Comunicado de Comunidad Lickanantay Atacameña de Peine que rechaza concesión estatal a empresas de energías renovables

Envie esta Noticia Version de impresion de esta Noticia Publicado el 13 de abril de 2023 Visto 958 veces

COMISIÓN NACIONAL DE ENERGÍA Y BIENES NACIONALES CONCESIONAN TERRITORIOS INDÍGENA LICKANANTAY PARA EL NEGOCIO DE ENERGÍAS RENOVABLES

El pasado jueves 30 de marzo de 2023, la COMUNIDAD INDÍGENA ATACAMEÑA DE PEINE ha designado a su Directiva manifestar públicamente su rechazo con lo establecido por la Comisión Nacional de Energía, a través del Plan de Expansión del Sistema de Transmisión Nacional, en que se designa a nuestro territorio ancestral lickanantay de Peine como zona de expansión para el negocio de energías renovables no convencionales (ERNC). En este momento, nuestra subcuenca Salar de Puntas Negras y Salar de Imilac, este último acuífero protegido (1), se encuentra siendo invadida por una colonización energética que pretende establecer un polo de expansión de energía sin contemplar estudios de impacto ambiental y sin procesos de consulta indígena como lo establece el Convenio N°169 OIT y a su vez, contradiciendo el lineamiento N°1 del Capítulo Indígena de la Política Energética 2050 denominado “desarrollo energético garantizando el respeto de los derechos de los pueblos indígenas”.

Siguiendo la orientación técnica de la Comisión Nacional de Energía, el Ministerio de Bienes Nacionales ha expoliado nuestro territorio indígena y establecido una cartera de Concesiones Onerosas de Inmuebles Fiscales para Desarrollo de “Proyectos de Energía Renovables No Convencionales (ERNC), en las Regiones de Antofagasta y Atacama”; es así como actualmente se han concesionado 5 paños en nuestro Salar de Imilac (2), más una subestación y línea de transmisión eléctrica (Monte Mina-Parinas), esperando una capacidad instalada de generación de ERNC de 1200 mega watts (MW) al año 2025, la que aumentará a 4.480 MW el año 2030 y finalmente superará los 6.000 MW el año 2035.Teniendo clara la magnitud de dicho escenario y una intervención de cerca de 3.000 hectáreas, sin duda se generarán impactos ecosistémicos y socioambientales no solo en el sector mismo sino que en las prácticas de ocupación efectiva del territorio lickanantay de Peine.

En este aspecto, hacemos notar que la construcción de estos parques fotovoltaicos y eólicos presentan características industriales, pues como cualquier actividad de explotación de la naturaleza interviene en la composición física, química y biológica del suelo, además de requerir grandes volúmenes de agua -por ejemplo, humectar caminos-, además se debe tener en cuenta que se trata de extensiones enormes de territorio, considerando las plantas y/o parques, la infraestructura de conectividad, transporte y distribución de energía. Estas obras se inscriben en el proceso de transición energética global, el cual se sustenta en la explotación insustentable de minerales como cobre y litio, intensificando la explotación de nuestros acuíferos y profundizando el daño ecológico en nuestros salares altoandinos.

Ante lo cual debemos sumar los impactos en los ciclos migratorios de las aves y, en consecuencia, en la cadena biótica y en los procesos de polinización, impactando los equilibrios ecológicos a escala local y en términos sistémicos en la cuenca del Salar de Atacama. También nos preguntamos cuál es la vida útil de la tecnología que se utiliza en estos procesos, por ejemplo, de paneles, baterías, etc., y a dónde van esos residuos industriales; sólo esperamos que nuestro desierto no se transforme en el basurero de las energías renovables. Asimismo, nos preocupa la salud de nuestro pueblo, ya que el transporte de dicha energía a través de líneas de alta tensión produce la ionización del aire situado alrededor del cable de la línea, causando la emisión de ruido, interferencias de radiofrecuencia o la generación de ozono troposférico; un gas tóxico con repercusiones importantes en la salud humana (3). Todos estos impactos no son externalidades negativas aisladas, sino que afectaciones directas.

