Menores que llegaron sin saber tocar una nota y sin conocimiento del lenguaje musical, poco a poco, y acompañados por la constancia de las docentes y su propio esfuerzo, lograron tocar un instrumento. Algunos incluso han llegado a formar parte de la Orquesta Infantil y Juvenil del Altiplano.
Este magnífico proyecto, realizado por el Centro de Desarrollo Social y Cultural Orquesta de niños del Altiplano y con el apoyo permanente de Minera El Abra, ha permitido que más de 300 niños, niñas y jóvenes hayan aprendido a leer musical y tocar un instrumento. Muchos de ellos han participado de conciertos en sus comunidades, así como en giras y en el
Campamento Musical Internacional, iniciado en 2019
Hoy se abre un nuevo ciclo, en el que ingresarán estudiantes nuevos de las comunidades indígenas de Alto El Loa y continuarán antiguos alumnos de la Escuela BaÃŒÂsica E-34 y la Asociación Indígena Urbana Pata Hoiri, totalizando 60 alumnos para este año.
“Partimos en 2005 y desde ese momento se constituyó la primera Orquesta del Altiplano, conformada por niños de Chiu Chiu, esa fue la primera generación”, señaló Paola Canto, su directora. “Desde ese momento hemos realizado muchas actividades, como una gira a nivel regional en 2011, festivales, conciertos, música en escuelas y en barrios”.
Canto, señala que “la música a los niños los impacta de muchas formas, ya que además de transferirles la pasión por la música, los lleva a un crecimiento personal, aprenden a ser solidarios, a trabajar en equipo y a desarrollarse de una manera integral”. Agrega que no solo es una instrucción musical, sino que les dan herramientas para la vida.
Andrea Soza, profesora de este centro y oriunda de Calama, se inició en la música a los 11 años cuando comenzó a participar de la Orquesta del Altiplano. Luego de estudiar Pedagogía en Música en la Universidad Adventista de Chile, volvió a su ciudad natal, ya que “sentía que tenía que devolver la mano a la ciudad que me enseñó, para que los niños tengan más opciones, para aprender estos instrumentos y prepararlos para las futuras orquestas”.
Soza señala que la música “es muy favorable para los niños, ya que empiezan a tener una gran autoestima por que se sienten capaces de lograr sus sueños y además se les inculca la responsabilidad, la perseverancia y toda su familia se involucra en este proceso”.