El altiplano sigue secándose por la extracción de agua por parte de las grandes mineras y grandes hoteles como Explora, Tierra Atacama, Kunza, Awasi y Alto Atacama. Por Carlos Choque Mariño
En San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta, el escaso empleo gira en torno al turismo y a las actividades mineras que han dejado prácticamente sin agua a los indígenas atacameños y a los pequeños agricultores. Sólo para extraer litio la empresa SQM ocupa diariamente millones de litros de agua, un 80% es agua dulce que podría emplearse en el regadío de ayllus y comunidades agrícolas.
Aunque diversos sectores, entre éstos indígenas y ecologistas, han planteado que las grandes mineras debieran obtener agua desde el mar para sus procesos, como ocurre en otros países, en Chile no se ha avanzado prácticamente nada en ese tema. El altiplano sigue secándose por la extracción de agua por parte de las grandes mineras y hoteles. Grandes hoteles como Explora, Tierra Atacama, Kunza, Awasi y Alto Atacama, los mayores centros hoteleros de San Pedro de Atacama, ocupan cada vez más terrenos y más agua. Catalogados como de tres y cuatro estrellas, todos tienen varias piscinas emplazadas en los alrededores del pueblo, invadiendo ayllus justamente donde el agua escasea.
El único hotel emplazado en el centro del pueblo es Awasi. Es tan “exclusivo” que según sus propios dueños explican “no es un hotel”. Fue construido sobre un cementerio lickan antay. En el pueblo hay unas treinta hosterías y pequeños hoteles que “utilizan mucha agua, dejan cerros de basura y algunos ni siquiera ocupan la energía eléctrica del pueblo sino que tienen sus motores propios, contaminando día y noche”, dice Felisa Cenzano, anciana indígena atacameña de la comunidad de Catarpe. “En corto plazo habrá muchos más hoteles. Actualmente, se construye un edificio en hormigón, cumpliendo la normativa, que dice que debe tener una capa de adobe, como a la antigua usanza. Hace unos veinte años sólo había cuatro hoteles en el pueblo”, dice Rubén Pérez, chofer y guía turístico de San Pedro de Atacama.
“En la mayoría de los restoranes y cafés trabajan personas que vienen de Calama, de Santiago o de lugares que ni siquiera imaginas... El turismo es un excelente negocio. La mayoría de los restoranes, hoteles y residenciales son propiedad de ‘afuerinos’. Sólo en los últimos años sanpedrinos han construido pequeñas residenciales, algún café o tiendas de artesanía. Lo único que da dinero a San Pedro de Atacama es el turismo, no hay nada más”, agrega. Aunque la actividad turística deja millonarios recursos, la preocupación por los sitios arqueológicos -uno de los principales “activos”- sigue siendo débil.
Tulor, una aldea milenaria, primer registro histórico de asentamiento humano en la zona, sigue amenazada por la erosión del viento, la arena, y la escasa conservación. El año 2005 fue declarada por el programa World Monuments Watch como uno de los cien sitios arqueológicos “más amenazados del mundo”. La Corporación Nacional Forestal administra el sitio junto a la comunidad atacameña de Coyo. Recién a principios de 2009 el Consejo Regional otorgó algo más de 70 millones de pesos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) para iniciar su conservación.
“Los atacameños o lickan antay sufrimos la expropiación de nuestros territorios por el Estado chileno, incluso nos impedían hablar nuestro idioma, por eso prácticamente se extinguió nuestra lengua. Durante la llamada Guerra del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia, el conflicto sólo nos significó sufrimientos”, dice Felisa Cenzano. “Siguen habiendo minas en las fronteras, instaladas por los militares, y muchos han sido despedazados tras explosiones, muriendo o quedando mutilados. Animales también han muerto. Por la explotación del agua nos empujan a la migración y el desplazamiento forzado. Nos privan del agua en el desierto más árido del mundo. Agua que es entregada a las mineras. Nos privan de lugares ceremoniales. Es una historia de despojo”, dice Amelia Mamani, presidenta de la Agrupación Sumac-Llajta.
