A 50 kilómetros al este de San Pedro de Atacama, justo en la frontera con Bolivia, se encuentra Hito Cajón, lugar hasta donde el 12 de junio pasado llegaron detectives, carabineros, funcionarios de la Subsecretaría del Interior y un empresario para realizar pruebas tecnológicas contempladas en las bases de una licitación estatal.
En esa fecha, todas eran personas desconocidas para el chileno común... pero ahora están en el ojo público y de la justicia por el llamado Caso Sobreprecios: la cuestionada adjudicación de los fibroscopios y densímetros del plan Frontera Norte.
A un mes de iniciada la investigación de la Fiscalía Centro Norte, continúan existiendo diferentes versiones respecto de lo que pasó ese día. Tanto, que el Ministerio Público entregó al OS-9 de Carabineros una instrucción particular para esclarecer ese episodio y revisar si hubo irregularidades ya en la prueba en terreno.
En base a esas diferentes versiones, «La Segunda» reconstruyó el periplo. Aquí, las coincidencias e incongruencias que deberán ser aclaradas.
Día 11: Llegada por su cuenta
El primero del grupo en llegar al interior de la II Región, cerca de las 11 AM, fue el subcomisario Germán Salinas, detective del Departamento de Apoyo Tecnológico de la PDI que había sido designado por el mando para esta misión. Llegó desde Santiago en un vuelo Sky a Calama.
Hasta el aeropuerto lo fue a buscar un PDI local, Felipe Salas, quien oficiaría de guía. Fueron juntos al edificio institucional y al poco rato después volvieron al aeropuerto para recoger a los cinco funcionarios de Gobierno que integraban la comisión evaluadora de la licitación y que llegarían en un vuelo LAN: el jefe de proyectos de la División de Estudios, Felipe Baeza Prieto; su segundo, Rodrigo Muñoz Toledo; Chrystian Urzúa Bilbao, de Administración y Finanzas; César Saavedra Robles, de Servicios Generales; y Manuel Cacho Gálmez, de Jurídica.
Los siete emprendieron viaje a San Pedro de Atacama. La primera parada fue en el retén de Carabineros de la zona , lugar donde se juntarían al día siguiente para subir a Hito Cajón. Baeza coordinó la logística de esa diligencia con los uniformados y él y su grupo partieron a unas cabañas del poblado. Los detectives fueron a dejar sus cosas al cuartel de la Policía Internacional, donde alojarían.
Cada grupo almorzó por su cuenta y luego juntos recorrieron la zona. En la tarde, realizaron su primera sesión de trabajo: En el cuartel de la PDI , los detectives mostraran a los funcionarios de Gobierno un densímetro, para explicar su funcionamiento.
Ya de noche, todos se juntaron en un tour por la plaza local en el que verían las estrellas ... pero estaba nublado: Se les devolvió el dinero.
Aparece Giacoman... arrastrando una maleta
Habían quedado de acuerdo para que, al otro día, a las 8:30 AM, se juntaran frente a la plaza. Cuando ya algunos estaban pensando que ninguna empresa llegaría a las pruebas -e incluso Baeza mencionó: "parece que vamos a tener que declarar desierta la licitación"-, vieron llegar caminando al empresario Alfredo Giacoman (Tecnodata) , arrastrando él mismo una maleta negra con ruedas... y reclamando contra el hotel en que durmió.
Giacoman llegó a Calama el día anterior cerca de las 17:30, en vuelo Sky. Según su versión, el viaje lo hizo llevando consigo un fibroscopio y un densímetro, proporcionados por Santa Victoria dos o tres días antes. En el aeropuerto, arrendó un auto.
Dice haber llegado directo al hostal Pachamama, donde su esposa le reservó una pieza por $46 mil. Hizo un "reconocimiento" del lugar donde se debía juntar al otro día y comió algo solo, viendo un partido de fútbol, en un restaurante de la calle principal. Se fue a acostar temprano, asegura.
Se levantó a las 7 AM. Cargó el auto con los equipos, pero no pudo moverlo: el portón del estacionamiento estaba cerrado. Pasaba el tiempo y no podía ubicar a nadie que lo abriera: Puso el vehículo cerca de un muro, sacó los equipos, los metió en la maleta negra de su ropa y saltó la pandereta.
Se fue corriendo. Como sabía dónde quedaba el lugar, no demoró nada en llegar a la plaza. Su versión es que recién ahí conoció a Felipe Baeza y al resto de la comitiva. Sólo reconoce haber tenido antes contacto con el abogado Cacho Gálmez, una vez cuando había ido a La Moneda a presentar su empresa.
