Antes que ninguna otra cosa, en su vida pública, antes que mujer, antes que atacameña, Sandra Berna es una profesional de la política.
Su trabajo es ser política y a esta altura probablemente incluso su definición vital, pasa por ser política.
Hay una definición escolar e ingenua de la política: “El arte de gobernar”. Pero también hay una definición real de política: “el arte de conseguir y mantener el poder”. Pero ¿poder para qué?
Esto ya es otra cosa, aunque la experiencia indica que casi nunca el que ejerce y mantiene el poder considera demasiado a aquellos sobre los que tiene esa autoridad. Salvo que sea para manipularlos.
Hay excepciones, claro. Hay políticos que genuinamente intentan hacer “el bien”. Son, ya está dicho, muy raras excepciones.
Sandra Berna no es una de esas excepciones.
Como toda carrera profesional, la de un político puede ser mediocre o brillante o un fracaso completo. Con todas las gradaciones posibles entre estos extremos.
En el caso de Sandra Berna, que lleva tanto tiempo en su nicho particular, sosteniéndose en el poder, podemos hablar de una carrera triunfante, aunque en un nivel no tan alto. Probablemente nunca va a salir de estos límites y pasar a algo mayor, como ser diputada, por ejemplo. Aunque en el mundo de la política se han dado casos más raros.
Como toda carrera profesional, uno se agota, se cansa. Y hay que reconocer que el trabajo de ser alcalde es muy fatigoso. Ya seas buen o mal alcalde, es una labor muy exigente…. Y uno puede sentir que ha llegado el tiempo de jubilarse.
¿Se retirará a sus cuarteles de invierno, a disfrutar de la posición y bienes conseguidos en su extensa gestión?
Eso es difícil, porque en general los políticos no se jubilan. Al menos por decisión propia. Además, la gente la pide ¿no?
Es que, últimamente, Sandra Berna ha estado diciendo a quien quiera escucharle, que no se va a presentar a una nueva elección. Puede que ese sea el anhelo de su corazón. Pero como todo profesional de carrera, está sujeta a diversos vaivenes e influencias. Y no se manda sola.
Con todo lo triunfante que pueda ser su trayectoria, ella no deja de ser un mando medio dentro de un sistema político global, una operadora sujeta a poderes e intereses mayores que los de una simple comuna.
Así que ¿seguirá Sandra Berna compitiendo por esa cuota de poder que mantiene?
Eso dependerá de la conveniencia de conservarla ahí que tengan esos otros poderes e intereses, que además son los que pagan la mayor parte de sus gastos de campaña.
Mientras tanto, en lo que queda de su mandato, haremos bien en no olvidar que sus gestos, sus discursos, sus acciones, sus decisiones, provienen desde su manera de estar en el mundo que es primordialmente, el de una persona que ha elegido, ante todo, ser política. Y una muy astuta y llena de experiencia.