Tras cuarenta años, la comunidad de Catarpe celebró la antigua tradición del Santo Carnaval Atacameño. La presidenta de la comunidad, Mirta Solís, dice: “Desde fines de los años ‘60 que la comunidad no hacía el carnaval. Fueron los más viejos, los abuelos, quienes pidieron que se retomara la tradición. Es el sonido del bombo el que llama a la puri -agua-. En la quebrada de Catarpe, ubicada a unos ocho kilómetros de San Pedro de Atacama, donde los incas levantaron un Tambo, se escuchó el sonido del bombo. Los yungas -seres mágicos- enviaron algunas gotas de agua. Se vistió al viejo y la vieja, también conocidos como el Carnaval y la Carnavala, de colores vivos. Luego, junto al ‘secretario’ y los músicos, los asistentes entonaron coplas que tenían por inicio ‘este es el santo remate’. Había que rescatar esta tradición, vestir al carnaval y, por sobre todo, dar gracias a nuestra madre, la tierra, por la agricultura. Catarpeños, junto a sus hijos y nietos, caminamos cerca de un kilómetro para visitar las casas. En este trayecto se cruza el río San Pedro. En las casas, el Carnaval es recibido y se dan las noticias de la comunidad, todo en carácter lúdico. Quedamos muy satisfechos por que se trató al máximo de rescatar, con los más ancianos, la tradición, hacer el pago a la tierra, vestir al carnaval, realizar la challa, etcétera. Participó toda la comunidad”.
También se cuecen habas
En el municipio de San Pedro de Atacama hay serios cuestionamientos tras una denuncia de fraude en la construcción de una piscina municipal. La Constructora Avemo´z acusa a la Dirección de Obras Municipales, mientras el municipio se querelló contra la constructora por “fraude”. La obra no fue terminada y hay un sumario en la municipalidad. La responsabilidad podría incluso alcanzar a la alcaldesa, la Directora de Obras y los inspectores técnicos. Avemo’z acusa de “abandono de deberes” a la Directora de Obras, Patricia Lanas y a la alcaldesa, Sandra Berna, por “no dictar ningún decreto de las modificaciones que se hicieron en el proyecto”.
Tras meses de litigio, la constructora se declaró en “quiebra”. Según el abogado del municipio de San Pedro de Atacama, Héctor Gómez, la constructora Avemo’z cometió delitos: “Hay partidas que están pagadas y no están ejecutadas. También en los estados de pago aparecían ítems pagados por más de cien por ciento, esa materia está siendo investigada en la Fiscalía de Calama. Efectivamente puede haber responsabilidades administrativas de algunos funcionarios municipales. Eso se va a determinar en el sumario. Hay sumas de dinero que la empresa contratista recibió y están en su patrimonio. Si hay partidas pagadas y no ejecutadas, eso entró a algún bolsillo”, dice.
La piscina municipal fue financiada por el FNDR y Chiledeportes, por un monto aproximado de 612 millones. Unos 36 trabajadores quedaron con sus salarios impagos y los proveedores también perdieron dinero. Según el proyecto, cuya construcción se inició en enero de 2008, se construiría una piscina techada con gimnasio. Tras algunos meses de incordios, la alcaldesa de San Pedro de Atacama, Sandra Berna, interpuso en la Fiscalía de Calama una demanda por “fraude al fisco” y “estafa” en contra de la constructora Avemo`z, propiedad de Gladys y Francisco Avendaño. El monto defraudado alcanzaría, según el municipio, al treinta por ciento del total del costo de la obra. “De acuerdo a una investigación interna efectuada por el Departamento de Obras, que realizó un completo estudio sobre estados de pago y recepción de obras, derechamente estas no coinciden. Es por ello que, al detectarlo, se presentó la demanda”, dice la alcaldesa Sandra Berna.
Pero hay aspectos extraños en el caso. El proyecto tenía como plazo de ejecución el 23 de julio de 2008. En cuatro ocasiones, por vía de decretos municipales el plazo se amplió. Además, la constructora fue la única empresa que se presentó a la propuesta pública, y se la adjudicó a pesar de no tener experiencia en el rubro. La explicación para los sanpedrinos es que si la propuesta se declaraba desierta los fondos conseguidos se iban a perder. “Estuvimos unas tres semanas sin trabajar porque ‘no llegaban los materiales’, nos decían… Les preguntábamos qué pasaba y nos decían que venían recién saliendo de Calama los vehículos. Ya no creíamos nada. Además, no se marcaba tarjeta”, dice el obrero José García, uno de los trabajadores afectados por la quiebra. Otras irregularidades, que debieron ser detectadas por los funcionarios son que supuestamente los estados de pago no coincidían con los avances físicos de la obra, ni los dineros cancelados por la empresa y entregados por el municipio. Se pagó anticipadamente por obras que no fueron realizadas. Los dardos apuntan a la ex Inspectora Técnica de Obras, Millarel Castro, quien trabajaba en el Departamento de Obras Municipales, y que no habría fiscalizado o no detectó las diferencias.
