“Al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”.
Con estas frases bíblicas deseo emular la realidad actual de nuestro país, esto es, la realidad que nos envuelve como tal frente a un tema trascendental como lo es la Prevención. Debemos discriminar correctamente las cosas: nos falta bastante como país para hacer de la Prevención como nuestra.
La crítica es que la Prevención no tiene cuatro asideros como las patas de una mesa, nótese, en toda su magnitud, no como un tema conocido. No, es decir, cómo lo atendemos, cómo lo valoramos y cuando digo atender, me refiero a asumir, a digerir, a hacerla nuestra, a educar, a llevarlo en nuestro ADN y sobre todo, a ¡¡aplicarla!!.
Cómo bien lo dice nuestro colega y amigo a Samuel Chávez D.: “Mas allá de la regulaciones y sanciones que son necesarias, Chile necesita con urgencia una Cultura Preventiva sustentada en valores y principios que privilegien el bien común, el progreso sustentable y el bienestar de nuestra gente.
Una Cultura Preventiva que se anide en la mente y en la voluntad de cada ciudadano chileno, desde la más alta autoridad hasta el más humilde ciudadano; desde el más alto directivo de una empresa hasta el más joven trabajador; desde el más anciano habitante de nuestro país hasta los niños que recién comienzan a dar sus primeros pasos”.
El mensaje es claro y contundente. A raíz de los últimos eventos catastróficos, todos opinan, todos son proactivos y entregan aportes y críticas desde expertos de escritorios, hasta opiniones sin fundamentos y más. Hemos tenido tiempo y recursos suficientes y no hicimos nada por evitar, por controlar los eventos catastróficos. ¿Y saben por qué?, porque la Prevención no vende, no se compra. Esta palabra es considerada a veces como algo etéreo; hasta molesta o simplemente lo dejamos “en el patio de atrás” de nuestras prioridades de atención. Esa es la realidad.
Por otra parte, se debe considerar que en nuestro país en materia de seguridad se ha avanzado bastante, pero nos falta mucho, remitiéndonos a tener una conducta país reactiva. La realidad lo indica.
Desde que Chile es Chile, llueve y tiembla con sus efectos ya conocidos por todos y aún no existe una Cultura base Preventiva como país.
En el país mueren cada año 5.000 personas por distintos tipos de accidentes: de tránsito, del trabajado, en el hogar y otros… y no hacemos nada para revelarnos. ¡Debiéramos salir a protestar por esta realidad!... Igual como los temas importantes que nos aqueja como sociedad. ¡Son vidas cobradas por el enemigo de la Prevención!.
He aquí la esencia de mi crítica, estos eventos son parte de nuestro paisaje. ¡¡Sólo REACCIONAMOS!!...
No se imaginan los costos involucrados por este flagelo…
¿Ya nos olvidamos de la tragedia de los 33 mineros de Copiapó?. Las realidades suman y siguen. Hoy es el terremoto e incendio como eventos negativos. ¿Aprendimos las lecciones de éstos eventos? ¿Mañana que será?.
En nuestra Comuna de San Pedro tenemos eventos naturales típicos todos los años que dejan sus estragos y actuamos de igual forma. Reactivamente es nuestra participación.
Y ¿cómo estamos con las normativas legales y estándares de construcción, eléctricas, medioambientales, sanitarias, de servicios, entre otras?. Demos una simple observación por las calles del centro turístico y la realidad es clara. De igual forma pongamos atención al interior de nuestro hogar… ¿estamos bien?.
No es la idea replicar aspectos negativos, sólo a aportar a despertar, para que de una vez, generemos una Cultura Preventiva efectiva.
Cuando expresamos nuestros puntos de vista de calidad, de estándares, de lo correcto, de lo necesario de la Comuna, se responde: “estamos en San Pedro no más”.
Pero cuando nos presentamos como tal en un contexto nacional, donde nos observan extranjeros, autoridades de alto nivel: somos la “Capital Turística y Arqueológica de Chile”, somos lo máximo como Comuna. Inaceptable porque estamos frente a un doble estándar.
Hoy existen múltiples herramientas de gestión y recursos para hacer cambios sustanciales. Sólo falta voluntad.