Bordados de Memoria

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 19 de octubre de 2024 Visto 27 veces
Esmeralda ramos, gestora de la agrupación
Dos niños de la cofradía Tinkus descansando en Toconao. Esmeralda Ramos le dio volumen a los pompones
"Llameros saludan a San Pedro" de Esmeralda y Maria Isidora Ramos, una de las 34 piezas de la exposición Bordadoras de Solor.
"Colores de la Tierra", realizada por la bordadora Carmen López con punto cruz sobre osnaburgo, con lana de alpaca teñida con fibras naturales.
"Fiesta de San Lucas", de Esmeralda y Maria Isidora Ramos. Crewel sobre lino con lana e hilo de seda. 2009.
Fuente:
EL Mercurio

La Agrupación Bordadoras de Solor nació en 2010, queriendo representar parte de la cultura atacameña, y ya ha logrado generar una colección de piezas únicas, un verdadero reservorio de memoria, tradiciones y emociones. Por medio de esta técnica textil, un grupo de mujeres plasma el imaginario, paisajes, fiestas religiosas y lugares de San Pedro de Atacama. 34 de estas obras se exhiben hasta el 4 de noviembre en el Centro de Extensión Oriente UC.

Esmeralda de las Nieves Ramos Ramos (79) veía con inquietud cómo rolaban las exposiciones en el antiguo Museo R.P. Le Pai-ge en San Pedro de Atacama, donde exhibían piezas de distintas etnias, y ella pensaba, "¿cuándo será el turno de los atacameños?". Así que reunió a sus hermanas, cuñadas y mujeres residentes del ayllu de Solor, formaron un colectivo y se pusieron a bordar. Meses más tarde, en junio de 2010, inauguraron ahí su primera muestra: “Bordando fa tradición".

En esas obras inéditas afloraron sus recuerdos, costumbres, tradiciones e imágenes propias de esta localidad, también sus iglesias, por dentro y por fuera, el paisaje, sus fiestas religiosas, cementerios, los Santos Patrones. Cada una utilizando las técnicas que sabía, desde crewel hasta punto cruz dio vida a piezas textiles llenas de creatividad, expresión y colorido. "El fin no era vender, sino mostrar el talento de estas mujeres atacameñas. Había si un compromiso de impartir en el museo un taller de bordado", cuenta Esmeralda, principal gestora de este proyecto.

La segunda etapa vino poco tiempo después. “Nos llevaron a los depósitos para que viéramos los tapices que hacían nuestros abuelos. Todavía me emociono cuando me acuerdo de esos fragmentos de tejidos hechos con una finura y con hilos más delgados que un cabello", dice sobre las piezas arqueológicas que fueron la inspiración para la colección que llamaron “Tramas y urdiembres atacameñas. Legado ancestral”, que mostraron en 2014. En ellas emplearon lana de alpaca muy fina y torcida, hilada por una comunidad aymara que ellas tiñeron con tintes vegetales. "como lo hacían los abuelos", agrega.

Así fue creciendo esta Agrupación Cultural de Oficios Ancestrales e Innovadores de San Pedro de Atacama, reconocida como "Las Bordadoras de Solor", que se empeña en el rescate, revitalización y difusión de oficios andinos, en específico, de la cultura atacameña-lickanantay. Y no solo mostrando estos textiles en exposiciones, sino también a través de clases sobre tintes naturales, hilado, torcido, y talleres que además enseñan sobre cerámica, cestería, tallado en piedra, con monitores que son portadores de la tradición.

Ahora están en una tercera fase, trabajando en diseños utilitarios, corno cojines y carteras, en los que aplican fragmentos de la iconografía atacameña, para seguir exploran do las posibilidades del bordado. "Queremos tener una escuela de artes y oficios. Siento que, si nuestros antepasados sobrevivieron con lo que hacían y lo poco que tenían, nosotros podemos seguir y traspasar su legado".

Una selección de 34 de estos bordados, de la primera y segunda etapa, se exhibe en la plaza central del Centro de Extensión Oriente UC (Jaime Guzmán Errázuriz 3300) hasta el 4 de noviembre, en el marco de las actividades del Mes de la Interculturalidad: Integrando Tradiciones y Creencias.

“Esta exposición es un medio, no es un fin para nosotras. Queremos que la gente la vea en distintos lugares, ojalá poder viajar fuera de Chile, porque son piezas únicas y parte de una colección que queremos conservar. Es un reservorio de memorias, tradiciones, vivencias y emociones” afirma.



Fuente:
EL Mercurio

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