ACTUALMENTE EXISTE UN PERÍMETRO DE SEGURIDAD DE 10 KILÓMETROS DEL VOLCÁN LASCAR, LO QUE SIGNIFICA QUE ESTÁ PROHIBIDO ACUDIR HASTA ESE SECTOR.
"El volcán Láscar continúa con una alta productividad sísmica, es decir, actividades internas", afirmó el subdirector nacional de Geología (s) de Sernageomin, Álvaro Amigo. Por ello es que se mantiene la alerta naranja en el sector -la tercera de cuatro alertas en total- la cual comprende un perímetro de seguridad de 10 km, puesto que una eventualidad sísmica podría alcanzar esa distancia.
Esto, a raíz también de las constantes actividades sísmicas que ha ido presentando el macizo. La última fue este miércoles a las 19:05 horas donde, según indica el reporte de Sernageomin, se registró un sismo de tipo tornillo asociado a la resonancia de la interacción de fluidos al interior del sistema volcánico. Posterior a ello, no hubo acción superficial asociada al evento.
No obstante, sigue la presencia de un domo de lava en el cráter principal, el cual se encuentra relativamente frío y desgasificado "que hace una especie de bloqueo al conducto de la parte superficial", asegura Amigo, por lo que existen rupturas y sobrepresión al interior del edificio volcánico, probablemente debida a los gases que tienen dificultad de salida producto de este domo; "eso hace pensar que el sistema todavía es susceptible de generar un evento explosivo", cerró.
Peligrosidad
Son 92 los volcanes activos en todo el país y el Láscar se encuentra en el número 14, de acuerdo al Ranking Volcánico 2020 de Sernageomin, convirtiéndose así en el volcán número uno del norte de Chile. Sin embargo, "en la Región de Antofagasta tenemos más de 20 volcanes activos, y para considerarse un volcán activo, es que haya habido alguna actividad eruptiva en los últimos 10 mil años", aseveró Alfredo Esquivel, geólogo e investigador de Ckelar Volcanes.
Esquivel añade que los más destacables en cuanto a su peligrosidad en la región, además del Láscar, son el volcán San Pedro: n° 41 del ranking; volcán Ollagüe: n° 60 del ranking; volcán Olca-Paruma: n° 49 del ranking; y volcán Lastarria: n° 64 de ranking.
"El impacto principal de un proceso volcánico es la dispersión y caída de ceniza, que la mueve principalmente el viento y puede caer sobre las comunidades. Es un peligro bien importante para la población porque al inhalarlo puede afectar el sistema respiratorio, puede impactar la infraestructura general de las casas y colapsarlas, también el ganado y los animales al inhalar esta ceniza, puede afectar las zonas de cultivo al contaminar los tanques de agua", explica Alfredo Esquivel.
Pero en caso de que el Láscar llegara a erupcionar, no solo podría afectar a las comunas más aledañas: Talabre, Camar y Socaire. Tal como sucedió en el evento volcánico que tuvo en 1993, el viento podría desplazar la ceniza incluso hasta el noroeste de Argentina y cruzar el Paso Sico. "Los vientos en el altiplano generalmente tienen una dirección al sureste, por lo que, como están en la frontera entre Chile y Argentina la mayoría de los 92 volcanes activos que tenemos en Chile, los vientos hacen que las cenizas se vayan en dirección a Argentina", puntualizó Esquivel.
Desde Sernageomin detallaron que todos los volcanes del país se agruparon en cinco categorías: grupo 1 "muy alto riesgo"; 2 "alto riesgo"; 3 "moderado riesgo"; 4 "bajo riesgo"; y 5 "muy bajo riesgo". De un total de 92 existen 14 que son considerados del grupo 1 "muy alto riesgo", o sea que son más susceptibles de erupcionar en el corto plazo e impactar a la población. El Láscar es parte de ese grupo de 14 volcanes.
"No existe otro volcán de categoría 1 en Antofagasta ni tampoco en el norte de Chile. Sí existen volcanes de categoría 2, o sea alto riesgo, pero en la Región de Arica y Parinacota", aclaró Álvaro Amigo de la misma institución, sumando que lo que caracteriza a este volcán es que se comporta de manera explosiva.
La peligrosidad la erradica en las nubes de cenizas y gases calientes que bajan por la ladera del volcán cuando está en actividad, que fue lo que ocurrió en la erupción de abril de 1993. Es decir, hace 30 años atrás en la última gran erupción del volcán Láscar. Las de menores impacto fueron en 1996, 2006 y 2015.
También, coincide en que la caída de ceniza producida por las erupciones podría ser dispersada principalmente hacia territorio argentino, ya que eso ocurrió en 1993 en Jujuy.
Pero en los meses de verano en Chile en el sector se produce el llamado invierno altiplánico, y este "cambia la dirección del viento y hay períodos en esta época en que ya no va hacia Argentina, sino que viene desde la Cordillera hacia la costa, Calama y San Pedro de Atacama. Felizmente esa condición de viento está cambiando y cada vez que avanzamos en el año es menos probable que territorio chileno se vea impactado por la ceniza. Como están cambiando las condiciones meteorológicas, no se espera que impacte a Chile", finalizó Amigo.
Por ello, el mayor riesgo lo corren los turistas que estén accediendo al cráter y en menor medida los pobladores de las comunidades cercanas.
"Eso hace pensar que el sistema todavía es susceptible de generar un evento explosivo". Álvaro Amigo, Subdirector nacional (s) Sernageomin
"El impacto principal de un proceso volcánico es la dispersión y caída de ceniza, que la mueve principalmente el viento". Alfredo Esquivel, Geólogo Ckelar Volcanes