Varios proveedores tampoco vieron cancelados los trabajos que realizaron. El obrero Héctor Fuenzalida, ex trabajador de Avemo`z, no abandonó la obra hasta que se le informó su despido. “Se veía que la situación de la constructora iba de mal en peor. Los sueldos no aparecerían. Algunos obreros se fueron después del primer mes no cancelado”, dice. Se vieron sin dinero ni alojamiento de un día para otro. No tenían dinero ni siquiera para volver a sus lugares de origen. “Llegaron las fiestas de fin de año, y nosotros sin plata, lejos de las familias. ¿Con qué cara íbamos a llegar a casa?, sin plata, sin regalos para las fiestas?”, dice. Algunos trabajaron haciendo “pitutos” en construcción o pintando en San Pedro de Atacama, esperando el pago de sus sueldos. El 8 de enero interpusieron un reclamo en la Inspección del Trabajo pues la solución que propuso la constructora y las mediaciones que el municipio no los dejaron satisfechos.
Les habían dicho que el 27 de noviembre de 2008 les pagarían en la municipalidad lo que les debían. “Fuimos y dijeron que estábamos todos ‘cancelados’ porque el Jefe de Obras tuvo que renunciar al contrato para que la municipalidad pudiera pagar. Ese día se nos dieron 200 ó 250 mil pesos, una aspirina”, recuerda José García. “La deuda a esa altura ya era de alrededor de un millón y medio por persona”, agrega. Los trabajadores iban de la empresa al municipio y viceversa sin obtener el pago de sueldos adeudados e indemnizaciones. Uno de los dueños de la constructora, Francisco Avendaño, les habría dicho que “el municipio les cancelaría los sueldos”. Pero cuando iban a la municipalidad, funcionarios de Obras responsabilizaban a la empresa como deudora. Recién en marzo, tras las denuncias ante la Inspección, recibieron algo del dinero adeudado. Algunos proveedores que realizaron diferentes trabajos tampoco recibieron el pago por sus servicios. Mario Espinoza y Justino Ayavire, entregaban árido a la constructora, mientras Mirtha Caques daba alojamiento y alimentación a todos los trabajadores de la empresa.
La alcaldesa lleva 16 años encabezando el municipio. “Mi gestión se ha destacado por su transparencia y por la alta eficiencia. Por ello, por la lealtad a los vecinos y en pos de la limpieza total de mi trabajo municipal presenté a la Fiscalía de Calama denuncia por fraude al fisco y estafa en contra quienes resulten responsables de los hechos materia de la denuncia en el proyecto denominado ‘Construcción piscina techada gimnasio de San Pedro de Atacama’. La obra tenía un costo total de 612 millones de pesos y se calcula que el monto de lo defraudado ascendería a un treinta por ciento del total. Hay obras que no están ejecutadas y fueron pagadas por el municipio. Se efectuó el cobro de boletas de garantías y retenciones del contrato”, dice Sandra Berna.
Más y más seco
En la Región de Antofagasta operan varias mineras que extraen millones de litros de agua desde la cordillera altiplánica y napas subterráneas. En Chile, tres plantas concentradoras pertenecientes a las mineras Escondida, Collahuasi y Pelambres envían mineral concentrado a puertos mediante el sistema de mineroducto. El concentrado se transporta más de 150 kilómetros, desde alturas sobre los 2.000 metros sobre el nivel del mar hasta puertos de filtrado y embarque. Para que el concentrado fluya por el mineroducto se ocupan millones de metros cúbicos de agua. Más del 60 por ciento de ésta se extrae de napas altiplánicas y acuíferos cordilleranos.
“El río Loa ha perdido su caudal ecológico por la extracción de agua que hacen las grandes mineras. Se saca agua en la cordillera para el consumo de ciudades como Calama, Antofagasta, Mejillones, Tocopilla y María Elena, y para las mineras. Los ayllus se secan. Quillagua desaparece. Era antiguamente un sector agrícola, un oasis. Lugares como Alconcha y Cuchicha se secaron por la depredación de Minera Collahuasi. Extraen recursos sin consideraciones. ¿Hasta cuándo creen que la madre tierra va a poder aguantar tanto daño?”, se pregunta Amelia Mamani.
