“Cada día que pasa atacamos a más capacidades de las organizaciones terroristas, atacamos a más comandantes superiores, derribando a más edificios terroristas y atacando más arsenales de armamento.”
El Primer Ministro Netanyaju anunció que los bombardeos continuarán y no descarta la posibilidad de invadir. En la franja de Gaza barrios enteros están desapareciendo y familias completas mueren bajo los escombros de sus propias casas.
Durante más de una semana olas y olas de terror están desatadas sin control. En ese pequeño territorio y en tan poco tiempo, la cuenta mortal ya suma más de 220 personas asesinadas y 1300 heridos.
Mujeres embarazadas, bebés recién nacidos, niños, mujeres, hombres, ancianas, ancianos, casi nadie se salva de ser un objetivo. Los que logran escapar de misiles y bombas les espera un destino trágico e incierto. Sus casas, sus negocios y todo lo que llevó una vida construir, en un abrir y cerrar de ojos se vuelven humo, polvo y cenizas en medio de noches de insomnio y desesperación.
Los bombardeos son parte de una larga escalada de crímenes y violaciones de derechos humanos que lleva más de 70 años, algunos no dudan de utilizar la palabra genocidio. Pareciera ser la aniquilación sistematizada de un pueblo.
Al escuchar sobre estos territorios, es imposible no conectarse con la historia de ese hombre palestino, hijo de carpintero. Jesús fue una persona que estuvo rodeado siempre de lo más profundo de su pueblo. Niños, mujeres, viudas, ciegos, pescadores y sembradores, a ellos los tomó como modelo para sus enseñanzas que sirvieron para criticar y desenmascarar a los fariseos, una élite de prepotentes, traidores y racistas. Jesús se atrevió a expulsar a los especuladores del templo, un lugar sagrado convertido en cueva de ladrones. Jesús fue aquel que se enfrentó al imperio de su época.
Sobre la masacre en Gaza, muchos informes reducen sus explicaciones a que se trata de un conflicto religioso, pero no es mezquitas contra sinagogas. Creo que va más allá de una intolerancia entre dogmas y no queda dentro de un marco regional.
Es la lucha por el Espíritu de este tiempo. Los pueblos, que son los Sujetos de la historia están siendo sacrificados al igual que Jesús, ya no por una cruz y clavos, sino por misiles y mentiras.
El Sujeto de la historia es atacado y llamado terrorista para justificar su asesinato. Pero el Sujeto resiste y no se cansa de luchar por el Espíritu de este tiempo.
La lucha está en las calles de Colombia contra la injusticia, en Myanmar que no tiene miedo a la dictadura militar, es lucha de las cholas que con su coraje tumban el golpe de Estado, en Estados Unidos diciendo que las vidas negras importan, es la lucha de la gente en la plaza Dignidad en Chile, es la resistencia de Gaza que se niega a desaparecer.
Como discípulos de Jesús, es bueno buscar y rogar por la paz, pero también al igual que nuestro Maestro palestino, debemos denunciar los crímenes que están perpetrando los dioses de la muerte que sacrifican a los pueblos en beneficio de sus intereses y riquezas.
Nosotros también somos parte del Sujeto de la historia que lucha por el Espíritu de este tiempo.