Valle de la Luna es uno de los sectores más concurridos por los turistas, tanto nacionales como extranjeros. Su paisaje desértico es administrado por seis comunas atacameñas.
Tulor es otro de los sitios turísticos. Lamentablemente ha sido victima de vándalos.
Hace más de una década surge la experiencia de traspasar el manejo de bienes turísticos y patrimoniales a las comunidades indígenas y en San Pedro de Atacama se destaca la gran cantidad de lugares que están siendo resguardados. Pero, una de las interrogantes habituales es acerca de los planes de manejo y administración que cumplen respecto a si se les entrega como concesiones o son propietarios de los terrenos. Cada caso es distinto y hay varías particularidades que es preciso definir para entender el funcionamiento.
MANEJO PARTICIPATIVO
Entre las comunidades indígenas y la Corporación Nacional Forestal (Conaf) existe un plan de manejo participativo de carácter técnico realizado en 2008, con una línea base de los recursos naturales y culturales, con planes de conservación de especies, unidades de paisaje, amenazas, zonificación por sector y normativas generales, entre otros.
La relación formal con las comunidades es a través de convenios de asociatividad, en ese sentido, Conaf tiene a cargo la tuición y administración de la Reserva Nacional Los Flamencos, área silvestre protegida por el Estado.
En esta se establece un modelo de trabajo para el manejo participativo con comunidades indígenas atacameñas, lo que se inició con un contrato de concesión con la comunidad de Coyo en 1998. En 2002 este modelo se fortaleció con nuevos contratos asociativos para la administración de proyectos ecoetnoturísticos, como son los Sectores de Soncor, Valle de la Luna y las lagunas Miscanti y Miñiques, vinculándolos a la comunidad atacameña de Toconao, a la asociación indígena Valle de la Luna y Socaire, respectivamente.
Actualmente, operan proyectos de manejo participativo, en el marco de contratos de asociatividad en la administración etnoturística del Sitio arqueológico Aldea de Tulor desde 1998 y en forma conjunta con la comunidad atacameña de Coyo; en el Sector de Soncor en el Salar de Atacama, desde 2002, con Toconao; en las lagunas Míscanti Meñiques desde 2003 en conjunto con la comunidad de Socaire; en el Valle de la Luna, desde 2004 en forma conjunta con seis comunidades atacameñas, las que conforman la asociación indígena Valle de la Luna (Solor, Séquitor, Coyo, Quitor, Larache y San Pedro de Atacama).
“En La Reserva Nacional Los Flamencos está la única experiencia en Áreas Silvestres protegidas del estado donde Conaf atiende las demandas territoriales de las comunidades locales y donde ellas administran el turismo”, dijo el director regional de Conaf, Alejandro Santoro Vargas.
Agregó que “nosotros nos ocupamos de la Conservación y protección del territorio, en donde los ingresos son utilizados en operación, conservación y gastos para fines sociales, esto según los convenios de asociatividad de manejo participativo en esta reserva nacional”.
ASESORAMIENTO
Tal como se señala, no todos los sitios turísticos tienen esta modalidad de coadministración con Conaf. En otras experiencias se han entregado los sitios a concesión, como es el caso de los Géiseres de El Tatio, a cargo de las comunidades de Toconce y Caspana.
“De todos los sistemas de administración el de El Tatio es un ejemplo a cómo deberían ser el resto. Ellos formaron una empresa, la cual es auditable para mayor transparencia. Ellos van dando cuenta de su gestión. Del 100 por ciento anual que obtienen, hay un 50% para las comunidades, el 35% se reinvierte y el 15% restante es para conceptos de seguridad. Es una iniciativa que surgió de la Conadi y que ellos tomaron muy bien”, dijo la directora de Conadi, Liliana Cortez.
Sin embargo, Cortez considera que aún hay debilidades en otros sitios turísticos con respecto a la administración contable y que esta debería tener un mejor manejo. “Hay que reconocer que existen debilidades en la contabilidad. Por eso, se destinarán recursos para ordenar y contar con programas que mejoren el control. El año pasado se entregaron 22 millones para esta área y este año se destinarán 60 millones más”.
Asimismo, Cortez dijo tener toda la disposición para asesorar a la comunidad de Solor, propietaria de la laguna Céjar, la cual ha sido cuestionada por el alza en el precio de la entrada a 30 mil pesos. "Ofrecemos apoyo en temas de mejorar de administración y hay que ver si ellos están dispuestos a tomarla”.
Desde el punto de legal, el seremi de Bienes Nacionales, Arnaldo Gómez, explicó que en lo macro hay tres mecanismos que se han utilizado para entregar sitios turísticos. “Está la transferencia directa a la comunidad, basada solamente en la administración a cargo de la comunidad. Está la alternativa de entregar una concesión con administración en base a alguna figura de protección (coadministración con Conaf) y la tercera fórmula es la administración privada de un área turística. En temas asociados a comunidades indígenas nosotros trabajamos generalmente con la entrega de terreno en razón de demandas ancestrales", dijo Gómez y agregó que se está estudiando las medidas que ha tomado la comunidad de Solor.
PROBLEMÁTICA
Si bien varios de los sitios turísticos están resguardados y administrados, otros no cuentan con ningún tipo de protección. A esto se suma que a raíz del alza del precio de acceso a Céjar varios tours operadores están ofreciendo servicios a lagunas de propiedad de la comunidad de Coyo, las que cuentan con las mismas propiedad salinas que permiten flotar con facilidad, pero que se están ensuciando producto de malas prácticas.