La admirable historia de esfuerzo y tradición de agricultora de San Pedro de Atacama

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 08 de agosto de 2023 Visto 312 veces
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Una historia de tradición permanece vigente con fuerza en la Región de Antofagasta, más específicamente en la localidad Toconao, comuna de San Pedro de Atacama, Chile. Esta historia pertenece a Dalay Noemí Gonzales y su familia, quienes por generaciones han trabajado en el procesamiento de productos agrícolas. Las altas oscilaciones climáticas, intrínsecas de la zona, favorecen la producción agrícola, proveyéndolas de unas muy particulares características que resaltan su calidad, sabor, colores y aromas. Todo de acuerdo a la cosecha estacional.

Según cuenta Dalay, agricultora de la localidad de San Pedro, su familia simplemente busca compartir parte de su gastronomía. Cuentan con preparaciones tradicionales como mermeladas de damasco, albaricoques, dulce o carne de membrillo y jalea de membrillo, como también el café de higo.

No conforme con ello, se mantienen innovando continuamente, preparando productos como mermelada de pétalos de rosa del año en sus dos versiones: una de intenso sabor y aroma mientras que la otra destaca por su sabor más fresco y suave (utilizada en gastronomía y algunos bares). También ofrecen mermelada de breva e higo; mermelada de quínoa con durazno, entre otras interesantes mezclas.

Algunos productos destacados son los masticables y regaliz, pétalos de flores comestibles, arrope de uva, infusiones en formato para tetera y bolsas individuales, además de un tónico que permite mejorar el tránsito lento, de sabor muy suave.

Cuenta la agricultora que en su pueblo “casi todas las familias toconares, desde tiempos inmemoriales, procesan sus cosechas. Tanto hombres como mujeres, dan fe de los árboles antiguos que yacen en la zona”.

Además, dice que el desarrollo de este tipo de cultivos, en la cuenca del salar de Atacama, se remonta a tiempos inmemoriales. “Este olvido o invisibilidad ha permitido de cierta manera permanecer en una especie de burbuja en el tiempo”, relata Dalay.

En Toconao, para cultivar y tener producción, cada agricultor debe tener conocimiento y mucha dedicación, pues están ubicados en la cuenca del Salar de Atacama, donde el agua es escasa y se debe caminar bastante por senderos angostos, por lo que la poda y abono se hace de forma manual, cargando el peso en la espalda. Y para cosechar, lo mismo, sumado a subir y bajar arenales, según el sector, lo que requiere una gran demanda física.

“Antiguamente, hasta 1920 aproximadamente, algunos pobladores tenían burros amansados para transportar carga al huerto. Asimismo, se daba la negociación o arriendo de este transporte animal que era de utilidad”, comenta la agricultora.

Su madre, Anapetrona, toda su vida la ha dedicado a la agricultura y a la cocina. Sus antepasados, de igual forma, heredaron este modo de vida el cual, como descendencia, hoy para sus hijos y nietos es algo natural en el desarrollo culinario. Se trata de un modo de vida habitual.

Dada la admirable historia de esta agricultora, es que decidimos entrevistarla junto a su familia, para conocer más detalles sobre su trabajo y cómo se ha apoyado a partir de los beneficios que otorga el Estado.

¿En qué proyectos, becas o programas del Estado han participado? ¿Les ha ayudado para potenciar su pyme?

Anapetrona (madre): “Soy de una época en que formalizar un negocio, era prácticamente algo imposible, por falta de infraestructura, falta de movilidad para hacer trámites, no había mucha información de cómo y dónde ir. Muchas veces estuve en la encrucijada de gastar en formalización o mantener a mi familia… tiempos de escasez, por lo menos en mi caso. Aun así, en los últimos años siendo ya adulta mayor, he participado en proyectos de Sercotec, Indap y Conadi”.

Dalay Noemí Gonzales: “Fui beneficiario Capital Semilla de Sercotec, también beneficiaria de un proyecto de Indap.  Formalicé mi negocio en 1998 y el año 2010, se obtuvo la resolución sanitaria. También estoy inscrita en Chilecompra. Formamos parte del catálogo digital de Corfo. Participo activamente en Programa PTI Agro Alimentos de Corfo.  Pongo en valor el trabajo de muchos, pero en especial el de mi madre e hijas. Mis hijas son una motivación importante.

Sentir en la actualidad que tengo el privilegio de reunir a tres generaciones madre, hija y nietas, heredando conocimiento y cultura, es gratificante como madre e hija. No tengo certificaciones de entidades culinarias, solo cuento con la validación de tías-abuelas que ya no están y de mi madre. He formado un hogar hermoso de lolitas que sienten cariño en ayudar a su abuela, sea limpiando un huerto, acarreando guano o cosechando”.

¿Cómo ve el panorama respecto a las pymes lideradas por mujeres?

Dalay Noemí Gonzales: “Las mujeres en general siempre hemos generado economías, más aún si somos madres solteras. Esta circunstancia no te da mucho margen a equivocarte. Las mujeres ya al llevar la economía de un hogar, tienen cierto dominio de cómo invertir o qué hacer con el dinero”.

