El último fallo del Primer Tribunal Ambiental, que acogió la reclamación de las comunidades de Cámar, Peine y el Consejo de Pueblos contra la iniciativa de SQM, establece que hay "incerteza científica" en torno al comportamiento del salar.
Nuevos proyectos para producir litio o iniciativas para explotar pozos de agua necesaria para la minería metálica, podrían verse complicados con la última sentencia del Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta (1TA), que reconoció "incerteza científica" respecto del comportamiento hidrodinámico del Salar de Atacama.
Efectivamente, el 1TA acogió la reclamación hecha por comunidades indígenas atacameñas en contra de la Superintendencia de medio Ambiente (SMA), entidad que había aprobado un Plan de Cumplimiento para el proyecto "Cambios y mejoras de la operación minera en el Salar de Atacama" -de SQM Salar- en el marco de un proceso sancionatorio iniciado en 2016.
En su argumentación el tribunal consideró "la especial condición de fragilidad que presenta actualmente el salar desde un punto de vista ecosistémico y el elevado nivel de incerteza científica existente respecto de su comportamiento hidrodinámico".
Sobre el primer punto ya hay bastante información disponible y es conocido que el salar de Atacama presenta un desbalance cercano al 20% en sus recargas acuíferas. Para avanzar sobre lo segundo, será necesario un buen tiempo, investigación y recursos.
Complejidad
El doctor en Hidrogeología, académico de la Universidad Católica del Norte y editor asociado de la prestigiosa revista "Science of the total environment", Christian Herrera, respaldó plenamente la argumentación del 1TA. "Coincido 100% respecto de la incerteza científica que hay respecto del comportamiento del salar. Es realmente muy complejo. Tiene una heterogeneidad en su constitución que hace muy difícil predecir cambios futuros de los niveles en base a modelos de flujo y transporte", aseguró.
Herrera advirtió que dada la extensión de la cuenca, es necesario hacer un estudio de dimensiones importantes. "Existen como doce subcuencas que aportan agua al salar. Cada una de esas es un mundo y se comporta de manera distinta. Es necesaria una investigación completa, la cual requiere una inversión importante que hasta hoy no ha hecho el Estado. No podemos esperar que todo lo hagan las empresas, porque éstas tienen intereses", dijo.
En un cálculo grueso el profesional indicó que para estudiar de manera acabada la zona se debería invertir al menos US$ 1 millón por cada una de las cuencas y que la investigación no podría durar menos de tres años.
Hay un desbalance
El ex seremi de Medio Ambiente, Felipe Lerzundi, coincidió con Herrera en que cada proyecto explica los fenómenos solo respecto de su área de influencia -con su propio modelo- y no existe una visión global del salar, y que un estudio impulsado por el Comité de Minería No Metálica que estableció un desbalance del 22% en su capacidad de recarga.
"Pese a que el tribunal no dijo que no se pueda seguir extrayendo agua desde la cuenca del salar, sí creo que fue claro en torno a que no se puede seguir haciendo en la forma que se está haciendo. El desbalance que tenemos hoy no soporta más proyectos", dijo el experto que trabaja con algunas comunidades.