“En Inacaliri, la minera estatal Codelco secó varios bofedales. Ahí vivían lugareños de Toconce. En las vegas de Turi, a pocos kilómetros de Ayquina, había parinas, guayatas, vicuñas. Servía de lugar de pastoreo de animales, había estancias… Todo lo que antes fue verde hoy está seco. Donde había agua, ahora hay sal. Desapareció el agua cuando las mineras comenzaron a extraerla. Quedan muy pocas vegas, el paisaje cambió”, dice Yudit Berna, de Toconce.
Según Sonia Ramos, representante de los cultores y guías ancestrales de San Pedro de Atacama y Solcor en el ayllu de Solcor quedan muy pocas familias atacameñas: “Han vendido tierras para que se instalen hoteles. Les han convencido con dinero. Queda muy poca gente nuestra y se ha perdido la agricultura tradicional. Antes se plantaban frutales, como los perales, se sembraba alfalfa, maíz, habas y zapallos para consumo familiar e intercambio. Nadie compraba. Cerca de Solcor está Larache, Conde Duque y Solor, que eran comunidades de familias, ligadas unas con otras, entre ayllus y por parentescos y matrimonios. Solor sembraba trigo y Solcor abastecía de fruta a los demás. Hoy el intercambio es escaso. Quedan pocos rescatando la cultura, son los antiguos, los agricultores, que están en silencio y en silencio resisten”.
Atacameños y sanpedrinos recuerdan que por el río San Pedro antes bajaba mucha más agua. “Es una gran incógnita, pues según la Dirección General de Aguas el río no ha sido intervenido por la minería. Creemos que se debe a la explotación de acuíferos en la cuenca. Somos espectadores de cómo nuestro oasis desaparece. No hemos sido capaces de producir un cambio. No tan solo culpo a la minería y a la legislación, como pueblo tenemos que dar la lucha y organizarnos. Es un mandamiento proteger para preservar, sin embargo hay comunidades que las deslumbra el dinero”, agrega Ramos.
Rubén Pérez dice: “He visto cómo lugares hermosos se han secado debido a la acción de mineras y grandes empresas en Alto El Loa, Quillagua, Calama y Ojos de Opache. San Pedro Estación, antigua estación del ferrocarril a Bolivia, al noreste de Calama, está seco. En esos lugares había aguas surgentes tributarias del Loa. Un lugar conocido como La Cascada, hoy no tiene agua y en San Pedro Estación sacaron el agua directamente de donde salía la vertiente. Al sur de Peine, en Pampa Negrillar había cuatro hermosas vertientes, hoy no queda ninguna, solo pozos de bombeo de Minera Escondida y Mina Zaldívar. Frente a Escondida está el Salar de Puntas Negras completamente muerto, seco, lleno de pozos de extracción de agua”.
Aunque Minera Escondida no puede extraer el agua de Las Zorritas, que se encuentra al interior del Parque Nacional Llullaillaco, la entuba en la punta del Salar. En las vegas de Turi, al interior de Calama, hace unos quince años atrás había grandes manadas de animales, “hoy quedan muy pocos. Emigran porque no tienen agua. Se piensa que río San Pedro bajó su caudal porque llueve menos y por el agua que se extrae en la montaña. El río Vilama y quebradas como las de Toconao y Zapar también han bajado su flujo de agua ostensiblemente”, dice Pérez.
Cuando se instaló el gaseoducto de Gas Atacama maquinaria pesada destruyó completamente restos de incalculable valor, sitios arqueológicos y petroglifos cerca de San Pedro de Atacama, el sitio Nº 19, en el sector conocido como El Llano de la Paciencia. Cerca del trazado había 23 sitios arqueológicos y 2 sitios históricos. La subcontratista italiana Bonatti no cumplió con las recomendaciones de cambiar el trazado de un camino. Hoy existe dudas sobre los daños que podría ocasionar la construcción del proyecto ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), el observatorio astronómico con los telescopios más avanzados del mundo, en el Llano de Chajnantor a 5.000 metros sobre el nivel del mar. En la zona hay restos arqueológicos. Cercos impiden el paso.