Este tiempo, según el jefe de proyecto, Benjamín García, será de 14 de meses, empezando a contar desde el 9 de junio. Esto considera 12 meses de ejecución y dos meses para el cierre administrativo de la obra.
La trabajo de restauración está a cargo de la Fundación Altiplano MSV (Monseñor Salas Valdés), una organización con experiencia en varias restauraciones en iglesias de la región de Arica y Parinacota, de la que puedes saber más en su sitio web: www.fundacionaltiplano.cl y considera una inversión cercana a los 550 millones de pesos.
La fundación además ha dispuesto un sitio web para informar más específicamente sobre la obra: www.restaurasanpedro.cl
Según Benjamín García y la arquitecta asesora, Beatriz Yuste, con quienes tuvimos oportunidad de conversar, la intención de la fundación es hacer este trabajo de cara a la comunidad. De hecho tuvimos la oportunidad de recorrer la obra acompañados por ellos, además del encargado de comunicaciones Fernando Rivera y luego solos. (Pueden ver más imágenes aquí »»)
Según nos explicaron, la cantidad de personas que trabajan en la obra son 17 en obra más cuatro ayudantes de bienes culturales, todos locales, y la modalidad de trabajo es lo que ellos llaman “escuela-taller”, que considera empleo más capacitación, con dos maestros monitores (de carpintería y adobes) y la encargada de bienes culturales.
La obra cuenta con un taller de bienes culturales, donde se está trabajando en la restauración de piezas y en el estudio de muestras de los muros, para un laboratorio de materiales en que se pueda establecer cuantas capas de barro se han ido poniendo, con el objeto de llevar a cabo una restauración más precisa.
Al momento de nuestra primera visita, el 13 de junio, aun no se precedía a levantar los pisos de madera, lo que según García era para un estado más avanzado de la obra. Se estaba tomando muestras y como nos mostró Beatriz Yuste, se estaba descubriendo, bajo la capa de pintura blanca y azul con que en algún momento se cubrió el interior, decorados con imágenes vegetales, probablemente hojas de algarrobo. Incluso más antiguo, se puede apreciar una capa de pan de oro, a la cual es más difícil llegar.
Luego de la restauración de paredes, se sacaría y repondría el piso de madera, reemplazando las maderas más dañadas. También se repondría completamente la torta de barro del techo y se volverá a revocar y pintar de blanco el exterior.
La principal preocupación es reparar los daños estructurarles de la iglesia, y ya se han encontrado grietas que atraviesan todo el muro.
También se aprovechará de encontrar respuestas a algunos enigmas, como la mole de uso indeterminado que se encuentra al costado poniente de la iglesia, que podría ser una tumba, o un depósito y sobre la que sólo se puede, por ahora, conjeturar.
En nuestro recorrido nos encontramos con una cantidad de adobes que habían sido enviados a fabricar a un productor local, pero que no alcanzaban los estándares correctos. Ante nuestras consultas, garcía nos explico que de hecho habían parado la fabricación de adobes hasta que el clima fuera más propicio, recogiendo la experiencia local, que indica que no se fabrican adobes entre marzo y agosto. Junto a los adobes, una cantidad de piedras recortadas, que no pertenecían a la iglesia y que nadie sabía de donde venían, aunque se conjeturaba que eran restos de la plaza, nos habla también del uso como bodega informal del patio de la iglesia. Todo eso debe ser despejado durante los trabajos.
También tuvimos la oportunidad de conversar con algunos trabajadores, que se quejaron de lo bajo de los sueldos, y de que sus implementos de seguridad no eran muy adecuados. Hasta donde sabemos, y lo reconoció Isabel Yuste, ha habido alguna rotación de trabajadores en el primer mes de trabajo, aunque ella lo atribuyó al normal acomodo de comienzo de faenas y a que este es efectivamente un mes de prueba.
El tema de los bajos sueldos, menos de 300.000 líquidos, efectivamente podría ser un problema, considerando las expectativas y el nivel de sueldos en la comuna. Pero un problema relativo, ya que no debiera retrasar ni dificultar demasiado el desarrollo en el tiempo de las obras.
Porque lo ideal sería que este trabajo esté terminado efectivamente para antes del 29 de junio del 2015, para que no sean dos los años en que no se cuente con el templo para la realización correcta de la fiesta de San Pedro.
El conflicto
Por supuesto, tratándose de la iglesia de San Pedro y de su significado para la comunidad, no podía faltar un conflicto al comenzar las obras en la fecha en que lo hicieron, sin considerar el uso del templo que la comunidad hace para la principal fiesta patronal de la comuna.
El día 6 de junio, se realizó en la casa parroquial una reunión, solicitada por algunos de las agrupaciones de bailes religiosos de San Pedro, con el comité parroquial y el sacerdote, más representantes de la Fundación altiplano, para discutir la posibilidad de usar el templo el día 28 (en las vísperas) y el 29 de junio, como la tradición manda.
Allí, ante el reclamo de algunos bailes, se acordó gestionar con el municipio, que si bien no es el mandante en esta obra, ni la unidad técnica, si es la entidad que otorga los permisos de ejecución y quien podría, al menos teóricamente, permitir el uso del templo, interrumpiendo los trabajos.
Estas gestiones, sin embargo, fueron infructuosas y al cierre de esta edición ya estaba definitivamente determinado, al menos por el municipio, que no se puede usar el templo en la fiesta.
El principal reclamo de los grupos de baile es básicamente que nadie se preocupó de avisarles con tiempo de la circunstancia del cierre de la iglesia, pasándolos a llevar, considerando que ellos preparan la fiesta con mucho tiempo de anticipación.
Sobre eso, la gente de la Fundación responsabiliza principalmente al comité parroquial, quienes debían encargarse de esa coordinación, aunque también reconocen cierta falta de conocimiento de la realidad local, muy distinta de la que habían conocido hasta ahora en sus trabajos de restauración en localidades del altiplano de Arica y Parinacota. Es que San Pedro de Atacama tiene complejidades sociales que no tienen los pequeños poblados de esa zona. Complejidades que ellos no habían tomado en cuenta.
Por otra parte, la versión de la municipalidad, a través de Sandra Berna, es que ellos hicieron al consulta a la Fundación y estos le manifestaron que, atendiendo a lo avanzado de las obras, no podían garantizar la seguridad de la gente que asistiría, y que si la municipalidad se hacía responsable, firmando los respectivos documentos, se podía usar el templo. Naturalmente, nos explicó la alcaldesa, el municipio no podía asumir esa responsabilidad y además eso podría dar pie para que la Fundación tuviera pretextos para justificar algún futuro atraso en las obras.
En el mismo tenor, el Director de Obras, Daniel Rodríguez, ya nos había manifestado que no se podía usar la iglesia, ya que legalmente ya se había entregado para el contrato y “legalmente no se podía entregar para los bailes”