"Ahora hay un mayor control en el pueblo por parte de Carabineros, y tras algunos operativos se terminaron las fiestas clandestinas". El resumen, que pertenece a la alcaldesa de San Pedro de Atacama, Sara Berna, da cuenta de la transformación que ha vivido la localidad altiplánica de la Región de Antofagasta en el último año.
Un lapso que coincide con la desaparición del guía turístico Kurt Martinson, el 24 de noviembre de 2014, que sacó al poblado de las páginas de destinos vacacionales y lo instaló también en la crónica policial. El caso aún no se resuelve.
Aunque el diagnóstico acerca del cambio es compartido por quienes han visitado la zona en forma reciente, lo que varía es la percepción sobre los efectos que estas medidas -calificadas como "anticarretes" por Matías Guerra y otros jóvenes que han visitado la localidad este último año- provocarían en el turismo, la principal fuente de ingresos de sus habitantes. "Es muy extremo prohibir que se tomen cervezas", acota Guerra.
Jorge Tobar, prefecto de Carabineros de la provincia de El Loa, explica que las nuevas medidas de vigilancia partieron a comienzos de año, cuando se produjo un "resideño de los planes preventivos". El mayor impacto, dice, "se produjo en la reducción al máximo de las fiestas clandestinas en las cercanías del pueblo".
El guía Rodrigo Castillo (25) reconoce que "se ha notado una mayor presencia policial, tanto de día como de noche", pero advierte que "esto, lejos de desincentivar a San Pedro como destino, lo hace más seguro para los turistas". Porque advierte que llegan dos tipos de visitantes: "Unos son los que buscan recorrer y conocer la zona, y los otros son los que buscan lugares para carretear". A su juicio, solo estos últimos podrían sentir que los controles policiales "provocan desinterés" para viajar.
"San Pedro es una zona tranquila y queremos mantenerla así; no nos oponemos a las fiestas, pero deben ser fuera del pueblo, donde no molesten a los habitantes ni a los turistas que buscan tranquilidad", dice la alcaldesa.
Aunque Carabineros descarta precisar si la dotación de la zona aumentó, para vecinos y turistas es un hecho que la presencia policial es "más visible" y numerosa.
Entre los que comparten esta percepción se cuenta el mochilero Nicolás Espinosa (19). Compara su última visita a San Pedro, hace un par de meses, con otra que concretó en 2013. "Se nota que hay más carabineros. Yo conversé con harta gente y comentaban que si antes había 30, ahora son 60", relata.
El prefecto Tobar confirma que el personal "tiene más contacto con los vecinos, lo que ayuda a tener mayor información" y reconoce que, además, "se reforzaron los patrullajes".
Con todo, a cuatro kilómetros del centro del pueblo el plano regulador destinó un terreno para la instalación de una discotheque o centro de recreación nocturna. Berna recalca que dentro del pueblo se mantendrá la ausencia de patentes de alcoholes, más allá de los restaurantes, pero que espera que "algún privado" esté dispuesto "a levantar un proyecto de discotheque ".