La doctora en Microbiología y directora del laboratorio de investigaciones microbiológicas de lagunas andinas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, María Eugenia Farías, colaboró con la investigación que realizó el Centro de Ecología Aplicada Ltda. (CEA) con la Secretaría Regional de Medio Ambiente, sobre los humedales alto-andinos de la Segunda Región; logrando constatar que cada uno de ellos es un ecosistema vivo. Por lo cual, recomienda que "nunca toque ni se sumerja en el agua de estas lagunas como Cejar, Tebenquiche, Brava y Llamara: porque además de salinas, tienen un PH extremo (alto o bajo) y muchas de ellas tienen un altísimo contenido de arsénico".
Si bien tanto las Lagunas Cejar como Tebenquiche, son altamente demandas por los turistas nacionales e internacionales, al parecer no sería una buena idea utilizarlas para el baño. Algunos de los componentes detectados en ambas lagunas, son tapetes microbianos y evaporitas de yeso habitadas por organismos extremofilos, implicando que esto tiene presencia en toda el área, además de sus características físico- químicas.
Por ello es necesario tomar las precauciones debidas, antes de sumergirse, como la importancia del tiempo en que se puede permanecer sumergido, tal como se realiza en el mar muerto.
Cejar
Es uno de los lugares con mayor presencia de turismo y no puede faltar en los paquetes turísticos que ofrece el poblado sampedrino, donde la consigna de muchos tours es "puedes flotar sin mayor esfuerzo" esto es por la carga de salinidad que posee el lugar.
Esta laguna tiene 152 partículas por millón, presentes en su agua donde muchos turistas se han sumergido, contando con un PH de 7,65 milisiemens/cm, más 78,1 gramos por litro de sodio, sumado a los 615 miligramo por litro de boro, entre otros elementos que contiene como: carbonato de calcio, sulfato, cloruro, fósforo soluble, fierro, zinc, nitrato, calcio, magnesio y potasio.
A diferencia del agua de mar que contiene aproximadamente: sólidos disueltos como el cloro (55,1%) y el sodio (30,6%). Y en una presencia mucho menor se encuentra el sulfato (7,6%), el magnesio (3,7%), el calcio (1,2%) y el potasio (1,1%).
Tebenquiche
Es otra de las lagunas estudiadas y muy cotizadas por el turismo de la zona, pero en ella también se encontraron tapetes microbianos y evaporitas de yeso habitadas por organismos extremofilos. Sin embargo sus niveles de salinidad cambian, contando con 164 partículas por millón, un PH de 7,35 milisiemens/cm y 104 78,1 gramos por litro de sodio, teniendo además una alta concentración de boro con 698 miligramo por litro, sumado a los elementos como carbonato de calcio, sulfato, cloruro, fósforo soluble, fierro, entre otros.
Estas condiciones extremas de minerales propician la vida microbiana en estas aguas, que además son de vital importancia para el estudio de los primeros rasgos de vida en el universo. Pero, no propondrían un lugar apropiado para el ser humano.
Protección
La doctora en microbiología, María Eugenia Farías, menciona que el cuidado y protección de estas lagunas es primordial para la continuidad de la vida de ellas y con esto también desarrollar planes de turismo responsable.
Ya que al tratarse de ecosistemas extremofilos tienen ¨súper poderes¨ y son resistentes a todo, de hecho habitan la tierras desde hace 3800 millones años, necesitando para vivir luz y agua tan salina donde no pueden sobrevivir otros seres vivos que los desplacen.
Para preservarlos hay que mantener el agua con las condiciones de salinidad adecuada y evitar arrojar basura o residuos cloacales. Tampoco hay que pisarlos sobre todos los tapetes que son muy blandos.