Articulo originalmente publicado en Bloomberg.com.
Si bien el litio hoy en día no es el eje de la economía de Chile (ese sería el cobre), las empresas mineras están expandiendo fuertemente la producción. Chile cuenta con las mayores reservas de litio del mundo y se estima que posee el 47 por ciento de las reservas mundiales. Lo siguen China y Australia, con alrededor del 20 por ciento y el 17 por ciento de las reservas, respectivamente.
Los pueblos fantasmas en el norte son dolorosos recordatorios de un momento en que el país fue reemplazado casi de la noche a la mañana como el mayor productor mundial de fertilizantes. En la actualidad, los edificios en ruinas y las plantas oxidadas son una señal para las empresas mineras que emprenden una gran expansión en el negocio del litio.
Los precios del litio se han triplicado en tres años, lo que ha desencadenado una carrera por encontrar un reemplazo para el mineral suave y blanco que se utiliza en la fabricación de baterías para una gama de productos que van desde vehículos eléctricos hasta teléfonos móviles. Mientras investigadores en instituciones como el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Universidad de Stanford trabajan tras bastidores para encontrar una alternativa química, los ejecutivos mineros locales dicen que el auge y caída que sufrió Chile en el pasado a menudo resuena en sus mentes.
Aunque Soc. Química y Minera de Chile SA, o SQM, cree que el negocio del litio "continuará por un tiempo", su gerente general, Patricio de Solminihac, reconoce que siempre es necesario estar atento al próximo gran desarrollo. La naturaleza de las tecnologías disruptivas implica que "salen de la nada y se desarrollan increíblemente rápido", dijo.
Eso es lo que sucedió a principios del siglo XX, cuando científicos alemanes inventaron un fertilizante sintético que podía producirse a un costo mucho menor que el salitre que Chile exportaba a todo el mundo. Los precios del salitre cayeron y en la década de 1930, la economía de Chile colapsó cuando las mineras quebraron.
El gobierno incumplió el pago de la deuda externa, la agitación social obligó al presidente a huir al exilio y los campamentos mineros que alguna vez rugían en el desierto de Atacama se convirtieron en pueblos fantasmas, desmoronándose bajo la inclemencia del sol y el viento.
Si bien el litio hoy en día no es el eje de la economía de Chile (ese sería el cobre), las empresas mineras están expandiendo fuertemente la producción. Chile cuenta con las mayores reservas de litio del mundo y se estima que posee el 47 por ciento de las reservas mundiales. Lo siguen China y Australia, con alrededor del 20 por ciento y el 17 por ciento de las reservas, respectivamente.
La industria se ha disparado a medida que más consumidores tienen acceso a vehículos eléctricos y dispositivos de almacenamiento de electricidad. Los productores ya están luchando por satisfacer la demanda. A futuro, el mercado se mantendrá ajustado ya que se estima que la demanda de litio aumentará un 12 por ciento anual en las próximas dos décadas, según la consultora de litio con sede en Santiago SignumBOX.
Vincent Sprenkle, gerente de investigación del Pacific Northwest National Laboratory del Departamento de Energía de EE.UU., dijo que un reemplazo podría desarrollarse dentro de cinco años para ayudar a satisfacer esa demanda. Tomaría unos años más para que sea comercial.
"En el pasado, el lapso entre el momento de la invención y su aplicación comercial ha sido de décadas", dijo por teléfono desde Richland, Washington. "Pero con todo el esfuerzo que se está colocando en el desarrollo de baterías ahora, esto podría suceder más rápido de lo que hemos visto normalmente".
Eso no ha mermado el apetito de las mineras por nuevos grandes proyectos de litio. Este mes, Tianqi Lithium Corp., de China, anunció que se convertirá en el segundo mayor accionista de SQM en un acuerdo de US$4.100 millones.
SQM invertirá US$525 millones para prácticamente cuadruplicar la producción en sus operaciones chilenas para principios de 2021, y Albemarle Corp., con sede en EE.UU., invertirá US$500 millones este año para expandir sus operaciones en Chile y China y construir una nueva mina en Australia.
En general, la industria requerirá una inversión de capital de alrededor de US$10.000 millones en la próxima década para satisfacer la demanda, dijo el mes pasado De Solminihac a los accionistas.
"A menudo preguntamos a los expertos qué sigue en el espacio de las baterías y dicen baterías de litio avanzadas, que aumentan la cantidad de litio", dijo David Klanecky, vicepresidente de la división de litio de Albemarle. "Creemos que tenemos un futuro brillante frente a nosotros".
Gran parte de la inversión se concentra en el mismo desierto que fue el epicentro del auge salitrero de Chile. Los camiones que transportan el litio en bruto desde los salares hasta las plantas de procesamiento viajan al lado de las viejas líneas férreas que solían llevar el salitre a los puertos. Lo que queda de los pueblos fantasmas, a menudo solo grupos dispersos de paredes de ladrillo o las siluetas de las casas que aún no han colapsado, se puede ver desde la carretera.
Un cementerio cercano es un testamento de la frenética actividad que una vez consumió el campamento Chacabuco. La necrópolis está tan ocupada que las cruces de madera se tocan. A través de las décadas, una dura capa de tierra rica en nitrato que cubre el desierto se ha depositado por el viento en las tumbas de quienes solían explotar los yacimientos.
“Atacama sigue siendo la más grande proveedora de riqueza de Chile”, dice Sergio González, historiador de la Universidad de Tarapacá, premio nacional de Historia 2014. “Siempre hay un riesgo de sustitución, pero el problema llega cuando el país no invierte lo suficiente en tecnología para fortalecer la industria y generar ventajas competitivas”