Anapetrona (madre): “En mi época era difícil tener acceso a préstamos o a un trabajo bien remunerado, por lo que tenías que esforzarte el doble, esmerarte en hacer tus preparaciones bien para que el cliente prefiriera tus productos, por preparación y limpieza. Siempre nuestro entorno ha sido competitivo, lo que hace, a veces, difícil trabajar en equipo. Las mujeres tenemos una imagen en la que podemos dar distintas miradas o puntos de vista. Pero nos caracteriza la responsabilidad y el esfuerzo.

Creemos en las asociaciones agrícolas, que son un aporte real a la cadena agroalimentaria del país, por lo que deberían tener más apoyo y reconocimiento.

En su momento fuimos parte de la cadena agroalimentaria de la segunda región. Llevábamos parte de nuestras cosechas a Calama y Antofagasta, luego el tiempo se hizo compañero de nuestro oficio relegándonos al olvido.  Hoy mis hijos, sobrinos, amigos, coterráneos, buscan innovar, generar nuevos y más cultivos. Debe articularse la oportunidad, la segunda región no es solo minería”.

Milena, Paola Analaura, Pía y Vito (nietos de Anapetrona): “Tener a nuestra abuela, compartir y aprender de ella, de su paciencia, que pelea con el viento porque bota las flores o trae heladas que dañan la cosecha, mirar y sentir sus manos partidas por el trabajo con la tierra, nos transmite el amor por la naturaleza, por la tierra, por las preparaciones gastronómicas.  Nos compromete a intentar hacer visible esta manera de hacer cultivos, a no olvidarla y mantener vivos sus árboles”.

¿Qué están haciendo ahora como pyme?

Dalay Noemí Gonzales: “Actualmente, estamos vendiendo parte de nuestro stock a través de nuestro Instagram @saboresescondidos.cl.

Tenemos un local en Toconao y otro en Calama.  De vez en cuando nos invitan y participamos en ferias. Hemos postulado a algunos proyectos. Veremos qué sucede.   También estamos organizando una feria con el Departamento Andino de la Ilustre Municipalidad de Calama. Son un gran equipo, muy profesional.

También hemos postulado a Corfo Innova.  Quizás no seamos adjudicados, pero dejamos un precedente de que hay agricultores. Tenemos una Asociación de Agricultores de Toconao, refundada en 1995, con memoria, conocimiento e historia”.

¿Cuáles son sus proyecciones y metas para el futuro?

Dalay Noemí Gonzales: “Queremos aumentar nuestro nivel de compra a productores locales. Que la agricultura del desierto sea reconocida, aceptada y valorada.

Aumentar nuestra producción se ve difícil, ya que los cultivos se desarrollan en huertos pequeños de 10×20 metros aproximadamente. La producción es de calidad, pero limitada. Al ser pequeños predios el propietario tiene que ir a uno o dos huertos, unos distantes del otro. No hay cultivos por hectáreas.   

Ambiciono quizás en el futuro cercano que las entidades gubernamentales, pudiesen valorar la agricultura del desierto, que discrepa mucho de la desarrollada en el sur de nuestro país.

Trataremos de tecnificar el riego, pero los programas enviados a la segunda región insisten en canalizaciones. A futuro sería ideal que hubiese más y mejores asesores para los levantamientos, pues en la actualidad son prácticamente una aguja en un pajar.  

Ojalá se genere un interés real para mejorar nuestras condiciones, pero si no te involucras y no escuchas, jamás vas a conocer las necesidades reales de los agricultores. Hay mucho trabajo de campo que desarrollar, ya sea por entidades gubernamentales, asesores, empresas u otros.

Es la única estrategia que como familia vemos en el futuro inmediato para aumentar nuestra producción, generar ingresos, mantener la lealtad de nuestros clientes y poder vivir de esta pyme con calidad de vida.

Quisiera aprovechar de agradecer a muchos agricultores y pobladores de Toconao. Tengo gratos recuerdos de mi niñez en el pueblo, gente que ya no está, que me vio crecer, otros que veo que se van haciendo mayores y coterráneos con quienes crecí. Me alegra verlos.   Espero siempre traten de coordinar su corazón con su mente, no todo es malo, vean su entorno, paisajes únicos en la cuenca del Salar de Atacama que existen gracias al esfuerzo de manos Lickalantay”.

Al ser consultada sobre el apoyo concreto que recibió este emprendimiento agricultor a través del PTI de Agroalimentos, la Gerenta de Gedes de la Región de Antofagasta, Karen Sánchez, afirmó que “para nosotros como Administradores del Programa Territorial Integrado de Agricultura Sostenible y Alimentos con valor agregado en el Desierto de la Región de Antofagasta, contar con beneficiarias del programa con emprendimientos a base de la transferencia del conocimiento de generación en generación de una familia de mujeres liderada por la señora Anapetrona, quien toda su vida se ha dedicado a la agricultura y cocina con cariño conservando la cultura y costumbres Lickalantay, se transforma en un aporte sustancial para la propuesta de valor y trabajo con sentido. Como Gerenta de Gedes de la región de Antofagasta, compartir experiencias con mujeres líderes en sus áreas suman a las experiencias en conjunto para crear nuevas instancias de desarrollo”.



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