Mientras podamos decir “Esto es lo peor”
Aún no nos ocurre lo peor. *
El viernes 5 de febrero en la mañana se produjo una protesta en la plaza de San Pedro, por parte de personas que el municipio graciosamente clasifica como PST (Prestadores de Servicios Turísticos). Esta clasificación engloba gastronomía, guías, dueños de hoteles, agencias de turismo, artesanos, etc.
No eran tantos**, pero hacían bastante ruido.
Esta manifestación se produjo como una reacción a la noticia de que San Pedro ha descendido a la fase 2, dentro del sistema implementado por el Estado para clasificar las comunas en esta pandemia.
En esta protesta, los participantes incluso se encontraron con que el nuevo intendente de Antofagasta, Rodrigo Saavedra, estaba de visita para la inauguración de un programa de… bueno, no era muy importante. Más fotos para el facebook del alcalde.
Aunque según Catur, en un video que publicó en la tarde del viernes, el intendente vino a petición suya. Muchos acusan que el señor Catur pidió que San Pedro pasara a segunda fase. Pero es difícil de creer que nuestra “primera autoridad” tenga un grado de influencia en las decisiones de nadie que esté sobre el en la cadena alimenticia. Es más probable que se le indicara que “solicitara la medida” cuando ya desde el gobierno central habían decidido implementarla.
La protesta solo dio de si hasta que algunos representantes (o algo así) de los reclamadores fueron admitidos ante la presencia del alcalde, el recién estrenado intendente Rodrigo Saavedra (que buscando ganar tiempo pidió información sobre San Pedro… que novedoso) y un nuevo teniente que supuestamente está a cargo de los carabineros de San Pedro.
Como era natural y esperable, los resultados de esta conversación que se prolongó por casi una hora fueron totalmente igual a nada.
Podemos asegurarles que escuchamos y grabamos la exposición de los representantes de los participantes de la protesta ante las “autoridades” y no conseguimos sacar ninguna conclusión, excepto que la municipalidad y la intendencia no van a poner nada y los carabineros van a seguir igual que siempre.
NADA. Y a seguir buscando la manera de trabajar en turismo, aguzando el ingenio chileno para inventar sitios de visitación y, salvo algunas excepciones, intentar seguir unos protocolos seguros que nadie fiscaliza realmente.
Incidente en Talabre
Las protestas obviamente continuaron. Incluyendo una ruidosa caravana de autos y un incidente en Talabre, que para algunos PST se ha convertido en el niño símbolo de las comunidades indígenas obcecadas y que cierran sitios sin tener derecho a hacerlo. Obviamente las organizaciones llamadas comunidades indígenas tienen una opinión distinta, partiendo de una rara interpretación de la ley indígena y del convenio 169 y aparentemente convencidas que las huecas promesas del Estado sobre la propiedad de “sus” territorios valen algo.
Toda la discusión dimes y diretes, terminó el viernes 12, cuando la organización llamada Comunidad Indígena de Talabre emitió un comunicado en que ponen reglas de visita y obviamente van a cobrar por el paso.
Y ahora, ¿dialogo?, ¿conversación? Primero, el tributo. Sobre todo pagar el tributo. Después de todo, desde al menos un año antes de la pandemia, en Talabre cobraban diez mil por ir hacia las cumbres, y nadie reclamaba. Total, costeaba el turista. Y todos sabemos que “para un turista diez lucas no es nada”
En todo caso, hay quien teme que estos conatos de peleas entre el mundo indígena y los afuerinos escalen hasta un conflicto mayor. Amenazas veladas y no tan veladas han circulado.
¿El mayor beneficiado de este estado de cosas? No la minería, como algunos piensan. Más bien el inepto gobierno que no tiene que preocuparse de dar soluciones reales a nada, mientras los actores sociales se agarran entre ellos.
Recordemos que desde el gobierno NO hay capacidad técnica: es decir son malos profesionales, que no durarían mucho en el mundo privado sin los pitutos que agarran cuando circulan por sus pegas fiscales. NO hay capacidad política: es decir no les importa lo que nos pase. Hablamos de verdadera política, no de la rancia caza de votos.
El caso más evidente de esta mezcla de ineptitud y desinterés es el asunto del agua potable de San Pedro. Pero ese tema merece un tratamiento en si mismo.
