La exploración de sales de litio que la empresa canadiense Wealth Minerals busca concretar a 3 kilómetros de la laguna Tebenquiche, abrió nuevamente el debate sobre el impacto que esta industria minera genera en el salar de Atacama, su biodiversidad y las 18 comunidades que coexisten en esta cuenca, donde ya operan las empresas SQM y Albemarle.
Evaporación
La docente del Departamento de Ingeniería Química y Procesos de Minerales de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés, conoce bien el impacto que la industria del litio genera en esta zona: "Para producir una tonelada de litio se evaporan 2 millones de litros de agua desde las pozas, es decir, 2 mil toneladas de agua que no es posible recircular".
Esto, agrega, "es rentable para la industria porque significa un proceso sin costo de energía, pero lamentablemente tiene el costo de la pérdida de agua de un sistema que no es renovable, más es una región desértica".
En este sentido, la ingeniero química de la Facultad de Ingeniería de la UA aseguró que no está en contra de la industria del litio, pero sí cree que "en el salar no se están haciendo las cosas de forma sustentable. Se puede hacer ese mismo proceso, la misma extracción, pero no con el proceso actual que tiene una pérdida tan grande de agua que no es posible recuperar".
Respecto de la cantidad de agua y salmuera que se bombea desde esta cuenca hidrográfica, la profesional indicó que son más de 226 millones de litros de agua diariamente, lo que consta en los estudios de impacto ambiental de SQM y Albemarle, a las que se les ha otorgado esa cantidad, lo que además está registrado en la Dirección General de Aguas.
Minería del agua
Garcés, además, dijo que equivocadamente se toma a la industria del litio como una de la minería convencional, "como del cobre, fierro, oro o salitre, que es de roca mineral, y ésta más bien es una minería del agua, porque lo que yo estoy procesando es agua con sales y estoy sacándola de un sistema vivo, no de uno estéril. Estamos botando agua que no es posible recuperar".
Asimismo criticó que se piense en desarrollar nuevos proyectos (en la provincia hay otras 15 iniciativas). "Lo que se está haciendo en este instante, es dar autorización para que se siga extrayendo más salmuera, y eso es lo más absurdo que hay, porque el sistema está enfermo y no sabemos cómo se va a recuperar".
En relación al agua "fósil", detalló que existen estudios que indican que la Puna, en especifico el trabajo de la Dra. Diana Mutti, geóloga de la Universidad de Buenos Aires; casi no hay recarga de agua. "La existente se originó en condiciones climáticas mucho más húmedas, en otras palabras la renovación es muy lenta, por ello es un recurso no renovable", explicó la docente.