La decisión del gobierno, de permitir desde la medianoche del lunes el ingreso de chilenos y extranjeros residentes y no residentes en el territorio nacional, durante dos semanas por el Aeropuerto Internacional de Santiago, así como las mayores libertades de desplazamiento al interior del país, causaron distintas reacciones entre los operadores turísticos y comunidades las que viven de este rubro.
Algunos ven en el ingreso de turistas una oportunidad de mejorar sus ingresos afectados por la pandemia, y otros lo consideran una amenaza para sus comunidades.
El operador turístico Mauricio Arancibia, quien tiene tres hoteles y dos restoranes en San Pedro de Atacama, explicó que el ingreso extranjeros y chilenos residentes en otros países, es una buena noticia para el gremio, pues permite recuperar cierta estabilidad.
"La apertura nos va a beneficiar un 100% a todos los empresarios que estamos esperando la entrada de turistas. En mi caso, el gran porcentaje de turistas que recibo es de origen brasileño, casi el 70%. Le sigue el turista chileno, que sería entre 15 a 20%, y el resto lo completa el turista europeo, que no está viniendo mucho últimamente", precisó.
No obstante, el arquitecto explicó también que la apertura ha generado ciertos conflictos entre los operadores y las comunidades del interior que administran ciertos sitios de interés, como laguna Cejar o las lagunas de Baltinache.
"Lo que ocurre es que las comunidades no quieren que abran las fronteras, ya que piensan que se pueden contagiar, puesto que no tienen la infraestructura para recibir grupos muy masivos de personas, así que todos, de alguna manera, estamos supeditados a lo que ellos digan, ya que el turista no quiere venir a San Pedro para estar en un hotel", explicó.
Sobre el punto, el presidente del Consejo de Pueblos Atacameños, Sergio Cubillos Verasay, explicó que la oposición a la medida se explica principalmente por la lentitud del gobierno para asegurar un turismo mucho más seguro.
"Para nosotros es una mala señal haber abierto la frontera. Entendemos que en la zona de San Pedro no están las condiciones sanitarias en caso de que exista algún rebrote, tampoco están las condiciones hospitalarias para atender a personas que tengan el virus y puedan contraer alguna enfermedad grave", dijo.
Cubillos acotó que se está trabajando actualmente en un protocolo que regule el uso de estos espacios, no obstante, las aperturas podrían ocurrir recién en un mes más.
"Estamos trabajando los protocolos para poder aperturar de forma más gradual y así dar paso a una reactivación mayor para que aquellas personas que realmente necesitan trabajar, lo hagan, pero eso podría comenzar desde el próximo mes a marzo de 2021", dijo.
El dirigente criticó además la lentitud con que el gobierno ha resuelto estos aspectos. "Necesitamos medidas concretas, que los recursos lleguen y puedan ser utilizados en mejorar la infraestructura que hoy existe en los sitios, para poder atender de una forma adecuada a los visitantes", precisó.
Jorge Álvarez, comunero turístico a cargo de los sitios en Tulor, Tebenquiche y Baltinache, explicó que tras la apertura de la frontera aérea por Santiago, lo único que queda es trabajar en poder establecer protocolos adecuados.
"Desde el Ministerio de Salud, nos dieron un protocolo de licitación donde nos exigen delimitar los espacios al aire libre, poner letreros y carteles, además de establecer la capacidad de carga de los sitios, definir cuántas personas pueden entrar y salir. Ya tenemos aforo de algunos lugares que funcionarán según horario. En Tulor, por ejemplo, donde hay media hectárea libre, no podrán estar más de 50 personas a la vez", manifestó.
Y agregó que "hay mucho que trabajar para que los sitios sean seguros para todos".
Medida necesaria, más que buena
El infectólogo del HRA, doctor Francisco Salvador, explicó que la decisión de abrir las fronteras responde, entre otras cosas, a la necesidad de permitir el retorno de aquellos extranjeros que quedaron "atrapados" en el país o de chilenos en el exterior. "Es necesario para que se regularice el desplazamiento de muchas personas que quedaron sin poder viajar; pero que sea una apertura racional, siempre considerando el distanciamiento físico, que es una de las cosas que debemos cuidar, y que se fiscalice mucho que las personas no dejen de usar la mascarilla o implementar las medidas preventivas".