Hay algunas constantes que se repiten en los dirigentes de las organizaciones de San Pedro. Antes de empezar a destripar esta opinión, debo aclarar que si, hay excepciones.
Pero más allá de la crítica, la intención de estas palabras es contribuir a mejorar la gestión de los dirigentes. Porque creo que estarán interesados en mejorar.
Ahora, ¿quien soy yo para indicarles algo a estos hombres y mujeres de bien? Debo decir que soy un ciudadano de esta comuna que durante ya bastante tiempo ha padecido sus gestiones en variados ámbitos de la vida. En la asociación de regantes, en una comunidad indígena, en una junta de vecinos y en varias otras entidades de las que si no participo, al menos soy receptor de sus decisiones (por ejemplo el Cespa y el Capra)
Una de las conductas más repetidas y más molestas entre la dirigencia es la casi absoluta falta de responsabilidad sobre las consecuencias de sus acciones. ¿Cuantas veces hemos visto que una directiva se despide y no deja nada detrás? Ni un documento, ni un acta, ni un papel, ni un balance… y la nueva directiva debe empezar de cero, para terminar llevándose también toda la documentación al final de su periodo. Por supuesto, no pienso mal. No creo que estas conductas sean debidas a un intento de ocultar maniobras oscuras. Debe haber otras razones.
¿Ejemplo destacado? La directiva del CESPA que encabezaba Eva Cruz, que se fueron sin dejar ni el timbre. ¿Y cual fue el costo? Ninguno. Incluso hay uno que ahora anda pavoneándose en su rol de concejal, después de haber estado en otras directivas de otras organizaciones, en las que repitió la maniobra de no dejar nada detrás. Si, me refiero a Ricardo Vilca.
Otra práctica común es la desconexión con las bases. Esto se da de dos formas. Por un lado, no se informa de las actividades, gestiones, sucesos y cualquier materia que les atañe a los miembros de la organización. Por otro lado, se toman decisiones sin consultar a las asambleas, que según todos los estatutos de todas las organizaciones, son los órganos de decisión suprema.
¿Ejemplo destacado? La Asociación de Regantes, que aparece secuestrada por la directiva encabezada por Justo Zuleta, quien sistemáticamente ha negado las peticiones de llevar a una decisión de la asamblea el tema del embalse y la junta de vigilancia, contraviniendo los estatutos de la organización sin ningún asco.
Uf, podría seguir con el listado, hablando de la poca capacidad para manejar conflictos, del aprovechamiento personal de recursos, etc. pero en realidad es cansador y hasta cierto punto deprimente. Pero, ¡si solo mejoraran esas dos conductas que menciono! Si los dirigentes se hacen responsables de sus actos y empiezan a tomar en serio su rol de representantes de sus organizaciones, de lideres y conductores comprometidos con su gente, y si…
Siempre hay esperanza, claro. Llegan nuevos dirigentes, y lo que espero es que aprendan de los malos ejemplos. Es decir, que aprendan a no repetir los malos ejemplos y que busquen nuevas formas, nuevas conductas.
Y que en algún tiempo más, yo pudiera escribir una columna llena de felicitaciones