El servicio público y sus servidores deberán entregarse a los principios y convicciones que defienden, entregando a la Sociedad, claridad sobre lo que pensamos y las acciones que pregonamos.
En la actualidad, está de moda ser liberal, y con mayor fuerza en la Centro-Derecha. Pero no es lo mismo, defender las libertades individuales a todo evento, que aquellas libertades que defienden lo bueno, entiéndase el bien común, de minorías o mayorías.
La sociedad chilena exige de sus intelectuales, pensadores, políticos y servidores públicos sintonizar y comprometerse en la solución de sus problemáticas sociales, económicas y culturales. Y nuestro desafío es liderar aquellas transformaciones que la sociedad chilena nos exige.
Tenemos dos ejemplos claros sobre las necesidades de la sociedad chilena en dos ámbitos bien definidos; Educación y Salud Publica. Los avances desde el año 2010 al 2014 son notables y han sentado las bases para darle a Chile una nueva cara, sentido y resultados que veremos, sin duda, al término de esta década. Aun así, falta mucho por hacer y construir. Lo importante en no confundirnos con populismos de izquierda que lo único que nos entregan son oscuras consignas y muy pocas luces.
Te formas y transformas en servidor público por descendencia, por sentir injusticias a tu alrededor, por ética, para trascender, para entregarte a tus ideales, para servir a los demás, para ser escuchado, seguido y criticado, para ser elegido representante popular. Pero por sobre todo, liderar e influir con tu opinión y tus hechos sobre los demás. Y todo lo anterior, con una base sólida en probidad y honestidad.
Lo que no debemos olvidar nunca y que reafirmo día a día; Es que creemos en una sociedad más justa, libre e integradora. Y si estamos en el servicio público, es por el bien más preciado de todos… Servir a Chile y a su Pueblo.