Cristina Dorador participará en la elaboración de una nueva constitución para Chile, lo que podrÃÂa marcar un hito en la regulación de los procesos extractivos en la región.
Yacimiento de litio en el desierto de Atacama, Chile.
Hans-Jürgen Burchardt lidera el proyecto Extractivismo, de las universidades de Kassel y Marburg.
El modelo extractivista en América Latina se sostiene gracias a las grandes riquezas naturales y dificulta la formación de mano de obra calificada.
La base de la economía de buena parte de los países latinoamericanos son sus riquezas naturales. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del total de exportaciones de 2019 los productos primarios representaron un 82,6% en Argentina, 66,6% en Brasil, 85,9% en Chile, 77,9% en Colombia y 88,6% en Perú.
Pero a pesar de los generosos recursos de la minería, la agricultura, el sector forestal o la pesca, y los importantes ingresos por sus exportaciones, persisten inequidades sociales. "La alta dependencia de la explotación y comercialización de recursos primarios y la desigualdad son dos tendencias históricas en América Latina”, dice a DW Hans-Jürgen Burchardt, politólogo de la Universidad de Kassel y director del Centro de Estudios Latinoamericanos, CALAS.
"Sospechamos que hay un vínculo muy estrecho entre ambos, porque desde el momento en que se vive de los recursos naturales, no se necesita realmente valorar la mano de obra, como sí ocurre en sociedades desarrolladas”, agrega.
"El extractivismo va de la mano de la desigualdad”, coincide la bióloga chilena Cristina Dorador. "No sólo es un tema económico de distribución de riquezas, sino que al haber poca regulación ambiental, los territorios se van degradando, causando graves problemas a la salud y la calidad de vida de las personas”, dice a DW.
Para revisar este tema, las universidades de Kassel y Marburg, en Alemania, acaban de lanzar el proyecto de investigación colaborativa "Extractivismo de Recursos Naturales en América Latina y el Magreb” - Extractivism.de, que es financiado por el Ministerio de Educación e Investigación de Alemania (BMBF).
Su objetivo es estudiar estas regiones, ejemplo de modelos de desarrollo basados en la explotación y exportación de materias primas. La iniciativa, liderada por Burchardt y con una duración de tres años, comenzará oficialmente en septiembre. El foco no es estudiar sobre, sino en colaboración con países y regiones fuera de Europa, por lo que considera la convocatoria de 12 becarios.
Del petróleo al litio
Algunos hablan de "la maldición de los recursos naturales”. La dependencia extrema de éstos puede desembocar en profundas crisis. El modelo extractivista no involucra solo un sistema económico, sino que tiene repercusiones en la política y la sociedad.
"El caso extremo de opción por el extractivismo como modelo de desarrollo es el caso venezolano”, sostiene el politólogo Edgardo Lander. En su ensayo "Crisis Civilizatoria”, editado por CALAS, postula que durante el gobierno bolivariano "se produjo una sistemática profundización de la dependencia del petróleo y de la lógica rentista y su correspondiente devastación socio-ambiental”.
En Chile, "estudios han demostrado que la extracción de litio por más de dos décadas en el salar de Atacama ha generando pérdida de vegetación, suelos más secos y de mayor temperatura. Las comunidades locales han denunciado que tiene menor acceso al agua”, indica Dorador, investigadora de la Universidad de Antofagasta recién electa para la convención que redactará una nueva constitución.
"Se le ha dado preferencia a la obtención de ingresos monetarios a corto plazo, aunque ello implique una masiva devastación socio-ambiental de carácter irreversible”, corrobora Lander en su ensayo.
Formación de mano de obra para mayor valor agregado
"En Alemania y la mayor parte de Europa el valor agregado se crea a través de la mano de obra y del saber. Eso significa que se tiene que formar y cuidar esa masa de trabajadores, darle más educación y asegurarle su sistema social”, subraya Burchardt.
En América Latina, en tanto, "más del 50% de las personas económicamente activas trabaja en el mercado informal, con muy malas condiciones, trabajo precario, protección social muy baja o ninguna. Si económicamente el país no necesita esa mano de obra, tampoco tiene la necesidad o voluntad de mejorar sus condiciones. Mientras tenga recursos naturales, no lo necesita”, observa el investigador de la Universidad de Kassel y agrega: "un colega nuestro decía que América Latina siempre ha sido demasiado rica como para esforzarse por formar una mano de obra más calificada”.
No hay incentivo y, además, tiene una demanda asegurada de recursos naturales. Pero, entre otras objeciones, el modelo depende de compradores externos y es altamente vulnerable a fluctuaciones de precios y vaivenes del mercado. El creciente interés por el cobre, el litio y el cobalto para la electromovilidad podría implicar la caída en las exportaciones de países petroleros, como Venezuela y Ecuador.
"La política económica en base a la extracción ha impedido que países latinoamericanos puedan desarrollar sus propios conocimientos, ciencia y tecnología. Exportamos las materias primas y a la vez las tenemos que comprar elaboradas. Incluso las soluciones tecnológicas se compran hechas en Europa”, alerta Dorador.
¿Es posible un cambio de la matriz productiva? En opinión de Burchardt es posible y recomendable, también ante el cambio climático y consiguientes sequías y falta de agua. "La región podría ganar mucho al promover la formación de mano de obra más calificada, formalizar el trabajo, mejorar el conocimiento y, como se ve en países industrializados exitosos, también aumentar la protección social y de salud”, dice.
El modelo extractivista se sostiene también en la otra cara de la moneda, la de los países industrializados, que compran y consumen el 80% de esos recursos. "Esto sólo se puede resolver con un trabajo conjunto. Tenemos que comprometernos tanto en el norte como entre países de América Latina”, apunta el politólogo alemán.
El litio, el mineral del futuro
Las exigencias van más allá de hacer una industria más sustentable, estima Dorador: "El actual nivel de consumo es insostenible, puede dañar la naturaleza de manera irreversible. No es posible pensar en una transición energética con estos niveles de extracción en nuestros países. El modelo de dependencia de materias primas es muy incongruente en el contexto grave de crisis climática en que nos encontramos, y a la larga las consecuencias serán globales”.
El esfuerzo de cambio necesita aliados. Por lo pronto-, desde la academia, el proyecto Extractivism.de pretende hacerse estas preguntas y aportar al debate y la investigación desde Alemania y con Latinoamérica.