Aspirinas y dominales
Nosotros somos de vieja escuela, así que más que de aspirinas, hablamos de dominales, unos remedios antiguos que tampoco servían de mucho. Pero eran tiempos en que el efecto placebo era más radical, porque éramos más ingenuos.
Hoy creemos menos. Pero algo se debe haber conmovido el gobierno con las protestas y la situación de conflicto de conflicto que se está incubando, porque llegaron algunas “autoridades”*** a distribuir soluciones simbólicas, ayudas menores, mesas de trabajo, etc. Lo de siempre.
No dejamos de notar que no se reunieron con ninguno de los gremios más importantes a menos que haya sido a puerta cerrada…
Todos saben que ninguno de estos discursos de las “autoridades” soluciona realmente nada. Párrafos atrás, vimos el porqué.
Trauma
Quizás una de las razones de que este descenso se sintió más traumático, es que esta comuna nunca había sufrido una restricción de verdad. Cuando “entramos” a fase tres fue un acomodo al sistema de clasificación del Estado.
Nunca hubo cuarentena en San Pedro. Restricciones para circular, si. Pero nunca completamente en serio, no nos vamos a sacar la suerte entre gitanos.
Recordemos que muchos de los que hoy protestan, allá por abril del 2020 también se manifestaron en el camino a Calama, pero para que se cerrara la comuna, alegando que un Estado desaprensivo no nos protegía lo suficiente. Claro, nadie esperaba que esto durara un año.
También aprendimos, duramente, que el Estado no está dispuesto a ayudar en nada. Su única capacidad es represiva, nunca constructiva.
Esta medida, además de la afectación real e inmediata, nos pone en situación de temer que podamos descender más. ¿Porqué no cuarentena total, si los contagios no disminuyen?
Posibilidad no tan descabellada para nosotros, que escuchamos a muchos atacameños diciendo que el carnaval va a ir igual. Si o si, vamos a carnavalear. Si o si nos vamos a juntar y si nos contagiamos, no estamos ni ahí.
La crisis ya eterna de San Pedro
Una crisis que se ha arrastrado por casi un año ya no parece ser una crisis. ¿Alguien se estará preguntando si estamos en crisis o es que nos resistimos a aceptar que las cosas ya nunca volverán a ser como antes?
Varias son las causas fundamentales de la conflictiva situación actual de San Pedro.
Más allá de la pandemia, la ineptitud del alcalde que administra esta comuna. Una ineptitud limítrofe con... Bueno, limítrofe. Solo un ejemplo: Es un secreto a voces que la familia del alcalde no hasta hace mucho estuvo con COVID y que este caballero se dio el gusto de NO hacer una cuarentena completa. Desvergüenza de familia, si consideramos que una de sus parientas de Toconao fue detenida en la calle, transitando cuando sabía que tenía un diagnóstico positivo. Esa es la calidad del “liderazgo” que padecemos. No es raro que no tengamos respuestas ni conducción. ¿Lo peor? El alcalde cree que nadie se enteró. Como ha creído que nadie se ha enterado de muchas otras cosas de él y de su gestión. Pero ya veremos como alguno de sus rivales en la reelección se las sacan.
Sin conducción, tenemos el mismo viejo y desgastado “dejar hacer” y “sálvese quien pueda” anterior a la pandemia. Ha pasado un año y como comunidad no hemos aprendido nada. Porque si hemos aprendido algo, no se nota.
¿No hay sitios de visitación, debido a la “ obcecación de los indígenas” ****? Entonces los inventamos. Para el turista sediento de espacio que cae por acá, una piedra y un cactus es tan bueno como otro cualquiera, sobre todo si no tiene términos de referencia ¿Quién podría reprocharles esto a quienes tienen necesidad de generar dinero?
La necesidad aguza el ingenio y hemos visto desplegarse con brillo ese ingenio en estos últimos tiempos en San Pedro.
El sufrimiento de la gente dedicada al turismo, es un hecho objetivo. Cual más cual menos, han padecido una paralización abrupta y violenta, de la que se han ido recuperando en los últimos tres meses, recurriendo, lamentablemente a las mismas tácticas y usos antiguos. (Hay excepciones)
Como ya mencionamos en una editorial, en el camino se ha ido arreglando la carga. Inútil pedir una visión real a mediano plazo, no digamos ya a largo plazo. Que tampoco debiera ser tarea de los PST, sino de los que gustan de llamarse a si mismos “autoridades”.