Tras la llegada de Giacoman, gente de la subsecretaría se comunicó por teléfono con otros oferentes: Respondieron que no irían a las pruebas.
Todos congelados
Partieron: Los funcionarios de la PDI y los de la subsecretaría en la camioneta gris de la policía civil. Giacoman y su maleta, en un vehículo de Carabineros donde iban dos uniformados del retén de San Pedro.
Tras media hroqa de viaje, llegaron a Hito Cajón. Varias versiones coinciden que en el lugar hasta había algo de nieve en el suelo: A muchos el frío los congeló.
Varios vieron a Giacoman sacar de la maleta los artículos.
Como los equipos eran para revisar vehículos, usaron la camioneta de la PDI. Probaron primero el fibroscopio. Se verificó su batería, el recubierto, el diámetro, la maleta para protegerlo de la lluvia. Se probó su capacidad para observar a través de una fibra óptica y la factibilidad de usarlo en 360 grados. Aunque en la programación estaba realizar las pruebas de los densímetros en la tarde, debido a que había llegado un solo oferente, se realizó inmediatamente: se revisó el bloque de calibración, manual en español, la maleta y se hizo una medición en un neumático.
En las pruebas, el funcionario de la subsecretaría Chrystian Urzúa iba preguntando por cada requerimiento. El detective Salinas decía si el equipo lo cumplía y Urzúa ponía el ticket.
A los presentes les llamó la atención que el densímetro venía con una marca que decía "Aduana". Le preguntaron a Giacoman las razones y él explicó que había sido conseguido con la aduana de Osorno y que era igual al que estaban ofertando. Como las bases no exigían que el equipo fuera nuevo, no se pusieron reparos.
Los dos carabineros no se acercaron, sólo miraron de lejos.
Casi una hora después, ya todos los del Ministerio del Interior estaban tiritando de frío y Giacoman y otros sintiéndose mal por la altura, razones por las cuales decidieron regresar y probar una última pieza del densímetro en San Pedro. "Todos queríamos hacer rápido todo. No era un buen lugar para estar", señaló uno de los asistentes.
Se trataba de la pértica o brazo extensor, que debía medir dos metros. Por eso, cuando bajaron las dos camionetas y llegaron al retén de Carabineros, Giacoman -que llegó primero, porque el otro grupo habría visitado un sector donde se construiría un nuevo paso fronterizo- pidió una sala donde, además de esperar, pudieran hacer la última prueba.
Versiones se distancian: Aparece Santa Victoria
Al retén llegó entonces Roberto Weinberger, de Santa Victoria, representante en Chile de los equipos que intermediaba Giacoman con Interior. Había arribado ese mismo día a la ciudad, cerca de las 11, cuando el grupo estaba en Hito Cajón. Según unas versiones, quería conocer a los posibles compradores de sus productos y venía con accesorios del fibroscopio no solicitados en la licitación, pero que la empresa ofertaba. Según la versión de Weinberger, en cambio, su presencia era más fundamental: traía el densímetro para las pruebas.
Cuando llegó la camioneta de la PDI, los otros siete se bajaron y en el casino de la comisaría el dueño de Tecnodata les presentó a Weinberger como su "socio".
La versión de Weinberger es que en el grupo estaba presente Iván Villanueva, jefe de Narcóticos de la Zona Metropolitana. Dice haberlo reconocido en fotos. Hasta ahora, no hay una segunda persona que ratifique su versión. Desde la PDI se señala que ese día él cumplía funciones en Santiago y que existe registro documental de ello.
También según Weinberger, para la presentación, Giacoman sólo le pidió conseguir el densímetro. Ante la fiscalía dijo que el fibroscopio nunca se lo pasó él. Y señala que cuando le entregó el primer aparato a Giacoman en el casino de Carabineros, éste le dijo: "No te preocupí, tai listo, cabrito".
Según otras versiones coincidentes, en el casino probaron el brazo extensor, revisaron algunas certificaciones y concluyeron la jornada de trabajo. Giacoman y Weinberger se despidieron y emprendieron por su cuenta camino a Calama, para esperar sus vuelos en esa ciudad. Almorzaron juntos, oportunidad en que, según Giacoman, hablan sobre las pruebas que se hicieron en Hito Cajón.
La camioneta de la PDI fue a dejar a los funcionarios de Gobierno a sus cabañas y los dos detectives se fueron a almorzar solos. Luego todos juntos recorrieron el Valle de la Luna y de ahí se fueron al aeropuerto. Primero los cinco evaluadores de la comisión. El último en volver a Santiago fue Salinas.