Saqueo del Salar de Atacama. Tensión entre la comunidad originaria Lickan Antay y la alianza CODELCO-SQM

Este lunes cuatro de las cinco comunidades que ocupan la zona sur del Salar de Atacama comunicaron a través de una declaración la suspensión de su participación en la mesa tripartita entre CODELCO, SQM y el Consejo de Pueblos Atacameños (CPA), como medida de presión, ante la mayor afectación que tendrían por la alianza de las mineras y el cuidado del agua. Pero ¿es la línea del gobierno de Boric, detrás de la alianza CODELCO-SQM la que protegerá los salares y/o acabará con el saqueo y destrucción del medio ambiente?, claramente no y lo demuestra la recién política de red de salares. La única vía posible para una transición ecológica mitigando el impacto ambiental es la que podrían dar los trabajadores y las comunidades.

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 19 de abril de 2024 Visto 296 veces

Una nueva tensión atraviesa la alianza de CODELCO-SQM por la explotación del litio en el Salar de Atacama, mientras la minera privada del ex yerno de Pinochet sigue negociando para que los accionistas de la china Tianqi decidan con su voto el futuro de esta alianza, un nuevo capítulo se abre en la mesa tripartita entre la minera estatal, la privada y el Consejo de Pueblos Atacameños (CPA), esto tiene relación a que un sector de las comunidades originarias del Salar de Atacama habría declarado su suspensión de esa mesa de diálogo ante la insuficiencia del gobierno para tomar en cuenta los reales problemas de las comunidades más aledañas a la zona de explotación del Salar.

Específicamente son cuatro de las cinco comunidades de la zona sur del Salar de Atacama las que estarían suspendiendo su participación en la mesa tripartita: Peine, Camar, Toconao y Socaire. La comunidad de Talabre no se habría sumado a las otras cuatro firmas, debido al proceso de elecciones internas en el que se encuentran, pero desde las otras cuatro comunidades aseguran que las molestias por las cuales se suspende la participación son compartidas por Talabre.

Los motivos de la suspensión se deben a que las conversaciones se encontraban avanzando hacia la fase en la que se establecería un reglamento interno de la mesa en la que no se reconoce la mayor afectación sobre los cuidados del agua al grupo de las cinco comunidades de la zona sur, poniendo en una igualdad ficticia a esta con el resto de las trece comunidades, ya que estas se encuentran más cerca de San Pedro contando con condiciones territoriales diferentes.

Yermin Básques, presidente de la comunidad de Toconao, explica un poco la situación que ha impulsado a un sector de las comunidades a tomar esta medida de presión, primero criticando a Boric de no conocer la zona y la ubicación territorial de los pueblos en el Salar, y refiriéndose a la zona sur declaró que “estamos en una condición bastante especial y por ende tenemos la mayor afectación y somos los que tenemos ancestralmente la demanda sobre el territorio”. Esto último no es menor, ya que si bien son cinco las comunidades de la zona sur, la representación en términos de habitantes es alrededor del 60% de los comuneros que son parte del Consejo.

En esa misma línea, Básques recalcó que debe haber una diferenciación debido a la afectación distinta que tienen ante la explotación del Salar planteando que “Tenemos un trato distinto en términos de la participación no económica, en términos de la participación de los impactos que causa (la extracción de litio) y particularmente en el agua. Hoy nos estamos quedando sin agua”.

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En el mismo sentido, el presidente de la comunidad de Toconao dio a conocer en El Mercurio de Antofagasta que en la localidad el afluente que aporta más agua aporta al consumo y a la agricultura, es la vertiente de Vilaco, donde tenían derechos de 200 litros por segundo en el año 2000, y que hace un mes se dio cuenta del impacto que ha producido la extracción de litio diciendo que “tenemos 80 litros por segundo” en la actualidad.

Y es que el impacto es real cuando se trata de la explotación en la lógica y modo de producción capitalista, por ejemplo actualmente entre las mineras privadas SQM y Albemarle se consumen aproximadamente 63 mil millones de litros de agua al año.