Ya lo hemos dicho varias veces. Hemos descubierto que el Estado no tiene ninguna capacidad creativa ni operativa en esta situación. No se han puesto con dinero, planes ni nada. Todo ha sido créditos (que ahora hay que empezar a devolver) y el “permiso” para que usemos nuestros propios recursos para ir comiendo.
¿Quien se cuida?
Escribimos esto, en Solor, mientras escuchamos a lo lejos un tambor que llama al carnaval. Un tambor que en estas circunstancias, suena casi apocalíptico. Evidencia sonora y prístina de nuestra profunda estupidez.
Y como sabemos, la estupidez es más peligrosa incluso que la maldad.
No es de extrañar en ese paisaje que todo sea tan frágil y se derrumbe a la primera. Es como achicar agua de mar, o como en el mito de Sísifo, subir la roca toda la colina para verla volver a caer cuando casi llegas a la cima.
Esta claro además que se pretende, políticamente, cargarle al mano en la responsabilidad de la expansión de la pandemia de las últimas semanas al turismo. Aun cuando la mayor parte de los casos están radicados en otros ámbitos.
De hecho hay que reconocer, como lo experimentamos en carne propia, que muchos de los PST están implementando y ejecutando mejores protocolos que los que mantienen en el CESFAM, por ejemplo.
De todos modos, uno no puede sentir una sensación rara (¿temor, expectativa, esperanza?) paseando por San Pedro un viernes por la tarde. No está lleno, como antes, pero circula mucha gente, hay una feria de artesanía local abierta… hay colas en el Valimport, en la botillería, en la carnicería…
No sabemos si para los PST realmente esto va a servirles. Como nos comentaba una amiga artesana, en una feria como la que hay esta tarde, ella vendía en tres días casi para cubrir su mes. Hoy cubre una semana, si acaso…
Sabemos que los brotes últimos están centrados en fiestas clandestinas, en celebraciones de trillas que terminan en abundantes libaciones, y en la movilidad de la minería. Aunque hay que reconocer también, como en el caso del turismo, que las empresas mineras han implementado medidas muy drásticas en sus faenas. Aunque solo sea por su propia mercenaria y egoísta necesidad de supervivencia y productividad.
Lamentablemente, todo parece indicar que la mayor causa de este rebrote es el viejo enemigo de la humanidad y la civilización: Nuestra propia estupidez.
Y es una estupidez inmanejable, no nos vamos a hacer ilusiones. Sin ir más lejos, mientras San Pedro iniciaba su fase 2, en la madrugada del domingo 7, cerca de nuestra casa se desplegaba una ruidosa fiesta, la que fue denunciada por muchos vecinos. Resultado: cero. 1+3+3 la mayor parte de las veces suma cero. Quizás hay que decirles a los carabineros que hay un malabarista con machetes de utilería para que se atrevan a venir.
Los señores carabineros no están para fiscalizar estas cosas. Nunca ha sido su verdadera función ¿Por qué iba a cambiar ahora? Así que podemos poner muchos límites, ordenanzas y leyes, pero si no hay capacidad de fiscalizar, nos sale peor el negocio. La impunidad y la impotencia nos dejan más deprimidos todavía.
Tenemos la suma perfecta: Estupidez, delincuencia, incapacidad de fiscalización real, autoridades corruptas, ineptas, desinteresadas y torpes…
Y mientras termino de escribir esto, se escucha a lo lejos, el bombo del carnaval. No digamos pues que esto es lo peor…
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NOTAS
* Lear, rey y Mendigo. Traducción de Nicanor Parra del King Lear de William Shakespeare
** Conversando con el dueño de un restaurante donde almorzamos, nos indicó que el no iba a las protestas porque eran inútiles, y al fin lo que hay que hacer es trabajar no más. NO es el unico que piensa así, nos consta.
*** Hablamos de autoridades refiriéndonos a personas que tienen un cargo en el aparato del Estado. Las comillas se deben a que no les podríamos atribuir una real autoridad, vista la forma en que se desempeñan. No confundir “autoridad” con “poder”.
**** Palabras de un PST que NO es quien ustedes creen