En los próximos días se iniciará en todo el país el proceso de Consulta Indígena que dará paso a la creación del Ministerio de Asuntos Indígenas. En el gobierno reconocen que han existido problemas con la metodología de la consulta, a la que debieron inyectar más recursos de los pronosticados, y que además ha significado un dolor de cabeza para el Ministerio de Desarrollo Social, lo que ha complicado la posición de la ministra Fernanda Villegas, la que ya venía siendo cuestionada en el oficialismo por su performance.
No ha sido un tema fácil. La creación del Ministerio de Asuntos Indígenas estaba entre los compromisos para los primeros 100 días del gobierno de Michelle Bachelet, pero no pudo concretarse debido a un mal cálculo inicial, el que no consideró la aplicación del Convenio 169 de la OIT, suscrito por Chile, el que obliga al Estado a consultar a sus pueblos originarios en aquellos temas que les atañen directamente.
Hay plazos, normas y metodologías que no se tomaron en cuenta, lo que llevó a que Bachelet no pudiera anunciar la creación del Ministerio en su discurso del pasado 21 de mayo. El encargado de la propuesta en el comando de la ahora mandataria era el periodista PPD Fernando Quilaleo, quien debió pagar los costos por la demora.
Luego que se tomó conciencia de los tiempos que implicaría la aplicación de la Consulta, esta quedó a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, específicamente de la ministra Fernanda Villegas, quien buscó estar siempre al frente, pese a que en su mismo Ministerio y en la Conadi afirman que “no maneja el tema”, y que su equipo más cercano “no ha dado el ancho”.
El asesor que es la mano derecha de Villegas en lo relacionado a la Consulta es Daniel Neculpan, a quien dentro del gobierno se responsabiliza por los errores en la metodología del proceso o, más bien, por la falta de ella. En la Nueva Mayoría aseguran que la falta de experticia de la ministra Villegas en lo relacionado con la política indígena se debe a que su asesor “no tiene manejo político, desconoce la norma y la ha asesorado mal”.
Desde ya en el Gobierno anticipan que “la consulta se va a caer”, porque la metodología se “hizo a la rápida”, y la próxima semana se juntarán todas las comunidades que quieran en los 58 locales que se levantaron para recibirlos. “No se ordenó por etnias ni por temas. Esas asambleas van a ser un caos”, aseguran.
Como ejemplo del desorden con que se ha implementado la consulta, ejemplifican que los insertos en los diarios regionales que llamaron a la Consulta salieron con las fechas mal publicadas, y que los avisos radiales que se usaron con el mismo fin, “en muchos casos se lanzaron en dialectos que no correspondían a la zona. En territorios mapuche se usaron en quechua, y en mapudungun en zonas del norte, donde la presencia es mayoritariamente diaguita”.
Debido al “descontrol” que aseguran en el gobierno existía frente al proceso de Consulta, hace dos semanas el subsecretario de Servicios Sociales, Juan Eduardo Faúndez –cercano al ministro del Interior Rodrigo Peñailillo y miembro de la G90–, asumió el control interno del proceso. La intervención fue “debido a que no estaban los locales ni había metodología clara”, cuentan cercanos.
Faúndez realizó una reasignación de recursos. En un comienzo se estimaba que la Consulta tendría un costo cercano a los $500 millones en una primera etapa, cifra que fue elevada a $900 millones en los últimos días.
A pesar de los reacomodos, en el Ejecutivo dicen que no creen que sea suficiente, y que “alguien deberá salir a pagar los costos políticos”. Hay coincidencia en el oficialismo respecto a que ese “alguien” será la ministra Villegas, pues, además del desorden existente, el tema se complicará porque la consulta mezclará dos temas distintos. Por una parte, la creación del Ministerio y, por otra, la del Consejo de Pueblos Indígenas, el que buscará ser “autónomo y representativo de los diversos pueblos que existen en Chile”, según se afirma en el programa presidencial de Michelle Bachelet.
El conflicto es que la Consulta por el tema del Consejo puede complicar a lo que atañe a la creación del Ministerio, “que es o sí o no”, indican fuentes cercanas al proceso de consulta, “mientras que lo del Consejo es mucho más complejo; el tema de las representaciones, las cuotas, se va a complicar mucho más”.