Tras cientos de generaciones dedicadas al pastoreo de llamas y alpacas, 300 familias atacameñas de Socaire, localidad de la II Región, decidieron dejar este método de subsistencia y dedicarse al etnoturismo, actividad que busca revalorizar las culturas ancestrales. Su nueva fuente de ingresos busca resaltar los atractivos de la zona de las lagunas y volcanes Miscanti y Miñiques, que forman parte de los atractivos de la Reserva Los Flamencos.
Se trata de una de las ofertas para quienes visitan San Pedro de Atacama, el segundo destino turístico más visitado de Chile por extranjeros, después de Torres del Paine.
Las familias de Socaire son las responsables de administrar esta parte de la reserva, lo que la convierte en una de las pocas áreas protegidas de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) bajo control directo de alguna comunidad.
En el lugar prestan distintos servicios turísticos, asociados a la conservación de su patrimonio y el frágil equilibrio natural. Los ingresos por esta actividad les reportan $ 200 millones anuales. Estos provienen de la venta de entradas a los cerca de 70 mil visitantes que llegan al lugar cada año, además de los servicios de tours a las lagunas y volcanes. Esto, junto con el alojamiento en dos cabañas construidas según las tradiciones atacameñas.
“Estamos felices de haber nacido y crecido en esta comunidad, y de tener ahora la posibilidad de vivir gracias a los atractivos de nuestra zona”, señala Mónica Cruz, integrante de la comunidad de Socaire.
“Antes por aquí pastoreábamos animales con nuestros abuelos, mientras que hoy surgimos gracias a la visita de turistas de todo el mundo”, puntualiza.
Su vecina, Yolanda Lasa, es una de las cinco guías del proyecto. Se ha capacitado para este trabajo y, al igual que todos quienes trabajan en torno al turismo, recibe un sueldo fijo: “La región está llena de turistas y las lagunas de Socaire son uno de los grandes atractivos de esta zona. Esperamos vivir de esta iniciativa y que luego la continúen nuestros hijos”.
Gran parte del alto flujo de visitantes, compuesto en su mayoría por extranjeros, llega al lugar para conocer su flora y fauna.
La Reserva Nacional Los Flamencos recibió más de 208 mil visitas en 2012, de las cuales, 141 mil fueron visitantes llegados de otros países. Sólo el parque Vicente Pérez Rosales, en la X Región, recibió más público el año pasado.
El director de Conaf Atacama, Ricardo Moyano, planteó que la institución trabaja en conjunto con las comunidades para conservar las taguas cornudas, que anidan en el borde de las lagunas: “Seguimos capacitando constantemente a los guías locales para que tengan una mejor interpretación de lo que los turistas ven y nos ayuden a cuidar especies en peligro, como esta ave”.
Añadió que entre las funciones de los guías está impedir que los turistas se acerquen a los lugares de nidificación o que escalen los volcanes considerados sagrados para los atacameños.
“Socaire es un lugar fantástico. Me resulta genial que los tours sean guiados por los propios lugareños y el lugar administrado por ellos”, cuenta Mario Correa, turista de Porto Alegre y uno de los 200 que llegan diariamente al lugar.
El proyecto turístico en el lugar ha recibido financiamiento de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), que aportó $ 76 millones, entre otras entidades públicas.
“La comunidad de Socaire es un ejemplo de un centro de turismo de alto nivel administrado por indígenas, los más indicados para proteger su entorno y lugares que para ellos son sagrados”, indica el director de la Conadi, Jorge Retamal.
La directora de Sernatur Antofagasta, Irina Salgado, añade que trabajan para conectar esta iniciativa con “las rutas turísticas del noroeste argentino”.