El lado VERDE de SAN PEDRO DE ATACAMA

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 13 de noviembre de 2016 Visto 312 veces

En el rancho de Atacama Horse Adventure, la del valle de Catarpe es una de las excursiones más pedidas y pareciera que hasta sus trece caballos tienen un gusto especial por el circuito, uno de los más verdes para hacer cerca de San Pedro. A cinco kilómetros del pueblo, este valle se alimenta por el río del mismo nombre, que sirve para que los caballos puedan chapotear un poco.

Desde el rancho se hace una cabalgata de seis horas por una zona que tiene colores más notorios en primavera. Tras la imprescindible charla de seguridad, se parte por un primer tramo algo árido que luego va adquiriendo otros tonos. Tras alejarse del área habitada, aumentan los brotes de alfalfa y maíz, mientras en el horizonte se asoman algunas de las cumbres más famosas de la zona: los volcanes Licancabur, Láscar y Putana.

Cuando las plantaciones quedan atrás, el sendero se adentra en un cañón verde, donde la huella del río San Pedro permite orientarse fácil. Se alcanza a ver la capilla de San Isidro, edificada en 1913 por el colono italiano Lucas Cenzano. Hoy, la capilla es un pequeño detalle arquitectónico. Sus paredes de adobe, con una pequeña puerta y cruz celeste, son la primera escala de la ruta.

La corriente del San Pedro va aumentando y ocurre lo mismo con los arbustos alrededor.

En las seis horas de marcha, el paisaje evoca lo que debe sentirse encontrar un oasis, con grandes chañares dando sombra. Si se avanzara más por este valle, se podrían ver petroglifos en algunas paredes rocosas, pero esta excursión se desvía de Catarpe antes de encontrar dicha zona: con la idea de cabalgar entre los contrastes de San Pedro de Atacama, se toma esta vez un sendero que sale del valle para adentrarse en la Garganta del Diablo, uno de los sitios más especiales a la hora de cabalgar en Catarpe.

Apto para mountainbike y caballos, este desvío puede resultar atemorizante al inicio, cuando el camino de tierra se aleja del río para introducirse por una grieta entre las paredes del cañón. Desde afuera, el sendero pareciera verse algo oscuro, pero una vez que la cabalgata cruza el umbral de roca, la luz del sol se cuela por las laderas de piedra. Como esta vía es bastante más angosta que el valle, hay tramos en donde las paredes superiores se juntan mucho, tapando un poco al sol. Durante esos breves segundos, es como si se estuviera cabalgando adentro de una cueva, pero este sector angosto tiene solo un par de metros y fuera de él, la Quebrada del Diablo aparece brillante, absorbiendo toda la luz del desierto.

Este pasadizo, conocido como la Garganta del Diablo, permite dejar atrás la zona del valle para retornar hacia el rancho sin tener que repetir el camino que hicimos hasta ahora, y enfocándose en cambio en este nuevo paisaje. La quebrada que se asoma a la salida de aquel pasillo rocoso no solo sirve para dar una vuelta y devolverse, si no que desde aquí uno podría sentir que está parado en un mirador, con el desierto de San Pedro de Atacama a los pies. Un punto ideal para detenerse a observar o fotografiar el paisaje, antes de volver a casa.



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