A los muy leales súbditos del Reyno de Chile

Después de degustar el honor de ser la única zona indígena, al menos del norte de Chile,  que aceptó la famosa consulta del gobierno, con todos los cuantiosos beneficios que eso nos entrega, me queda la duda de porque en todos los otros lados mandaron a pasear al gobierno sin demasiadas contemplaciones, al menos hasta que deroguen esos ridículos decretos heredados de Piñera. Si, así como derogaron el decreto de la ZOIT, en un acto administrativo que le tomaría a la señorita presidenta tres minutos. ¿O se dice señora presidenta? Quizás lo de señorita se me salió por la fuerza de la costumbre.

En fin, ¿porque nosotros, la ADI Atacama la Grande le seguimos el juego al gobierno de una manera tan... uf, cuesta encontrar un calificativo correcto… imbécil, será?

Comos sea, tengo una pequeña hipótesis. En la ADI Alto Loa la han pasado y la están pasando bastante más mal que acá. Aquí estamos llenos de proyectos, programas, estudios y montones de financiamientos y claro, el turismo, y no falta trabajo, incluso a veces, cuando salgo a buscar un peón para la limpieza de canales, parece que sobra trabajo, porque me cuesta encontrar alguno.

Aquí tenemos electricidad todo el día, agua potable de buena calidad, un municipio eficiente (si, es broma), buena señal del celular (si, también es broma), y una prosperidad decente

Pero ¿que tienen los del Alto Loa? En sus carencias, quizás, encontremos las razones también para su rebeldía.

Y que decir de los indígenas urbanos de Calama. Siempre a dos aguas y sin el reconocimiento que les corresponde, ni del estado, ni de sus “hermanos” del altiplano. Cualquiera se resiente, por supuesto, y pierde el sentido de las proporciones y no apoya el bien común.

Es muy simple, nosotros somos chanchitos engordados, satisfechos. Quien más, quien menos, hemos tenido algún billetito fiscal para ir tirando un negocio, para levantar un canalcito, etc. En fin, somos humanos, no somos malos, no morderíamos la mano que nos da de comer…

Chanchitos satisfechos.

Ricos, gorditos, listos para la parrilla.