Cuidando el valioso Salar de Atacama

Columna de El Mercurio de Calama

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 09 de octubre de 2018 Visto 311 veces

Las señales de alerta provienen de diversos sectores y es indispensable proteger con responsabilidad este santuario natural. La sustentabilidad y la responsabilidad social no deben ser solo palabras bonitas que utilizan los productores, sino que debe hacerse realidad en el entorno en que trabajan.

El mayor depósito salino que tenemos en nuestro país es el Salar de Atacama, situado sobre los dos mil metros del nivel del mar y que tiene una extensión de 100 kilómetros de largo por 80 kilómetros de ancho.

En esta depresión ubicada a los pies de la cordillera, caen aguas que no tienen salida y allí se forman lagunas y pozas de sal que poseen el 25 por ciento de las reservas mundiales de litio y otras sales.

Este santuario que forma parte de la reserva Los Flamencos, es el hábitat natural de estas aves y otras especies que viven por estos recursos de agua.

Este mismo lugar es uno de los destinos turísticos más conocidos a nivel mundial ubicado en el desierto más árido del planeta y además cobija a uno de los yacimientos más grandes del mundo en explotación de litio y sales. De esta cuenca extraen agua varias mineras de la provincia de Antofagasta, lo que genera todo un conflicto de intereses.

De allí la tarea que se han dado algunas organizaciones ambientales y gubernamentales por proteger esta zona, que tiene un frágil ecosistema y que si sus aguas desaparecen, terminará toda la vida que sustenta el lugar.

Es necesario tomar conciencia, entonces, del valor de este salar de Atacama y el gobierno debe buscar los mecanismos de no seguir sobreexplotando aguas del lugar y exigir plantas desaladoras para traer agua a las mineras del sector.

Debemos mirar hacia el futuro y velar por el escaso recurso hídrico que hay en el lugar porque su deterioro afectará a la sobrevivencia del pueblo atacameño instalado en la zona.

Tenemos que buscar un equilibrio entre el progreso y el salvaguardar nuestro ambiente y las culturas que rodean estos lugares ricos en minerales.

Se requiere hoy, más que nunca, una responsabilidad social y medio ambiental, y eso debe demostrarse protegiendo que lo está en riesgo.

Hoy las cifras son alarmantes: el 70% del agua se usa en minería, el 17% en el sector agropecuario y un 13% para el consumo humano. Estos porcentajes hablan por sí solos y debemos buscar el equilibrio.

 



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