El litio en Chile, ¿fuente de dicha o infortunio?

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 08 de mayo de 2019 Visto 288 veces
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Sputnik

La última estrella de la megaminería mundial está en la salmuera de los salares de Bolivia, Chile y Argentina. Se trata del litio, el metal que almacena energía en las baterías que usamos diariamente. En Chile, donde está más de la mitad de la reserva mundial, su explotación está amenazando la biodiversidad y el ambiente. Sputnik te cuenta por qué.

En la zona norte de Chile está el salar de Atacama, el segundo más grande del mundo después del de Uyuni (Bolivia). Allí se encuentra el 52% de las reservas mundiales de litio: el componente básico que se utiliza para acumular energía en las baterías que alimentan vehículos, teléfonos, plantas solares y más.

 

En Atacama desde hace más dos décadas se está extrayendo litio de forma intensiva. Su masiva explotación amenaza con modificar el ambiente atacameño —el paraje desértico más seco del mundo, donde las lluvias no superan los 200 mm anuales—. La escasez de agua se presenta como uno de los principales problemas ambientales que destacan los expertos; otro es la escasez de estudios sobre el estado de los salares y el impacto de esta industria.
"El litio se obtiene a través de un proceso de evaporación. Las salmueras presentes bajo la superficie del salar son extraídas en pozos de bombeo y luego son transportadas a grandes piscinas de evaporación para obtener las sales. Luego, a través de un proceso químico se obtiene el carbonato de litio", explicó a Sputnik Gabriela Burdiles, directora de Proyectos de la ong chilena FIMA.

No obstante, todavía "no se conoce con seguridad el impacto que causa la extracción de salmuera del núcleo del salar en las reservas de aguas dulces que conforman esta cuenca", tales como lagunas, vegas y bofedales, "esenciales para la vida de la flora y fauna de este ecosistema y de las comunidades que lo habitan", indicó Burdiles.

A su vez, agregó que tampoco "se tiene conocimiento de la capacidad actual del salar. Es decir, de si lo que se extrae es más de lo que ingresa al salar". 
Según el Comité de Minería No Metálica de Chile, la capacidad de recarga hídrica del salar es de 6.682 litros por segundo. La descarga de las empresas es, sin embargo, de 8.802 litros por segundo. "El proceso extractivista consume mucha agua, ya que por cada tonelada de mineral, se eliminan por evaporación alrededor de dos millones de litros de agua dulce", puntualizó Burdiles.

Las empresas que extraen mayor cantidad de salmuera son Albemarle y la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM); que utilizan 442 litros y 1.700 litros por segundo, respectivamente. 

Desde 1993 SQM mantiene un contrato de arrendamiento de parte del salar con la Corporación de Fomento a la Producción (CORFO) —la agencia pública a cargo de la administración de las reservas de litio—.

En enero de 2018 SQM renovó su contrato hasta el año 2032 pudiendo quintuplicar su producción de litio. Aunque dicho aumento en la producción no implicaría una mayor extracción del recurso —sino mejoras en el procesamiento—, la continuidad de SQM en el salar de Atacama preocupa a la comunidad científica y civil que, desde hace años, viene observando un avance en el deterioro de los ecosistemas de la cuenca del salar, se advierte en un artículo publicado por Mongabay Latam, portal web de noticias de conservación y ciencia ambiental sin fines de lucro.

El salar de Atacama "constituye un frágil sistema ecológico" conformado por su área núcleo y por una serie de lagunas de agua dulce y bofedales que lo rodean, se lee en la mencionada web.

Las aguas dulces de los sistemas lagunares y las salobres del salar interactúan por canales subterráneos conformando un mismo sistema hidrológico. Es por ello que "las extracciones de salmuera desde el salar pueden afectar las lagunas", aseguró a Mongabay Latam Ingrid Garcés, investigadora de la Universidad de Antofagasta y doctora en ciencias geológicas.

Pero no sólo, también hay especies vulnerables y en peligro de extinción, principalmente algunas aves acuáticas que habitan la zona, como los flamencos y parinas.

Desde hace 6.000 años, 18 comunidades indígenas han podido habitar esa zona del desierto, beneficiándose de los bofedales y de los acuíferos para el pastoreo de camélidos y el desarrollo de la agricultura.

Según contó Burdiles, las comunidades Atacameñas o Lickanantay, especialmente la comunidad de Peine, son las más afectadas. Denuncian que la extracción impacta en la disponibilidad de agua necesaria para sus cultivos, ganados y el desarrollo de su vida en general.

"Los principales ríos de San Pedro de Atacama se encuentran agotados, por lo que les preocupa la extracción de aguas subterráneas y el balance hídrico del salar", agregó.

 

 

 

 



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Sputnik

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