En Tarapacá y Antofagasta, que tienen las tasas más altas de este delito, las bandas venden los automóviles por partes a desarmadurías clandestinas o son enviados a Bolivia.
"Esta vez no sabía si llorar o reírno lo podía creer", asegura Paula Vergara, quien por segunda vez sufrió el robo de su vehículo en Iquique. Lo dejó afuera de su casa, en el sector sur de la ciudad, y por suerte -dice-, el día anterior "no alcancé a echarle bencina, lo dejaron botado y Carabineros lo encontró a las dos horas".
Su vehículo es un Mazda Demio, considerado junto al Honda Fit como los autos más robados en Tarapacá, buscados generalmente para robar sus piezas, como fue en este caso. "Pero hace dos años me lo robaron para irse de carrete y luego lo dejaron tirado lleno de botellas", recuerda.
Este delito es uno de los más comunes en Tarapacá, que según cifras de la fiscalía local, presenta la tasa de vehículos robados más alta del país, con 465 denuncias por cada 100 mil habitantes en 2016, un 11% más que el año anterior. Una situación similar vive la Región de Antofagasta, que si bien tuvo una caída, se mantiene con la segunda mayor tasa: 346 vehículos robados por cada 100 mil habitantes.
A tanto llega el problema, que la jefa de la unidad de Focos Delictivos de la Fiscalía de Tarapacá, Paola Apablaza, explica que el robo de autos se ha priorizado en las investigaciones. "Todos los días recibimos denuncias, ya sea por la sustracción del vehículo completo, como por la de partes y piezas".
Para el jefe del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos de Tarapacá (Sebv), Pedro Mardones, tres variables explican este fenómeno: el bajo costo de los vehículos en régimen de zona franca; la existencia de un mercado para reducirlos, tanto de desarmadurías ilegales como la cercanía con Bolivia, donde son altamente codiciados, y una cultura de poca prevención que hace que muchos dejen sus vehículos sin medidas de seguridad.
Según Mardones, este año han logrado bajar un 18% los autos robados. La cifra de recuperación, en tanto, es del 79%. El destino que les dan las bandas dedicadas a sustraerlos varía según el tipo de vehículo. Los city car son robados principalmente para sacarles las piezas o para irse de juerga. "Se roban el auto, salen de carrete y luego lo dejan abandonado", revela el oficial.
Los 4x4, muy apetecidos en Bolivia, tienen la menor recuperabilidad en la zona. Allá los compran con dinero o con droga, cuenta Mardones, "pero normalmente es la segunda. El año pasado seguimos una entrega hasta la V Región, donde se incautaron 30 kilos de droga y cinco camionetas 4x4".
En Antofagasta se ha internalizado a tal nivel la amenaza frente a este tipo de robos, que es habitual encontrar en los estacionamientos o frente a las casas vehículos con trabas en el volante o en los neumáticos, en muchos casos camionetas mineras como la robada en 2015 y que el domingo pasado se supo estaba en manos de la policía boliviana. Esta semana, la Sebv de El Loa descubrió tres camionetas mineras ocultas cerca del sitio patrimonial de Chug Chug, listas para cruzar la frontera.
Según la diputada por Antofagasta Paulina Núñez (RN), si no se recupera un vehículo tres horas después del robo, resulta casi imposible hacerlo. "Soy nacida y criada en la zona, y este es un problema que ha ido creciendo. Todos los antofagastinos conocemos a alguien a quien le han robado su auto", comenta.
Por lo mismo, la parlamentaria lamenta que el Plan Frontera Norte -dirigido al combate del crimen organizado en el norte del país- perdiera fuerza tanto en facultades como en la disminución de los recursos asignados. "Creo que servía para hacer un seguimiento y tratar de recuperar los vehículos", subraya.
''Los 4x4 los llevan a Bolivia, por eso su recuperación es mínima, porque no están circulando". PEDRO MARDONES, jefe del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos de Tarapacá.