En la perspectiva de abordar el problema de la contaminación, no se puede dejar de lado el análisis de la influencia que tiene en este tema el grado de desarrollo de los países. Existen especialistas cuya opinión es que “la principal fuente de contaminación ambiental es la pobreza, y la abismal diferencia en las condiciones y calidad de vida entre los habitantes de países desarrollados y subdesarrollados”.
La percepción del problema ambiental viene marcado por lo que somos como personas, de nuestra cultura, de nuestras raíces, del conocimiento personal que hayamos adquirido, y por sobre todo por nuestras necesidades. Las prioridades que tiene un habitante de un país desarrollado –el cual tiene todas sus necesidades básicas cubiertas y dispone de tiempo y dinero para preocuparse de aspectos o problemas “más elevados o espirituales”- son muy diferentes a las de un habitante de un país pobre, cuya preocupación fundamental es conseguir el sustento diario para él y su familia.
Un habitante de un país pobre tiene distinta apreciación de los problemas ambientales que la de un habitante de un país sin necesidades económica. Es decir, se percibe a la naturaleza, su disponibilidad y utilización de una manera muy distinta.
A modo de ejemplo, Haití es uno de los países más pobres del mundo, siendo una porción de una isla del Caribe, cuyos habitantes han literalmente acabado con el país y sus recursos. Han depredado la flora, contaminado sus aguas y sus suelos, y no tienen de donde obtener más recursos. Obviamente, están lejos de tener la conciencia y los recursos para revertir tal situación, y lo que es peor, ningún país desarrollado lo ayuda coherentemente en este problema ambiental mayúsculo.
Reflexión
Los países en desarrollo están reformulando desde hace un tiempo sus políticas para controlar la contaminación de manera más efectiva. Éstos deben encontrar los medios para minimizar los posibles efectos adversos sobre otros objetivos críticos tales como el crecimiento, la elevación de los ingresos y la equidad.
Se precisa la intervención gubernamental para prevenir o aliviar la contaminación, debido a que el mercado toma los intereses de un segmento no bien evaluado resultando perjudicado.
Puesto que la contaminación afecta por lo común al bienestar de mucha personas que no han tenido parte alguna en los hecho que la ocasionan, la actividad gubernamental debe dirigirse a hacer que los causantes de la contaminación se comporten considerando los intereses de las víctimas.