Pero aquí no se trata solamente de que Boric no conoce la zona ni las comunidades aledañas a la explotación de litio en el Salar, tampoco es un tema de voluntad, sino que el mismo Boric ha decidido seguir con el saqueo que durante décadas profundizó la ex Concertación y la derecha en el país. Parte de ello se expresa en la política de Estrategia Nacional del Litio(ENL), donde 26 salares quedaron a disposición de las empresas privadas nacionales e internacionales para la exploración y explotación, quedando 7 que serán explotados por el Estado de Chile, quedando protegido el 25% de la superficie de salares solamente.

Esta medida fue criticada por defensores ambientales, científicos y académicos, ya que la política del Consejo de Ministros de Sustentabilidad y el Cambio Climático dio a conocer esta red de salares “protegidos” sin saber cuales son y cuáles serán sus condiciones de explotación.

Los bloqueos de enero como respuesta a la alianza y la complicidad de las dirigencias con las compañías del litio

Recordemos que durante enero de este año, las comunidades Lickan Antay llevaron adelante bloqueos luego de que CODELCO y SQM anunciaran la firma del Memorándum para explotar en conjunto el Salar de Atacama hasta el año 2060. Los bloqueos fueron principalmente porque las comunidades pertenecientes a el CPA, se enteraron por cadena nacional de esta alianza, reclamando la falta al Convenio 169 de la OIT y con ello dejando de lado de cualquier discusión, conversación y decisión a los pueblos originarios que viven en el Salar, siendo estos quienes tienen ancestralmente la demanda del territorio.

En aquella ocasión, la movilización impulsada por las bases que conforman el Consejo de Pueblos Atacameños, a la cual posterior y tardíamente se sumaron las dirigencias de aquel organismo, solicitaban la presencia de Boric por la falta de acuerdos y compromisos con los pueblos originarios, los que supuestamente serían fundamental ante cualquier acuerdo de explotación y exploración del Salar de Atacama, negándose a conversar con CODELCO y SQM.

Sin embargo, se logró descongestionar y bajar los bloqueos de las comunidades, no por la presencia de carabineros, sino porque las direcciones del CPA lograron acordar un viaje a Santiago para conversar con la ministra de minería Aurora Williams.

Sumado a la política de las direcciones del CPA, la cual dejó por una par de días más solos a comuneros de las localidades más afectadas por este acuerdo como son las de Toconao y Socaire, los dirigentes de los sindicatos tanto de SQM como Albemarle, en vez de buscar solidarizar y apoyar a las comunidades, donde gran parte de sus integrantes son trabajadores y trabajadoras de estas compañías mineras, no hicieron más que ir detrás de las políticas de las compañías mineras.

Por un lado, mientras en Albemarle desde la empresa, tuvieron toda una ofensiva de separar a las y los trabajadores de las comunidades de sus pares Lickan Antay que se encontraban bloqueando, cambiándolos desde el campamento de Peine al que se encuentra más próximo a las instalaciones de la compañía “sin presiones”, donde quienes decidieran en ese momento pernoctar como se hace cotidianamente en sus comunidades o el campamento de Peine debían justificar el no poder llegar al trabajo(cuando estaba más que justificada no poder llegar a las faenas), sino se tomaría como ausencia laboral y con ello las consecuencias más lógicas de los empresarios como es el despido.

Por el otro lado, las direcciones sindicales del Sindicato SQM Salar, sin ninguna vergüenza, tomaron la política de la compañía del ex yerno de Pinochet en sus manos, nada más y nada menos que presentando un recurso de protección contra las comunidades Lickan Antay con el argumento de que eran los trabajadores que no podían realizar el turno con normalidad, es decir la expresión literal de cómo las burocracias sindicales son el canal de transmisión de las imposiciones de los empresarios, dejando todo y separando a las y los trabajadores de las demandas de los pueblos originarios, cuando incluso muchos son parte de los mismos pueblos.