A pesar de esta afectación directa, el sistema de evaluación ambiental sólo ha solicitado a dichas inversiones declaraciones de impacto ambiental (DIA), lo cual reiteramos no contemplan estudios ni procesos de consulta indígena. En este aspecto, cuestionamos la narrativa de colonialismo energético que se presenta como limpias e inocuas, ya que sólo la construcción de los proyectos como mencionamos anteriormente se extiende en cerca de 3 mil hectáreas, efectuando una intervención monumental en los ecosistemas y la pérdida de usos territoriales de parte de la Comunidad, ya que se construyen cercos por donde se detiene el tránsito de la vida humana y no humana.

La Comunidad Indígena Atacameña de Peine, en estos meses se encuentra absolutamente presionada por las gerencias de relacionamiento comunitario de las empresas y consorcios nacionales y transnacionales que se pretenden instalar en el territorio, teniendo incluso que efectuar desalojos de campañas de levantamiento de información biofísica y arqueológica que se habían instalado en el Salar de Imilac sin autorización de la Comunidad. Ante dicha situación interpelamos al Estado de Chile por concesionar un territorio indígena y proyectar una generación energética planificada desde las oficinas tecnocráticas de Santiago sin considerar las condiciones y usos territoriales de la comunidad lickanantay de Peine. En esta lógica no sólo evidencia un desconocimiento de las dinámicas culturales de nuestro pueblo, sino que constatamos que se privilegia la razón tecnocrática de organismos como la Comisión Nacional de Energía, y a nosotros como pueblo indígena se nos delega la responsabilidad de establecer relaciones de acuerdos con estas empresas, donde el Estado se desliga y no asume la responsabilidad que le compete a sus organismos públicos, en este caso, el Ministerio de Energía, el Ministerio de Bienes Nacionales, el Ministerio de Medio Ambiente y la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI).

Finalmente, para la opinión pública en general, les manifestamos que la actual colonización energética en nuestro territorio no va a solucionar la pobreza energética que viven los pueblos lickanantay como Peine y otros que no tienen acceso a energía eléctrica para uso domiciliario o residencial (4), sino que responde a las necesidades de los sectores industriales que representan el 73% de la demanda a nivel nacional, principalmente industria y minería (40%) transporte (33%) y para exportación. En efecto, quisiéramos manifestar que el discurso de la transición energética está plagado de mitos ecoeficientes. Desde nuestra experiencia territorial podemos afirmar que las infraestructuras energéticas y las de conectividad asociadas, no son ni limpias ni inocuas. En este contexto, invitamos a otros pueblos a problematizar estas nuevas estrategias de colonización territorial, cuestionando el para qué de esta generación de energía e identificando a los grupos y sectores sociales que se beneficiarán con ella y aquellos que ya comenzamos a padecerla.

Agradeciendo la difusión del presente comunicado, se despide atentamente.

Bernardino Barrera
Presidente
Directorio Comunidad Indígena Atacameña de Peine.
Comunidad Atacameña de Peine

Latorre S/N, Peine.
ADI Atacama La Grande, San Pedro de Atacama.

1 Alimentan vegas y bofedales (Res. Final 87/24-03-2006)

2 Proyectos fotovoltaicos Cristales de la empresa Aes Gener, Pan de Azúcar de RWE Renewable Chile, Socompa Solar de Lader Energy Renewable, Salar de Imilac 2 de Canadian Solar y Salar de Imilac 1 Parque Eólico Nolana. Además, debemos agregar que a estos proyectos la instalación de la Subestación de Transmisión eléctrica Monte Mina y línea de transmisión Parinas -Monte Mina de la empresa Transelec Holdings Rentas Ltda.

3 Los síntomas son: tos, dolor de cabeza, náuseas, dolores pectorales, y sensación de asfixia.

4 “Cerca del 21% del total del consumo final correspondió al sector Comercial, Público y Residencial” (página 27) Política Energética de Chile: Energía 2050, Ministerio de Energía.



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