La extracción de este mineral está dejando huellas que van más allá de lo que reflejan las campañas corporativas y la enorme publicidad en medios de comunicación. Las consecuencias en los ecosistemas y en el tejido social de las comunidades reflejan las contradicciones de una práctica controversial que algunos califican como un lavado de imagen.
Por Yasna Mussa
El portón de fierro gastado está abierto de par en par. Una camioneta roja 4×4 se estaciona al fondo y dos mujeres instalan un pendón con el logo de SQM y la frase “soluciones para el desarrollo humano”. Anuncian que dentro de poco comenzará el taller destinado a mujeres. En el lugar en que funciona el espacio Tierra Viva, perteneciente a la Fundación del Agua, ya han comenzado a llegar las primeras participantes y se instalan en las mesas dispuestas en una terraza al aire libre
La minería en este pueblo parece ser inherente al paisaje. Donde se posa la vista hay un recordatorio: la polución, un muro con pintadas que dice Ecocidas, afiches con promociones de fundaciones financiadas o creadas por mineras, camionetas rojas manchadas de barro con logos de empresas circulando por todos lados.
–Aquí no sólo hay un extractivismo ambiental, sino que social, patrimonial y territorial–, lanza sin rodeos el agricultor licanantay Rudecindo Espíndola.
Entre su ir y venir por las comunidades de San Pedro de Atacama, ha visto cómo funcionan las estrategias de las mineras y las consecuencias que tienen en las comunidades. “Captan dos o tres personas de los pueblos y los hacen o los convierten en unos operadores territoriales. O sea, operadores políticos de las mineras”, explica Espíndola.
Talleres comunitarios de reciclaje de botella, yoga y expresión corporal. Un programa de nivelación de estudios. Una bienal de arte contemporáneo. Un programa de formación comunitaria que invita a aprender sobre: funcionamiento hidrogeológico de la cuenca del Salar de Atacama; técnicas de monitoreo ambiental; técnicas de reutilización de aguas; cultivos hidropónicos; agricultura sustentable; Biodiversidad en el salar de Atacama; riegos urbanos; calidad del agua. Son todos afiches dispuestos alrededor de la plaza principal.
En el costado inferior de cada uno de estos anuncios aparece en blanco, verde y azul el logo de SQM, la compañía que desde 1993 explota las reservas de litio en el Salar de Atacama y que según un análisis realizado por Corfo, la vegetación del borde Este de salar sufrió disminuciones significativas de follaje verde como consecuencia de las infracciones ambientales cometidas por la compañía minera.