Editorial situada en San Pedro de Atacama publicó cuatro libros

Los textos son de antropología y arqueologías. Entre las novedades uno de ellos tienen contenido científico adaptado al público infantil.

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 25 de noviembre de 2017 Visto 295 veces
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La editorial universitaria Qillqa situada en San Pedro de Atacama, esta semana hizo el lanzamiento oficial de cuatro libros. Uno de ellos, con contenido científico, pero adaptado para el público infantil.

Esta semana Qillqa Ediciones del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo de la Universidad Católica del Norte, lanzó un set de títulos correspondientes a diferentes y nuevas líneas de publicación que fueron presentados por miembros del Comité Editorial.

La Serie Tesis fue presentada por la antropóloga Marina Weinberg (que corresponde a los mejores trabajos presentados por candidatos al doctorado en Arqueología dictado por el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo de la UCN). Así es como Daniela Valenzuela, presentó su libro Dimensiones sociales de la tecnología de producción de arte rupestre del valle de Lluta, norte de Chile. Del mismo modo, Raúl Molina, autor de En la huella está el peligro, arrierías de puna y desierto, compartió su investigación que lo llevó a descubrir cómo el intercambio de productos entre arrieros, práctica supuestamente del pasado, aún se mantiene de manera informal.

Por otra parte, Fernanda Kalazich, presentó la segunda edición del exitoso libro Políticas del Pasado: Indígenas, Arqueólogos y Estado en Atacama de Patricia Ayala, perteneciente a la Serie Monografía obra pionera en investigación etnoarqueológica, al describir las relaciones entre estos importantes actores sociales.

Finalmente, Carolina Agüero presentó la Serie Cuentos y al primer autor de esta nueva línea, Diego Álamos, licenciado en filosofía y editor de profesión, quien escribió Ckaari, una historia sobre el mineral de cobre, el desierto y el amor. Destacó el trabajo de la ilustradora Magdalena Contreras y de Valentina Figueroa, quien estuvo a cargo del sustento histórico del cuento.



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