su cuenta y veían los resultados; con estas nuevas experiencias las clases eran más participativas, y ellos querían tener ciencias todos los días”, dice.

Recalca que sus pupilos han logrado desarrollar la observación y el lenguaje: “Ahora tienen la posibilidad de observar directamente la naturaleza, sacar conclusiones y desarrollar informes, tal como hacen los científicos profesionales”.

Las cosas se facilitaron gracias a un acercamiento con los científicos de ALMA, la red de 66 antenas de alta precisión instalada en el norte de Chile, cuyo acuerdo contó con la supervisión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

Escolares panaderos

La enseñanza de las ciencias, de acuerdo a este método, ocurre a través de unidades de aprendizaje por cada nivel, enfocadas como un proceso. Por ejemplo, para entender de dónde sale el pan, los más pequeños plantan trigo; después aprenden el ciclo de la planta y cómo cosecharla, para luego interiorizarse en el amasado y horneado, con el apoyo de los papás, que aportan las recetas ancestrales.

Una de las ventajas del sistema es que resulta más fácil involucrar a los apoderados. Cuando los niños reciben la responsabilidad de cultivar una planta en la casa, la familia entera asiste a la actividad. También se trabaja con pequeños animalitos, como grillos, tortugas y otros, que deben ser alimentados y cuidados. Las salidas a terreno son otra parte importante de la enseñanza. Allí aprenden a reconocer qué insectos predominan más en un árbol que en otro, por qué se caen las hojas y cómo registrar estos eventos para apreciarlos mejor. “Trabajamos con planificaciones muy bien estructuradas (añade el director), desde el nivel de transición mayor a 8° básico, actualizadas de acuerdo al currículo vigente”.

Al final de cada semestre tiene lugar un evento muy esperado por los alumnos: una clase magistral, realizada por ellos como resumen de lo aprendido. Aquí asisten los padres, científicos de ALMA y público general, e incluso se invita a escuelas de otros pueblos cercanos.

Fue seguramente gracias a todas estas actividades que la escuela básica E 21 de Toconao subió 14 puntos en la prueba SIMCE de comprensión del medio, convirtiéndose en el orgullo de la comuna. En opinión de Eduardo Navarrete estos resultados son fruto de un trabajo que abarca muchas áreas: “Se realizan controles periódicos y pruebas de nivel dos veces al año, a fin de detectar las deficiencias y saber dónde hay que reforzar. Hay una hora de biblioteca, más 10 minutos de lectura cada mañana que van acompañados por preguntas de comprensión lectora”, detalla.



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