La única transición ecológica es la que pueden dar los trabajadores y las comunidades

En este nuevo capítulo de tensión entre la alianza por la explotación del Salar de Atacama un sector de las comunidades, hay una aspecto importante que recalca Básques en una de las cuñas que dio a El Mercurio de Antofagasta, cuando dice “Aquí no es un concepto económico, como se quiere tergiversar, es un tema de vida, porque si nosotros no somos capaces de construir un proceso de explotación que reduzca los niveles de utilización de agua, obviamente tenemos el riesgo de desaparecer”, aunque también presenta una contradicción en torno a con quiénes resolver este problema al plantear de que “no están quebrando la mesa ni saliéndose del diálogo, estamos diciendo que nos den la garantía que cuando comience ese trabajo, que ya tiene muy avanzado CODELCO y SQM, se nos considere en la toma de decisiones”.

Primero, quisiera detenerme someramente en la contradicción, y es que no puede ser una garantía para los pueblos originarios Lickan Antay que sólo se les considere en la toma de decisiones en las ya líneas esbozadas por la alianza que buscar explotar el Salar durante 36 años más, ya que esta responde a los intereses propios de los capitalistas y su sed de ganancias, y está más que demostrado en el mundo entero que el modo de producción capitalista sólo ha apuntado a devastar aún más el medio ambiente y el ecosistema para todos los seres vivos, ya quedó expresado más arriba con la política de red de “protección” de salares que sólo viene a profundizar el saqueo.

Y segundo, hay una cuestión importante cuando se refiere a “si nosotros no somos capaces de construir un proceso de explotación que reduzca los niveles de utilización de agua, obviamente tenemos el riesgo de desaparecer”, es cierto que si las comunidades no son capaces de construir un procesos de explotación alternativo al actual pueden desaparecer, pero la pregunta es ¿con quiénes?

No puede ser con los empresarios que hace años se vienen llenando la boca de economía verde sin cambios reales en el impacto ambiental, tampoco se trata de cerrar mineras e industrias, profundizando así la precariedad de miles de familias trabajadoras dejándolas sin sustento. De lo que se trata es de buscar una alianza contra un enemigo común, ese enemigo común que es responsable tanto del saqueo de los bienes comunes naturales transformándolo en recursos para el modo de producción capitalista y con ello la explotación de miles de trabajadores y trabajadoras.

Por lo anterior, la única forma de construir un proceso de explotación de los bienes comunes naturales reduciendo los niveles de utilización de agua ante la crisis hídrica que afecta el ecosistema es terminar con el modo de producción capitalista que pone la ganancias por encima de las vidas de millones bajo la destrucción medioambiental. Por lo tanto, hay que buscar otra forma, otro modo de producción, donde las riquezas que genera el uso de los bienes comunes naturales se pongan al servicio de las necesidades sociales y no de la competencia entre los grandes capitales con un hambre sin fin de ganancias a costa de cualquier cosa.

A la vez los grandes empresarios, enemigo común de los pueblos originarios y la clase trabajadora, tienen a sus cómplices que no permiten esta unidad, y estos son las dirigencias tanto sindicales como del Consejo que terminan trás la política que imponen las empresas, por lo tanto también son un obstáculo que las y los trabajadores como las bases de las comunidades deben romper para avanzar en un verdadero plan que termine con el saqueo y sobreexplotación tanto de la naturales como de los trabajadores.

Esta salida la pueden dar las y los trabajadores (de los cuales muchos son de las comunidades propiamente tal) que saben cómo funciona el actual proceso de explotación de los salares, la producción y transformación de las diferentes sales, la producción del carbonato de litio y su transformación, junto a profesionales que pongan sus conocimientos al servicio de la sociedad para pensar la necesaria reconversión tecnológica para no seguir dañando el ecosistema, sumado a las y los habitantes de las comunidades Lickan Antay que ancestralmente han vivido a base de bienes como el agua para sus diferentes actividades.

La forma alternativa y cambio en el modo de producción, sólo vendrá de la mano de la nacionalización de los bienes comunes naturales, donde la producción, distribución y consumo que de las transformación de estos se puede obtener sea controlada por las y los trabajadores, comunidades y profesionales que pongan su conocimiento a disposición de estos, lo que incluso permitiría responder a las necesidades urgentes de las grandes mayorías, este es el único camino para una verdadera transición ecológica.



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