Veo a muchos esperando que la atención vuelva sobre los 132 muertos de la V región.
Esperemos sentados. Este es EL momento que esperaba la derecha para blanquear su persistente caída en la percepción pública.
Y como siempre, lo van a aprovechar sin ningún escrúpulo, a costa de su propio muerto.
Luego de negarse a subir el sueldo mínimo,
de negarse a tocar el sistema de AFP,
de negarse a que las ISAPRE paguen la estafa que le hicieron a todos los chilenos,
de negarse a aumentar la PGU,
de negarse a subirle los impuestos a los más ricos,
de negarse a condonar el CAE,
de presentar un proyecto de Constitución que los desnudó como los autoritarios, ultraconservadores y elitistas que son… encontraron en la muerte de un líder, al que internamente detestaban, la oportunidad de blanquearse frente a la gente.
Porque cuando les escuchen atributos sobre Piñera, entiendan que están extendiéndolos y atribuyéndoselos a su propio sector, en un momento en que el país los está escuchando con natural respeto y caballerosidad. Intentan utilizar su cadáver para instalar mensajes sobre lo que NO SON.
Porque Sebastián Piñera no fue un campeón de la democracia. A nadie se le puede celebrar, como lo han hecho en su sector, no haber quebrado la democracia para “ordenar” el país el 2019, eso es lo mínimo que se espera de un presidente de la República.
Sebastián Piñera fue un símbolo de todo aquello que una enorme parte de los chilenos detesta: un winner, un zorrón, un ambicioso, un aprovechador.
Sebastián Piñera fue básicamente un especulador financiero que no construyó industria alguna, no produjo belleza o bienestar; invirtió, compró, vendió, se movió con especial habilidad en TODOS los resquicios legales, habitó los rincones de la legislación para aumentar su riqueza, usó las empresas zombie (a punto de quebrar) para beneficiarse con regalías tributarias que salían del bolsillos de todos los chilenos, cometió fraudes, movió fondos a paraísos fiscales para no colaborar con sus impuestos en Chile, enfrentó juicios por prácticas antisindicales, demandas laborales, se involucró en proyectos que asesinaban ecosistemas completos, usó su puesto como presidente del país para DOBLAR su fortuna, incluyó a sus hijos en comitivas presidenciales para negocios particulares; como presidente es responsable de casi una decena de muertos, 400 casos de trauma ocular y cientos de casos de violencia y atentados contra los derechos de las personas durante el estallido social.
Piñera no fue un demócrata, solo no fue de ultraderecha como los chupafusiles de su sector que lo despreciaban por “tibio”.
A Piñera le celebro haber tenido la decencia de decir LO OBVIO, el golpe militar que asesinó , exilió y torturó a cientos de miles de chilenos adversarios políticos, fue en COMPLICIDAD con civiles de su propio sector, gente que incluso perteneció a sus gobiernos y sigue dirigiendo este país.
El que murió ayer no es un “héroe de la democracia”, es un “héroe” de este modelo de vida que nos impusieron con un fusil en la nuca. Un héroe de la ambición, la especulación, el hambre insaciable y la inteligencia puesta al servicio de la depredación. Todo un héroe de la idea que tenía Pinochet para nuestro país.
Murió el hijo del dictador, el “homo pinochensis” que detesta a su progenitor pero que a la vez no pudo evitar ser quien él deseaba que fuera.
Para mi, ayer murió la personificación de un modelo que no pide refinamiento, cultura o solidaridad; un modelo bueno para el pillo, para el inhumano, el mentiroso, bueno para unos pocos en contacto con el poder.
Un mercachifle de alta gama que no enorgullece a Chile, por el contrario, un payasito peligroso que nos dejó en vergüenza repetidas veces frente a una comunidad internacional que sonreía complacientemente, como Barack Obama cuando pidió sentarse en el sillón del pdte, como Trump cuando vio nuestra bandera contenida en la suya, como el canciller alemán cuando escribió “deutschland über alles” en el libro de visitas, cuando le regaló una piedra a la reina Isabel. Estupor.
Un multimillonario inculto y chistoso. Un responsable de muertes y mutilaciones que se va impune de cada uno de los crímenes que cometió.
Eso es Piñera: un monumento a la impunidad de que gozan en Chile los multimillonarios, que pueden estafar, robar, matar, mutilar y quemar sin ninguna consecuencia.
Lo veo sentado tomándose una foto en plaza Dignidad, burlándose de la pandemia y de los sueños de millones de chilenos. Ahí quedarás, para siempre, declarándole la guerra a los necesitados de tu pueblo, ridículo, bajo un monumento vacío.
Adios, Sebastián.
Winner y violador de DDHH.
Jorge Baradit
Escritor