"El peor escenario es que todo se seque". Así resume el diario The New York Times un extenso reportaje que se publica este miércoles y que plantea que el gran desafío que tiene Chile es reescribir su Constitución, en medio del debate por la lucha contra el cambio climático.
Y es que, detalla el texto, el país "prosperó explotando sus riquezas naturales: cobre y carbón, salmón y paltas. Pero aunque se convirtió en una de las naciones más ricas de América Latina, las frustraciones aumentaron por la desigualdad. Las regiones ricas en minerales se conocieron como 'zonas de sacrificio' por la degradación ambiental. Y los ríos comenzaron a secarse".
La nación, ahora, atraviesa una de las peores sequías de su historia, con efectos directos en el comportamiento de la flora y la fauna, pero también en los ciudadanos. Son estos últimos los que han presionado por cambios de fondo que incluyan también bienestar para los primeros.
Por ello, hoy se está escribiendo una nueva Carta Magna. El NYT asegura que "le corresponde a la Convención Constitucional decidir qué tipo de país quiere ser Chile". "Se verá qué tanto mantener el modelo económico anclado a la explotación de recursos naturales y también se verá, de fondo, qué es y cómo se aborda el tema del agua".
En ese sentido, se verá cómo será gobernado el país de 19 millones de habitantes, pero "también se determinará el futuro de un metal suave y brillante, el litio, que se esconde en las aguas saladas debajo de este vasto y etéreo desierto localizado junto a la Cordillera de los Andes".
Mirada blanca
Somini Sengupta, el autor de la nota escrita desde unos salares ricos en litio en Chile, explica cómo el mineral está viviendo un boom como componente esencial de las baterías, ya que la economía mundial busca alternativas a los combustibles fósiles para frenar el cambio climático.
"Las empresas mineras en Chile, el segundo mayor productor de litio del mundo después de Australia, están ansiosas por aumentar la producción, al igual que los políticos chilenos que ven la minería como un factor crucial para la prosperidad nacional. Sin embargo, se enfrentan a una creciente oposición de los chilenos que argumentan que el modelo económico del país, basado en la extracción de recursos naturales, ha cobrado un costo ambiental demasiado alto y no ha logrado distribuir los beneficios entre todos los ciudadanos, incluidos los pueblos indígenas".
En esa disyuntiva, dice, se encuentra inmersa la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), el mayor productor de litio del país. La firma, según ha dicho Carlos Díaz, vicepresidente de operaciones con potasio y litio, busca aumentar la capacidad de 140.000 toneladas de carbonato de litio a 180.000 toneladas para 2022.
También ha apuntado a "producir litio lo más verde posible", incluso reduciendo a la mitad los niveles de extracción de agua salada para el año 2030 y volviéndose "carbono neutral" para 2040.
"Hay una buena razón para esas decisiones. Cerca de ahí, una minera de cobre llamada Escondida, fue multada con 93 millones de dólares por extraer agua y ocasionar lo que un tribunal chileno calificó como 'daños irreparable'", relata el autor.
Las presiones para la industria minera crecen cada vez más, forzando a un cambio de fondo. Y es que, mientras en el Congreso se está discutiendo un proyecto de ley sobre el royalty, la Convención Constitucional está analizando propuestas que podrían requerir más procesos de toma de decisiones a nivel local.
"También es probable que la convención convierta el agua en un bien público. Pero otra pregunta afectará aún más a la industria: ¿es la salmuera, el agua salada debajo del desierto, técnicamente agua? Las empresas mineras afirman que no lo es, porque no es apta para el consumo humano ni animal", escribe Sengupta.
El autor se pasea por la zona de los salares de Atacama, entrevista a actores defensores del cambio climático, de las comunidades indígenas y que viven en los alrededores, y va describiendo los efectos de la presencia minera en el lugar.
Y ahí se encuentra con Jordán Jofré Lique, un geólogo que trabaja con el Consejo de Pueblos Atacameños. Él dice sentirse preocupado cómo la extracción de tanta salmuera podría cambiar el delicado equilibrio del sol, la tierra y el agua, especialmente en medio del cambio climático. Y concluye; "El mejor escenario es que no se ponga peor que esto", dijo. "El peor escenario es que todo se seque".