Activistas ambientales, organizaciones sociales y comuneros atacameños marcharon por la ciudad de Calama en defensa del territorio y los ecosistemas de la puna andina, como salares y lagunas salinas. Estos humedales de altura se encuentran amenazados por el avance de la minería del litio en la región.
El domingo 21 de julio, se llevó a cabo en la ciudad de Calama una manifestación que recorrió las calles haciendo un llamado a proteger los salares y ecosistemas únicos de la puna andina, amenazados por la expansión de la minería del litio en la región. En este contexto, activistas ambientales, organizaciones sociales y comuneros atacameños se unieron para denunciar los impactos devastadores de esta actividad en la frágil biodiversidad andina y las comunidades indígenas y rurales que los habitan.
Encabezada por la reconocida cultora y activista lickanantay Sonia Ramos Chocobar, la marcha congregó a defensores del territorio y personas pertenecientes a las comunidades atacameñas. Desde la plaza 23 de marzo de Calama, la caminata culminó frente al edificio corporativo de CODELCO, en un rotundo rechazo a las prácticas extractivas que han afectado al territorio durante décadas. Además se denunció la falta de transparencia en la firma del acuerdo SQM-Codelco y los peligros que la Estrategia Nacional del Litio y la avanzada extractivista en la región significan para los ecosistemas altoandinos, la biodiversidad y los modos de vida asociados a ellos.
En un comunicado público, los participantes de la manifestación destacaron la importancia de preservar los salares y humedales andinos, esenciales para las prácticas tradicionales de las comunidades Lickanantay.
Rudecindo Espíndola, agricultor atacameño y miembro de OPSAL, enfatizó: «Vamos a seguir en la lucha. Decimos a Codelco que no lo vamos a permitir en nuestro territorio. Decimos a SQM y Albemarle que estamos hartos de su presencia. Estamos hartos del Estado chileno que nos ha traicionado, nos ha pisoteado. Sin embargo, en Santiago, en Europa, hablan vendiendo el litio de que todo está bien con las comunidades, y eso es mentira”.
Los impactos ecológicos de la minería del litio son sumamente graves, puesto que cerca del 80% de las especies en estos entornos son endémicas, y la región es crucial para aves migratorias de interés científico como los flamencos. Además, la extracción masiva de agua pone en peligro las prácticas agrícolas y de pastoreo de las comunidades indígenas lickanantay, quechua, aymara y colla, cuya vida ancestral depende de los frágiles recursos hídricos locales.
Para Sonia Ramos: “El salar de Atacama es nuestro abuelo corazón, él tiene que ver con la irrigación hacia el desierto y con el almacenamiento de nuestra puri (agua), que es el espíritu que irriga nuestra madre tierra para nosotros, que es el agua. Entonces hay una intervención brutal, de nuestra cosmovisión, del espíritu, de la Tierra, de la Madre Tierra y contaminación, a su vez, de los cuatro elementos”.
El Salar de Atacama, maravilla natural visitada por turistas de todo el mundo, alberga más del 90% del litio nacional, convirtiéndolo en un objetivo codiciado para la minería. Esta actividad extractiva está agotando los acuíferos subterráneos, dañando irreversiblemente los ecosistemas andinos y perjudicando a las comunidades rurales e indígenas que custodian estas tierras desde tiempos inmemoriales.
Declaración de la Marcha por la Defensa de Los Salares
Por el derecho de los pueblos a la libre determinación frente al saqueo de nuestra Puri (agua) y Madre Tierra.
El Estado nos ha obligado a manifestarnos debido a su falta de visión frente a las realidades de los pueblos indígenas.
Nosotros necesitamos mirar un futuro con esperanzas junto a nuestra naturaleza del desierto como ha transcurrido milenariamente. Nuestra memoria ancestral ha determinado nuestra identidad integral colectiva con su propio código, nuestra madre tierra y su espíritu Puri. Expansión de la conciencia. Comprendemos que la abundancia se genera desde una sociedad colectiva.
Hermanos y hermanas es necesario reencontrarnos para definir un futuro con esperanzas colectivas. Porque este individualismo es una renuncia a los regalos de la Pattahoiri, traicionándola frente a promesas o vidas definidas. Modelos externos de economías que no nos representan y que sólo conducen a los impactos de la naturaleza. Es lo que hoy vivimos con nuestros salares donde el extractivismo es sinónimo de muerte, siendo que son nuestros abuelos corazón convirtiéndose en un puente d e conexión y abundancia.
Porque ahogamos ese corazón que bombea tanta riqueza permitiendo que me arrebaten y me desplacen de este lugar.
Nuestro trabajo es el de compartir el conocimiento que permite lograr las capacidades de traducir nuestra naturaleza generando nuestro propio desarrollo. Por nuestra desconexión y falta de hermandad pedimos perdón al hermano y hermana del Alto El Loa. A mi hermana y hermano urbano por su desplazamiento forzado. A nuestra madre tierra y su espíritu Puri, por mi escasa conciencia. Por no haber actuado en conjunto frente a todos los impactos recibidos desde la mega minería metálica, invisibilizando vuestra presencia.
Hermanos nos une el dolor de nuestros ancestros, que desde la Colonia que ha continuado e n el tiempo con el Estado de Chile, esa violencia que se repite aún peor. La del alma que destruye, alcoholiza y droga nuestra existencia, fragmentándose aún más no sólo como sociedad, sino también separando nuestro cuerpo del alma.
El Estado de Chile por más de 100 años ha usurpado y destruido nuestro territorio, desviando, contaminando y desecando ríos, lagunas y aguas subterráneas, violentando y ultrajando a nuestra madre tierra como a su espíritu, puri milenaria en su mundo infra. La extracción, nacionalización y privatización de nuestros recursos sirven de sostén para un centralismo.
El Estado ha violado sistemáticamente las leyes de nuestra madre tierra, como a su vez la libre determinación, dividiéndonos en comunidades, no siendo considerados como nación Lickanantay.
Hermanos y hermanas todos los que habitamos el desierto de la segunda región rechazamos que se continúe con la intervención y explotación de nuestros salares pues sabemos que son ecosistemas únicos donde existe vida de flora y fauna. Siendo un aporte que consume el carbono entregando el oxígeno y toda una biodiversidad. Laboratorios naturales que permitirán un futuro desarrollo científico para las siguientes generaciones.
¿Por qué negarnos a la vida y condenar al que viene al despojo, a la inmigración, privándolo de todo derecho y sobrevivencia?
Unidos como población del desierto necesitamos que nuestro territorio deje de ser propuestas del Estado de Chile y que sea restituido como la Nación Lickanantay, lo que siempre fuimos milenariamente. Pues nuestra herencia ancestral y existencia así lo ameritan. Somos y seremos los guardianes del desierto más árido del planeta.