Con una inversión estimada cercana a los US$70.000 millones a 2018, se espera que el ámbito genere 70 mil nuevos empleos. No obstante, el desafío en materia energética no es menor, considerando que los rezagos en la construcción de nuevos proyectos en el área han sido claves en los aumentos de las tarifas.
El ajuste en la metodología de medición en las Cuentas Nacionales otorgó un mayor peso a la minería en el PIB doméstico, elevando su ponderación desde el 8,4% al 14%. En octubre, el ámbito exhibió señales de repunte al expandir su producción en un 2,9% anual, luego de sistemáticos repliegues por la baja ley del mineral, paralizaciones por mal clima y huelgas en empresas clave.
Tras incrementar sus ganancias en un 47,1% a más de US$11.580 millones en 2010, y con ingresos cerca de 33% superiores, las perspectivas son alentadoras.
De acuerdo a datos de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), la actividad del rubro pasaría de una merma de 2% en 2011 a un ascenso de 7% en 2012. Más aún, se estima una inversión de US$70.000 millones de aquí a 2018, destinada fundamentalmente a construcción (US$31 mil millones) y a equipos (US$27.000 millones). Ello, consigna el gremio, generará alrededor de 70 mil nuevos empleos en igual lapso, con miras a lograr una producción que en el caso del cobre alcanzaría los ocho millones de toneladas; 54% más que en la actualidad.
Consumo energético
Las expectativas, sin embargo, sugieren un desafío no menor. Datos disponibles en el INE exhiben que la minería demanda el 35% de la energía eléctrica producida en el país, con una subida de 4,5% anual a 17.186 GWh. “En términos conceptuales, desde 2008 a esta parte, el consumo ha crecido en un 50%, al surgir nuevas faenas y actividades relevantes”, explica Luis Eduardo Castellano, seremi de Energía de Atacama y Coquimbo.
Más aún, Vicente Pérez, analista de Estudios de Cochilco, precisa que dichos requerimientos se elevarían entre un 80% y 90% hacia fines de esta década, mientras que desde Sonami se ha previsto que el alza sería del 100% de aquí a 2030.
Pero, ¿afecta este fenómeno a las tarifas que paga el resto? El ministro de Minería, Hernán de Solminihac, explica que el sector tiene “una negociación directa en sus precios”, por lo que no habría efecto sobre las cuentas de los chilenos.
Andrés Concha, titular de Sofofa, añade que la participación es dispar al momento de segmentar por los sistemas interconectados. “En el Norte Grande la participación de la minería en la demanda por energía eléctrica supera el 80%, al tiempo que en el SIC, alcanza a sólo al 18%”, apunta.
Eso sí, advierte que tras el aumento en los precios hay “un rezago en la construcción de nuevos proyectos de inversión, que son los que permiten incrementar la oferta”. Nicolás Fuster, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Desarrollo de Negocios de Xstrata Copper, asegura que hay preocupación por el tema. “Las mineras están haciendo enormes esfuerzos para tener mayor eficiencia energética”, indica.
Como sea, Concha recalca que las necesidades en el área son ineludibles y se condicen con la dimensión de sus faenas. Subraya, a su vez, que las nuevas ponderaciones en las Cuentas Nacionales evidencian su peso ascendente en la producción nacional.
Así, para Cecilia Cifuentes, de LyD, la relación entre la citada variable y su aporte al PIB no debiera sorprender. Considera que la actividad “agrega mucho valor, y atendiendo su contribución en términos tributarios es un consumo perfectamente razonable”.
Pérez suscribe esa premisa y enfatiza que los requerimientos de energía eléctrica son directamente proporcionales a su aporte al PIB, con el consecuente beneficio en las arcas fiscales y en el empleo.
Aporte al fisco
En 2010, cerca del 20,6% de la recaudación fiscal, equivalente a US$9.622 millones, lo explicó la minería; a septiembre de este año, correspondió al 28,9% de los ingresos tributarios netos, tanto privada como del cobre bruto.
¿Es suficiente? José Yáñez, economista y director del Centro de Estudios Tributarios de la Universidad de Chile, manifiesta que el sector podría “no estar pagando” en sintonía con “la materia bruta que explota (royalty). Habría que comparar (las tasas) con otros países productores de cobre; todavía hay ciertos márgenes que se pueden revisar”. Eso sí, reconoce que discutir el tema puede no ser aconsejable, ya que eventualmente inhibiría las decisiones de inversión.
Cecilia Cifuentes considera que elevar la carga al rubro esgrimiendo las mayores utilidades “sería tremendamente discriminatorio (…) Efectivamente, en los últimos siete años la minería ha tenido grandes utilidades, pero no sabemos qué tan permanente será esa situación”, acota.
Gustavo Lagos, docente de la Escuela de Ingeniería y del Centro de Minería de la Universidad Católica (UC), rechaza de plano incrementar los gravámenes. “¿Por qué no a los otros sectores? La minería es la que subsidia al resto de la industria”, argumenta.
Fuente: estrategia.cl