Con la entrega de diplomas que certifica su capacitación en los nuevos centros de producción de artesanía construidos en el Valle de la Luna para las comunidades atacameñas, se dio cierre a un proyecto de valorización de la artesanía ancestral licanantay, el que involucró el trabajo de diversos actores del Ministerio de Agricultura y las comunidades atacameñas por un período de dos años.
Objetivo
La idea nació de la posibilidad de agregar valor a la materia prima de origen ganadero producida en la región de Antofagasta, con miras a la diversificación de la matriz productiva del sector, vinculándolo a la artesanía, la identidad territorial y el turismo.
"Agricultura, con el apoyo del Gore y gracias a la metodología FIA, ha logrado comprometer recursos importantes para la innovación en materia agrícolas y ganaderos, con los que se ha apostado por la inversión en la cultura y las habilidades de los artesanos. Con este proyecto damos muestras de cómo avanzar en la diversificación de la matriz productiva, valorizando una manifestación cuya existencia peligra por factores como la globalización", explica Jaime Pinto, seremi de Agricultura de la región.
Productos
Artesanías ancestrales en lana de alpaca, tallado en piedra, talabartería en cuero de camélidos, cerámica, orfebrería, cestería y madera, se han valorizado incorporando innovación y diseño, por medio de un trabajo que involucró una exhaustiva investigación antropológica y la capacitación de los artesanos, quienes han podido mejorar su manufactura y también aprender a trabajar nuevas materialidades.
Valle de la luna
Integrada por seis comunidades atacameñas o lickanantay, la Asociación Indígena Valle de la Luna hoy tiene la administración exclusiva de esta reserva natural de 5.477 hectáreas. La agrupación no solo se encarga de conservar este paraje de fama mundial, procurando que en el lugar se desarrolle un turismo sustentable y respetuoso de su valor patrimonial, sino que además han desarrollado una oferta de servicios turísticos, dentro de los cuales se enmarca este proyecto, que rescata y pone en valor sus prácticas artesanales vinculadas a la producción ganadera.
Hace dos años se comenzó identificando las habilidades de los artesanos y detectando las oportunidades de innovación. En paralelo se dio inicio a las obras que albergan los cuatro talleres de confección construidos: lana, piedra, madera y cuero, mientras que un equipo de especialistas diseñó una marca común, "Hebar", aportando al desarrollo de una identidad común para los artesanos.