La minera Rockwood Lithium selló hace unos días un inédito acuerdo con las comunidades atacameñas cercanas a las operaciones de la empresa en Salar de Atacama, convenio que considera la participación de las comunidades en las ventas de Rockwood, equivalente al 3% de los ingresos.
El acuerdo permitirá viabilizar la materialización de los proyectos de la minera en el marco de su reciente alianza con Corfo para la explotación de las reservas en esa zona, consigna Diario Pulso.
El memorándum, a cuyo contenido tuvo acceso Pulso, define al acuerdo alcanzado como “un nuevo paradigma en las relaciones entre las comunidades indígenas y la industria minera nacional”.
“El Convenio es inédito en su enfoque del desarrollo, basado en el respeto, diálogo genuino y búsqueda de beneficios mutuos. Por un lado, las comunidades son vistas como un verdadero socio para el desarrollo de la industria minera. Por otro, se concibe el desarrollo de las comunidades incluyendo las prioridades e intereses de las mismas comunidades, con un enfoque inclusivo”, señala la empresa.
El acuerdo fue firmado por unas 18 comunidades de la cuenca del Salar de Atacama, que agrupa en total a unas 5 mil personas. Además se suma el Consejo de Pueblos Atacameños, la entidad que las agrupa, agrega el matutino.
“El Convenio se inspira en los principios del Convenio 169 de la OIT, en tanto busca generar fórmulas de participación de las comunidades atacameñas en los beneficios derivados de la explotación de litio en el Salar de Atacama, con lo que se hace cargo además de una recomendación incorporada en las conclusiones de la Comisión Nacional del Litio”, añade la compañía.
En el pacto se establece además que las comunidades manifiestan su apoyo “al desarrollo sostenible de la empresa”, el que se materializará mediante distintas medidas como, por ejemplo, la venta de energía limpia producida por una planta fotovoltaica, en reemplazo de las actuales fuentes con combustibles fósiles. Esto permitirá, se establece, que Rockwood disminuirá su impacto en el territorio.
Otro punto es que tanto la empresa como la comunidad establecen mecanismos para vigilar y monitorear en conjunto los recursos hídricos; el desarrollo de ciencia para el cuidado y protección del salar; y el establecimiento de mesas tripartitas entre la minera, el Consejo de Pueblos Atacameños y centros de estudio que desarrollen proyectos.
Respecto del aporte monetario, se especifica que el uso de estos recursos será educación, innovación y emprendimiento. En el ítem educación, una parte se utilizará en becas de estudio y el resto se gastará en lo que la comunidad decida, de acuerdo con un plan de desarrollo y presupuesto de carácter anual, señala Pulso.
“Cada empresa tiene que buscar la mejor forma de relacionarse con las comunidades cercanas a su operación. Ciertamente tenemos la convicción de que existe un nuevo paradigma sobre cómo construir relaciones con las comunidades indígenas, que se basa en principios de respeto por sus prioridades e intereses, diálogo genuino y búsqueda de beneficio mutuo. El convenio está anclado precisamente en esos principios, y ésa creemos es su principal fortaleza”, comenta Paulo Barraza, Jefe de Relaciones Comunitarias de Rockwood.