El invaluable legado arqueológico que dejó el investigador George Serracino

LABOR. Llegó a San Pedro de Atacama, en su condición de sacerdote proveniente de Malta, pero siempre siguió su pasión por la arqueología y antropología y participó de estudios y hallazgos. La semana pasada falleció en El Paico.

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 18 de octubre de 2021 Visto 455 veces
SERRACINO SE INSTALÓ EN LA REGIÓN METROPOLITANA DONDE FUE DOCENTE EN RECINTOS DE EDUCACIÓN SUPERIOR
UNA DE LAS ÚLTIMAS REUNIONES FAMILIARES EN LA QUE PARTICIPÓ EL INVESTIGADOR.

Hace algunos días conocimos la noticia del deceso del arqueólogo y antropólogo George Serracino Calamatta, un profesional que entregó su vida a grandes exploraciones que permitieron el esclarecimiento de lo que fue la vida de antiguas culturas que tuvieron sus asentamientos en Sudamérica, Chile y fundamentalmente en la Región, donde concentró sus estudios de por vida y en sus inicios inclusive trabajando junto con el Padre Gustavo Le Paige, en su llegada a Chile, hacia donde emigró desde Malta, su tierra natal.

Su legado es de tal trascendencia que no por nada editó sus investigaciones que hoy son materias de enseñanzas para los arqueólogos y antropólogos que siguen sus pasos en las universidades del país.

Si bien Serracino nació en Malta, se le consideró un chileno más, por cuanto de muy joven llegó a la Segunda Región para desarrollar su carrera, y poner sus conocimientos a disposición de la zona. Lo hizo en su condición de sacerdote, misión eclesiástica que abrigó desde los 17 y hasta los 42 años.

Desarrolló su función sacerdotal en la provincia El Loa, pero no dejó de lado su pasión por la antropología y arqueología, las que mantuvo intactas hasta sus últimos días. Por lo mismo en San Pedro de Atacama trabaja y vive con el sacerdote Gustavo Le Paige.

También se desempeñó a la par con la destacada profesional arqueóloga aún instalada en San Pedro de Atacama, Ana María Barón.

Labor arqueológica

Es así como con ella logra descubrir el Museo de Sitio de la localidad de Caspana y también descubre el Cementerio Topáter, a ocho kilómetros al noroeste de Calama, cuyo material hasta hoy se resguarda por ser parte de la historia loína. Su idea fue reinstalar dicho material en el mismo lugar donde hizo el hallazgo (museo in situ), gestión que no le fue permitida, al parecer por razones políticas. No obstante, Serracino certificó que la data de las piezas era milenaria y que nada tenían que ver con otras osamentas que eran buscadas en el mismo sector.

El hallazgo fue en el año 1981 en la temporada en que se creó la Corporación de Cultura y Turismo de Calama, donde asume funciones como arqueólogo. Siendo su director Guillermo Caimanque. Y luego nombran al entonces sacerdote director de la misma.

Jamás dejó de desempeñar sus estudios exploratorios en la provincia, por lo mismo viajaba constantemente a San Pedro de Atacama. Donde también desarrolló una destacada misión preservando las raíces locales.

Todo su trabajo como arqueólogo y antropólogo está escrito y es público.

Allí relata paso a paso cada una de las áreas visitadas y exploradas a profundidad por este profesional.

Su nueva vida

Cuando desempeñaba variedad de funciones, Serracino conoce a Ana Isabel Matus de La Parra, de quien se enamora y decide dejar el sacerdocio y contrae matrimonio con la que se mantuvo unido hasta esta fecha, en que falleció de una insuficiencia respiratoria. Vivía en la localidad de El Paico, cerca de Chiñihue en la Región Metropolitana .

De esa unión nació Jonathan George y además le sobreviven tres nietos.

Con gran admiración y sin dudas eternamente enamorada Ana Isabel Matus accedió a comentar su relación con quien dijo: "Fue el amor de mi vida. Pero ahora se me fue".

"Alcanzamos a vivir 38 años de matrimonio. Y fue una vida hermosa junto a él", nos relata.

Sus primeros años juntos los vivieron en Calama. A comienzo de los noventa, se trasladaron a la Región Metropolitana, para vivir en el campo.

Resalta de él su gran calidad humana, y recuerda que desde que le conoció, le encantó el cómo compartía sus conocimientos. "A mí me hubiese gustado ser arqueóloga. Era mi sueño. Pero él daba a conocer sus estudios y por eso, me encantó desde siempre. Adquiriendo sus conocimientos, nos enamoramos y nos casamos".

Lo calificó como "una persona muy dedicada, muy tranquilo. Supo valorar mucho a su familia. Por eso lo considero fue una persona muy entregada a los suyos, muy tranquilo. Resumiendo un muy buen hombre. Muy respetuoso. Yo creo en Dios, pero católica no soy. Sin embargo él murió siendo católico. Pero me siento muy orgullosa de haber sido su esposa. Y era poeta, escribía unos poemas muy lindos para mí, era mi poeta personal".

Impresiones

Inmediatamente se supo de su muerte, las manifestaciones de cariño y las condolencias para su familia no se dejaron esperar.

Un buen amigo de él fue el ex alcalde de Calama y ex senador de la república, Carlos Cantero Ojeda, quien lamentó su muerte y dijo "reconozco en George Serracino a un antropólogo relevante en la recolección de información patrimonial histórico y cultural de la región de Antofagasta y por extensión del norte de Chile. Cumplió un rol muy importante en su trabajo colectivo con el Padre Gustavo Le Paige. Era un hombre de gran calidad humana de un perfil de proyección profesional de carácter internacional. Dejó un tremendo legado académico intelectual y marcó huellas en la recopilación de antecedentes sobre la identidad cultural en el norte de Chile, y muy especialmente en torno al Salar de Atacama y a los Pueblos Lickanantay".

Una persona que habló con mucho cariño también fue la arqueóloga de San Pedro de Atacama Ana María Barón, quien recordó cuando el fallecido arqueólogo llegó a vivir a Chile procedente de Roma donde estudió Arqueología, para luego ordenarse sacerdote y empezó a trabajar en el Museo del Padre Le Paige en los años 70, contratado por la Universidad del Norte, entidad académica que luego le encomendó viajar a Estados Unidos para lograr un magister en la Universidad de Cornelio donde obtuvo tal grado en antropología y arqueología, para luego de nuevo trabajar con Le Paige

Posteriormente se instala en Caspana. "Allí llegamos el arqueólogo Leandro Bravo y después yo, a realizar excavaciones, ordenamiento y clasificación del Cementerio Los Abuelos, yacimiento arqueológico muy destruido por los ingenieros de la Braden Cooper Company de Chuquicamata, quienes destruían cementerios indígenas para obtener sus piezas culturales".

Agregó Ana María Barón que al final de 1979, bajo la dirección de Serracino, nació el Museo de sitio de Caspana vigente hasta el día de hoy, un aporte al conocimiento de la cultura del lugar. Además de su trabajo científico, trabajo en forma paralela en su misión religiosa, la cual era visitar los pueblos de la provincia El Loa, muy dejados de la mano de Dios, donde bautizaba a los recién nacidos, hacía misas y atendía los problemas que la gente le exponía".

"Años después, conoció a su esposa con la cual tuvo un hijo y se trasladaron a Santiago ejerciendo como profesor universitario, obviamente cambiando su quehacer religioso por la formación de un hogar y su familia", resaltó.

1981 ese año lidera el equipo que realiza el hallazgo del cementerio de Topáter en Calama.



Más información sobre Cultura